Actualmente, hay varias formas características con las que las empresas procuran innovar y, con ello, mejorar. Estamos hablando del intraemprendimiento, del networking y del coworking, unas herramientas que tienen sus diferencias, pero también puntos en común, y que, en cualquier caso, conviene conocer cómo operan y su utilidad.
El intraemprendimiento se refiere a la innovación interna o dentro de la empresa, es decir, sin recurrir a agentes o servicios externos, sino a trabajadores o grupos de trabajo de empresas que ya están operativas. También conocido como emprendimiento corporativo, supone una actividad dentro de las organizaciones que puede traducirse en la creación, desarrollo y ejecución de nuevas ideas de negocios, proyectos, productos, procesos, mejoras, planes, etc. Por tanto y en definitiva, se trata de una herramienta clave para ganar competitividad, a la vez que ofrece a los empleados la posibilidad de desarrollarse más allá de sus cometidos estrictos, lo que redunda en su satisfacción, creatividad, motivación y promoción, así como también en la fidelización o descenso de la movilidad laboral.
En España no es algo que se conozca ni practique mucho. De hecho, la figura del empleado emprendedor (intrapreneur o intraemprendedor) brilla por su ausencia en nuestro país, cuando debería contar cada vez más en el mundo empresarial, dados sus buenos resultados y el auge que está teniendo en otros países, en lugar de suponer una novedad como hasta ahora.
Por su parte, el networking también es una herramienta de ayuda para mejorar el negocio, en este caso fomentando encuentros y contactos profesionales. Por tanto, y a diferencia del intraemprendimiento, es una actividad más bien enfocada hacia fuera, aunque también se pueda hablar de networking a nivel interno, sobre todo en el caso de grandes corporaciones. En este caso también, el objetivo principal no es ganar en competitividad, sino el de conseguir ayuda, socios, información, servicios o trabajos, en definitiva, sinergias que puedan ayudar a mejorar el modelo de negocio.
Es decir, el networking consiste básicamente en conseguir una red de contactos que permitan mejorar nuestro negocio, bien dándolo a conocer, bien para aprender de otros o bien consiguiendo posibles colaboradores, socios o inversores.
Mientras, el coworking se refiere a un conjunto de personas y/o empresas (pymes, en la mayoría de los casos), que comparten un objetivo, plan o, simplemente, lugar de trabajo o página web, aunque los sectores de actividad sean distintos. En este sentido, se parece al networking en el aprovechamiento de sinergias (intercambiar ideas, proyectos, conocimientos), pero el objetivo principal de estas alianzas suele ser para compartir y disminuir gastos.
A diferencia del intraemprendimiento y como en el networking, dichas sinergias, posibilidades e innovaciones no se buscan dentro sino fuera de la empresa, generalmente como otros emprendedores del mismo sector. De hecho, en España, el coworking se caracteriza por su especialización por áreas de actividad, como por ejemplo el comercio electrónico, siendo una fórmula que ha tenido bastante aceptación, sobre todo si la comparamos con las otras dos (intraemprendimiento y networking). Un buen ejemplo de ello son los llamados espacios compartidos, oficinas o edificios de usos múltiples, donde los gastos de luz, telefonía, internet, infraestructuras, espacio y demás instalaciones se reparten entre los usuarios, siendo así más asequibles o sin tener que asumir todas esas partidas en solitario.