Existe una distinción importante entre ser propietario de un negocio y trabajar por cuenta propia, incluso si tienes personal en nómina. La diferencia se reduce principalmente a la capacidad y voluntad de un emprendedor para delegar la propiedad de las tareas de sí mismo a otros, ya sea que esas personas se encuentren dentro de la organización o sean subcontratadas.
Los empresarios con experiencia tienden a ser muy buenos para delegar acciones y actividades importantes a otros. Después de todo, construyeron un equipo sólido para asignar tareas a las personas que contrataron para ese mismo propósito. Reconocen que ellos solos no pueden (y no deben) hacerlo todo y que cualquier intento de mantener las riendas con fuerza suele producirse a expensas de la productividad, el desarrollo del talento y la innovación.
Piénsalo. Si, como emprendedor, estás constantemente haciendo malabarismos con cada tarea de la empresa, ¿cómo te quedan manos para planificar, elaborar estrategias y hacer avanzar tu negocio? La respuesta: no lo haces. Por lo tanto, delegar es un factor clave para el éxito empresarial.
Las personas que se consideran autónomas destinan demasiadas tareas para sí mismas. Esto casi siempre resulta en una larga lista de impactos negativos para el negocio. La falta de delegación por parte de los autónomos suele traducirse en una baja productividad, una incapacidad para escalar el negocio y una profunda falta de crecimiento del talento. Y a partir de ahí las cosas sólo empeoran.
La falta de delegación deja mucho dinero sobre la mesa debido a la pérdida de oportunidades, la alta rotación de empleados y el agotamiento del personal. Cuando llega el momento de que el propietario implemente una estrategia de salida, estos factores negativos hacen que un negocio sea mucho menos atractivo y valioso para los compradores potenciales. Es casi imposible deshacerse, y mucho menos monetizar, un negocio que depende completamente de la persona que lo vende.
¿Por qué no todos los emprendedores delegan?
No delegar, generalmente, se reduce al miedo a dejar ir o a la falta de un modelo de delegación ejecutable, o probablemente a un poco de ambas cosas. Muchos dueños de negocios sienten que dejar de lado ciertos deberes significa abdicar de alguna manera y disminuye su estatura como líder de la organización. Pero esto simplemente no es verdad.
Los emprendedores pueden abordar mejor los objetivos organizacionales de nivel ejecutivo, como la elaboración de presupuestos, las estrategias de crecimiento y el fortalecimiento de las relaciones con las partes interesadas, al delegar responsabilidades de nivel bajo, medio e incluso alto a otros.
Otro aspecto de la delegación que a veces desconcierta a los líderes empresariales es la importancia de asignar resultados en lugar de dictar a los empleados cómo se hace. Algunos líderes quieren que las tareas se realicen exactamente como ellos siempre las han realizado, ignorando por completo la posibilidad de que pueda haber una manera mejor.
Los líderes exitosos brindan a los miembros del equipo la libertad de abordar sus tareas de manera diferente. Si la persona asignada a la tarea logra un resultado exitoso, ¿por qué no permitirle realizarla de una manera que tenga sentido para ella? La clave aquí es que el propietario del negocio implemente un sólido circuito de retroalimentación para garantizar que el miembro del equipo logre los resultados esperados.
Cómo delegar eficazmente
La delegación es esencial para un gran liderazgo y es una habilidad que se puede perfeccionar. Una buena regla general, especialmente si la idea de delegar es abrumadora, es empezar poco a poco. Considera sólo algunas tareas que tiene sentido asignar a otra persona: actividades que tú, como líder de tu organización, simplemente no deberías realizar. Luego, comienza a elaborar estrategias sobre quién sería la persona más adecuada para asumir esas funciones.
A medida que te embarcas en la creación de una estrategia de delegación inteligente, hay factores importantes a considerar que ayudarán a garantizar transiciones fluidas y un éxito general.
- Conoce las fortalezas y talentos de tu equipo. Antes de embarcarte en tu estrategia de delegación, primero evalúa las habilidades de tu equipo. Conocer los talentos y la experiencia individuales es importante para garantizar que las tareas se asignen a la persona adecuada. Además, considera el ancho de banda de tus empleados. Cargar trabajo extra a miembros del equipo que ya están al límite es una receta para el desastre y puede provocar la rotación de empleados. Asegúrate de que los delegados tengan el tiempo y las herramientas que necesitan para tener éxito. Podrías considerar subcontratar si nadie en tu organización puede realizar el trabajo.
- Define expectativas y objetivos. Una delegación exitosa comienza con expectativas claras y específicas y una comprensión compartida de los objetivos de la tarea. Mientras entregas el trabajo a otros, comparte tu perspectiva sobre los resultados deseados, las pautas relevantes y los plazos importantes. Especialmente desde el principio, implementa un fuerte ciclo de retroalimentación y oportunidades para sesiones de preguntas y respuestas. Es importante que los delegados comprendan la importancia de las tareas que realizan.
- Cree en tu gente. La confianza es un componente central de toda estrategia de delegación exitosa. Resiste la tentación de microgestionar; en su lugar, permite a los miembros de tu equipo cierta autonomía sobre cómo eligen realizar el deber. Empoderarlos para que tomen sus propias decisiones dentro del alcance definido de la tarea puede ser un gran motivador. Al dominar el arte de delegar como propietario de un negocio, podrás concentrarte mejor en los objetivos estratégicos, desarrollar las habilidades de tu equipo y mejorar la productividad general. A nivel personal, delegar también te permite crear un mejor equilibrio en tu vida y liberar más tiempo para hacer lo que te gusta.
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