La lluvia de ideas o brainstorming es simple. Se te ocurren muchas ideas, usas criterios significativos para priorizar unas de otras y luego seleccionas la mejor. Pero hay un problema: la lluvia de ideas es solo un proceso.
El hecho de que hagas un brainstorming no significa que vayas a obtener buenas ideas que elevarán tu estrategia comercial, de marketing o publicitaria. A menos que le des a tu equipo un enfoque tangible y datos relevantes para comprender claramente el problema que estás tratando de resolver, las ideas fracasarán.
Ahí es donde entra en juego la tormenta de dolor o painstorming.
Qué es el painstorming
El painstorming es el proceso de descubrir puntos débiles para crear ideas mejores y más grandes. A diferencia de muchas lluvias de ideas que se realizan para idear soluciones, el painstorming revela los impulsores fundamentales de las nuevas oportunidades: los puntos débiles de los clientes.
Si no conoces los puntos débiles de tus clientes, tus ideas no alcanzarán el objetivo. Si tus productos y servicios abordan verdaderos puntos débiles, a la gente le encantarán.
El enfoque consta de cuatro pasos sencillos. Sigue cada paso en secuencia y responde las siguientes preguntas, tomando notas a lo largo del proceso:
- P – Persona: ¿Cuál es la “personalidad” del cliente para la que estás innovando? ¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus características, problemas y desafíos?
- A – Actividades: ¿Qué actividades llevan a cabo y por qué? ¿Dónde pasan su tiempo?
- I – Insights (Perspectivas): ¿Cuáles son las cosas con las que más luchan? ¿Qué les irrita o les gusta?
- N – Necesidades: ¿Cuáles son sus necesidades prioritarias? ¿Cuáles son las necesidades que, de ser atendidas a través de nuevos productos o servicios, los harían realmente felices?
Después de completar los cuatro pasos, estarás preparado para generar ideas. Asegúrate de que tus ideas se centren en la persona, las actividades, los conocimientos y las necesidades del painstorming para que no solo sean relevantes, sino que se centren en los puntos débiles más críticos que experimentan los clientes.
El objetivo es hacer que la gente piense en a quién estás sirviendo, cuáles son sus necesidades y cómo puedes solucionar su «dolor» a través de una innovación significativa. El painstorming puede que no sea tan fácil como lanzar ideas, pero vale la pena.
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