Las nuevas metodologías persiguen un enfoque de entrega de valor, centrado además en el cliente, recibiendo constantemente su feedback e incorporándolo al producto

La agilidad empresarial como la clave para la transformación digital

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Actualizado 13 | 07 | 2020 07:00

Agilidad empresarial

El Covid-19 ha provocado un nuevo entorno económico y social, donde las empresas deben reinventarse a través de la implementación de tecnologías digitales para actualizar y mejorar sus procesos y su desempeño.

Para poder responder a todos estos cambios y para que las empresas puedan adaptarse a una nueva era de alta incertidumbre necesitan evolucionar hacia un entorno agile. Según destaca Vector ITC la Agilidad Empresarial será fundamental para la transformación digital de las compañías, con el objetivo de mejorar su propuesta de valor actual y adaptarse más rápido a los cambios del entorno y al consumidor pospandemia.

Como paso inicial para evolucionar la agilidad, las empresas deben adoptar primero una mentalidad “Agile. Gracias a este enfoque, las áreas de negocio y desarrollo trabajan de forma conjunta, reduciendo la brecha que solía haber y que repercutía en el producto o solución. Según Statista, el 91% de las empresas de software en el mundo han adoptado ya este tipo de mentalidad, debido a los beneficios que reporta en términos de velocidad de ejecución, productividad y rentabilidad.

Por su parte, la Agilidad Empresarial se define como la habilidad de una organización para reaccionar y responder, de una manera innovadora y creativa ante los cambios, con el fin de generar beneficios mediante la rápida adaptación de su sistema al entorno. Para que una empresa implemente e incremente su agilidad empresarial, es necesario analizarla a través de tres dimensiones: Strategic Agility, Tactical Agility y Cultural Agility.

  • Strategic Agility: esta dimensión está enfocada en qué es lo que la empresa debe hacer para responder al mercado con el producto correcto y de una forma rápida, buscando el balance perfecto entre la estrategia y la ejecución. Uno de los puntos fundamentales que la compañía debe tener en cuenta es entender al cliente a través de diferentes técnicas (Design Thinking, Empathy Maps, elaboración de Customer Journeys personalizados, etc.).
  • Tactical Agility: se centra en cómo la empresa se relaciona, interacciona y genera valor a través de la implementación de las iniciativas en la estrategia corporativa. La base de esta dimensión radica en la agilidad de equipos multidisciplinares para la creación de un producto o solución, medir cómo responde en el mercado y tener en cuenta la escala del proyecto con el objetivo de garantizar una entrega continua de valor con un alto nivel de madurez.
  • Cultural Agility: hace referencia a la interiorización por parte de los miembros de la organización de los valores y principios que marcan la capacidad de adaptación de la empresa al entorno, lo que le permite obtener ventaja competitiva. Sin una cultura corporativa basada en la agilidad, es muy difícil que las otras dos dimensiones generen el valor esperado.

Uno de los principales beneficios asociados a la agilidad empresarial es que permite trabajar en ciclos cortos e incrementales, mejorando los tiempos de aprendizaje, lo que permite una entrega con mayor valor y con el objetivo de comprobar si el producto o solución implementado responde realmente a las demandas de los clientes.

“En el dinámico mundo de los negocios, lo único constante es el cambio. La innovación ha dejado de ser un acto particular, una línea estratégica concreta, para convertirse en el fundamento mismo de la actividad empresarial. En este sentido, las jerarquías clásicas son un obstáculo para la adopción de la agilidad empresarial como metodología del futuro, que trasciende el sector tecnológico. De esta forma, los equipos altamente efectivos no surgen de forma espontánea, sino que se construyen”, señala David Alejano, Head of Digital Culture & Enterprise Agility Enabler en Vector ITC.

De cara al futuro, la cuarta revolución industrial consistirá en comprender el entorno dinámico como fundamento mismo del mercado. Las nuevas metodologías que las empresas persigan deben estar enfocadas en la entrega de valor, centradas en el cliente, siempre teniendo en cuenta constantemente su feedback e incorporándolo al producto o solución.

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