Al trabajar desde casa puede parecer que cada día se repite. Las horas se mezclan y confunden porque no existe un divisor natural que separe el tiempo de trabajo del tiempo personal.
Tal vez te parezca bien; hay muchas personas que prefieren combinar su vida laboral y personal. Hay personas que apagan su ordenador antes de las cinco de la tarde y luego están perfectamente felices de responder correos electrónicos desde su teléfono mientras preparan la cena. Estas personas se conocen como «integradores de la vida laboral y personal». Pero muchas otras personas necesitan sentir que han terminado su jornada laboral antes de poder relajarse. Se conocen como «segmentadores de la vida laboral».
Comprender dónde te encuentras en el espectro o segmento integrador es un gran paso adelante en tu búsqueda del equilibrio entre el trabajo y la vida personal, ya que te ayuda a establecer límites en consecuencia. Cómo saberlo:
Integrador de vida laboral
- Haces una transición fluida del trabajo a la vida personal y viceversa.
- Te vistes como si estuvieras relajándote en casa cuando trabajas desde casa.
- No te importa responder correos electrónicos y chats fuera del horario laboral (dentro de lo razonable, por supuesto).
Segmentador de vida laboral
- Tienes horarios bien definidos cuando estás trabajando; una vez que terminas, terminas.
- Usas ropa adecuada para la oficina (¡al menos de la cintura para arriba!) cuando trabajas desde casa.
- Atiendes necesidades personales, como hacer recados y hacer ejercicio, fuera del horario laboral.
Si te encuentras en el grupo de los segmentadores, un ritual de apagado es la clave para hacer el cambio mental del tiempo de trabajo a tu tiempo personal. Incluso los integradores encuentran útil un ritual, aunque, para ellos, no es algo necesario.
Un ritual te ayuda a lograr el equilibrio entre la vida personal y laboral y, en general, reduce tu carga cognitiva, lo que, a su vez, te ayuda a recargarte. El ritual no tiene por qué ser difícil; puede llevar tan solo tres segundos (la cantidad de tiempo que tardas en cerrar tu ordenador portátil). Pero si te resulta un poco más complicado, a continuación te damos algunas ideas de rituales de cierre.
- Define tu identidad e intención: Por mucho que todos hemos estado adoptando la autenticidad últimamente (por ejemplo, el sonido de los niños corriendo filtrándose en las reuniones de Zoom) revelando más de nuestro yo completo, todavía desempeñamos diferentes roles cuando estamos trabajando y cuando estamos solos. Cuando terminas el trabajo, ¿te conviertes en el padre del año? ¿en atleta semiprofesional? ¿o en la pareja perfecta? Cierra tu ordenador portátil y termina estas dos frases: “Ahora que mi jornada laboral ha terminado, estoy libre para ser el mejor… que puedo ser. Y quiero hacer…». Identidad e intención establecidas.
- Pasea a tu perro (o a ti mismo): Este es un ritual de cierre popular, especialmente cuando el clima es cálido. Podría ser un paseo de cinco minutos alrededor de la manzana o un paseo de media hora al parque para perros. De cualquier manera, obtendrás el beneficio del aire fresco en tus pulmones y la luz solar en tu piel para esa importante producción de vitamina D, que ayuda a regular tu estado de ánimo y evita la depresión.
- Ejercicio físico: Hay personas que se animan a hacer ejercicio después de completar la mini maratón que es la jornada laboral moderna. Si ese eres tú, entonces bien por ti. La subida de endorfinas que surge después de un entrenamiento ayuda a eliminar el estrés del día.
- Cambia tu entorno… y tu ropa: Atenúa la iluminación de tu hogar y pon una playlist diferente. ¿Y esa ropa que estás usando? Deshazte de ella y ponte unos pantalones cómodos y una sudadera con capucha.
- Desconecta: Apaga tu ordenador. Silencia las notificaciones en todas las aplicaciones de trabajo de tu teléfono. Mientras lo haces, considera si necesitas esas aplicaciones en tu teléfono. Un paso importante para hacer frente a la cultura de “siempre activo” es prepararte para que no puedas trabajar desde cualquier lugar en cualquier momento.
- Tareas rutinarias: Una vez que hayas apagado tu ordenador, retira las tazas de café de tu escritorio y realiza una pequeña tarea de rutina. Por ejemplo, coge el correo de tu buzón, da de comer al perro, riega las plantas o saca y dobla la ropa de la secadora.
- Diviértete con los niños: Para los niños más pequeños en particular, el final de la jornada laboral de mamá y papá es un gran momento porque (¡finalmente!) tienen todo el tiempo para ellos. Disfrutar un rato con tus hijos tras la jornada laborar puede ser una estupenda manera de desconectar y relajarte.
- Haz la cena: Una de las mejores cosas de no tener que viajar diariamente es que tienes más tiempo para cocinar. Además, la dependencia habitual de los alimentos precocinados que contienen grasas, conservantes y demasiada sal es una mala opción tanto para tu economía como para tu salud. Muchas personas sienten que realmente han dejado el trabajo una vez que están en la cocina cortando verduras o en el jardín encendiendo la parrilla. Esa es una gran victoria para tu cuerpo, tu presupuesto y tu equilibrio entre el trabajo y la vida.
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