Solicitar y aceptar comentarios con amabilidad son habilidades que distinguen a las personas exitosas y efectivas. Sin embargo, hay muchas personas que no han tenido el beneficio de aprender estas habilidades. Es probable que algunos de tus empleados se encuentren entre ellas.
Dado que el acto de abrirse a las opiniones de los demás puede ser un desafío, la forma para abordar tal conversación debería ser simple, tan directa como el ABC. Anima a los empleados a concentrarse en solo tres cosas: habilidades, puntos ciegos y condiciones.
A continuación, te brindamos algunas preguntas para ayudar a tus empleados a comenzar con estas importantes, pero a veces desafiantes, conversaciones de retroalimentación.
Habilidades
- ¿Cuáles son mis mayores fortalezas?
- ¿Cuáles de mis habilidades son más valiosas?
- ¿Para qué se puede contar siempre conmigo?
- ¿Qué valor aporto?
Puntos ciegos
- ¿Qué comportamientos tengo que podrían interponerse en mi camino?
- ¿Cómo he quedado con respecto a las expectativas?
- ¿Cómo podrían actuar mis fortalezas en mi contra?
- ¿Qué cambio podría hacer que tuviera el mayor efecto positivo en mi éxito?
Condiciones
- ¿En qué entornos o bajo qué circunstancias hago las mayores contribuciones?
- ¿En qué condiciones suelo luchar?
- ¿Tiendo a desempeñarme mejor cuando trabajo con otros o cuando lo hago solo?
- ¿Qué factores me provocan estrés u otras reacciones negativas?
Estas preguntas específicas y concretas exigen respuestas específicas y concretas. Generan información considerablemente más procesable que la pregunta predeterminada de retroalimentación perezosa «¿Cómo estoy?», que generalmente genera un tibio pulgar hacia arriba.
Por lo tanto, trabaja con los empleados para seleccionar una pregunta o dos de cada categoría para usarlas como punto de partida para las conversaciones de retroalimentación. Luego, prepárate para informar sobre estas conversaciones. Al principio, las personas pueden necesitar ayuda para superar la respuesta humana natural para centrarse en los datos que validan su visión del mundo existente. Es posible que necesiten ayuda para evaluar múltiples perspectivas para reconocer e identificar hilos y temas comunes. También es posible que necesiten ayuda para entender información aparentemente contradictoria. Invertir tiempo en las personas para procesar la retroalimentación envía un mensaje contundente a los empleados y te brinda información adicional para respaldar el crecimiento de esa persona.
Como puedes imaginar, las conversaciones de retroalimentación en vivo y cara a cara son ideales. Pero, dada la fuerza de trabajo distribuida de hoy en día, es posible que los empleados deban recurrir a medios virtuales: teléfono o videollamada. Cualquiera que sea la forma que se adopte, este tipo de interacción en tiempo real puede revelar información valiosa al tiempo que fortalece las relaciones.
Una mayor conciencia y relaciones más sólidas apoyan el desarrollo profesional. De esta manera, la retroalimentación realmente ayuda a los empleados a crecer. Como beneficio adicional, desarrollan una habilidad crítica que conduce a un mayor éxito en el trabajo y en la vida.
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