El pensamiento predominante sobre lo que hace que los líderes sean realmente buenos proviene del manual de estrategias de liderazgo de servicio: cuida bien a tus empleados y tu cultura laboral, y la empresa se cuidará sola.
Los organigramas de arriba a abajo están cambiando de abajo hacia arriba, donde los principales líderes ahora atienden las necesidades de aquellos que están más cerca de atender a sus clientes.
Según una investigación de Gallup, las empresas centradas en los empleados, con el mayor compromiso de estos, tienen el mejor desempeño financiero, incluso en tiempos económicos difíciles.
Si bien aún prevalecen los estilos de gestión de arriba hacia abajo, los líderes de abajo hacia arriba son conocidos por tres cosas:
Están abiertos a recibir comentarios
Una de las pruebas más difíciles para el líder de arriba hacia abajo es estar abierto a la retroalimentación porque esto requiere humildad e inteligencia emocional.
Los buenos líderes plantean a sus compañeros y colaboradores la pregunta difícil: «¿Cómo soy como líder?» Y luego escuchan; están interesados en recibir comentarios honestos para que puedan crecer más como líderes.
Para un buen líder, la clave es actuar en función de los comentarios que recibe. Esto muestra a los empleados que se preocupa por lo que tienen que decir; y marca la pauta de que si acuden a él con problemas, preguntas o inquietudes, serán escuchados, tomados en serio y tratados de manera adecuada.
Juegan para ganar como equipo
Un buen líder se esfuerza por tener un impacto, buscar resultados y lograr victorias aparentemente imposibles. Pero si lo hace con una mentalidad de «ganar a toda costa» a expensas de su gente, es posible que ya haya perdido el respeto, creado silos y enajenado a empleados valiosos. La mejor opción es hacer una lluvia de ideas de soluciones que agreguen valor y beneficien a todo el equipo, no solo a aquellas que se apoyan en su propio ego para llegar a la cima.
Escuchan a los demás
Los líderes de arriba hacia abajo también tienen dificultades para separarse de sus propias voces internas para considerar otras voces, porque creen que siempre tienen la razón. Sin embargo, los líderes eficaces están presentes y en el momento. Escuchan atentamente las ideas de la gente y también las objeciones, porque pueden encontrar soluciones en cada una. Cuando las personas se sienten escuchadas, se sienten conectadas y apoyadas y es más probable que estén comprometidas con el éxito organizacional.
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