En España se dan cada día numerosos casos de estafas por créditos fraudulentos -con los que se busca robar la identidad del usuario- es cada día más alto y aunque la mayoría tiende a pensar que nunca se verían envueltas en esa situación; lo cierto es que los estafadores son auténticos profesionales en técnicas de ingeniería social.
Cualquiera -especialmente en situaciones de vulnerabilidad como la necesidad de dinero o trabajo- es susceptible de caer en la trampa. De hecho, de acuerdo con la Oficina Europea de Estadística, España es el país europeo con más víctimas por fraude de identidad en la red.
“El objetivo de estos delincuentes es, o bien sacarnos dinero, o bien robarnos el acceso a una cuenta que será utilizada para actividades ilegales. Una vez que se apoderan de la cuenta, nos convertimos en víctimas de un robo de identidad y titular de una cuenta mula, que es como se conoce a este tipo de fraude”, afirma Oliver Sachgau, experto en finanzas personales e inversión en Vivid. “Los bancos supervisamos las transacciones para tratar de detectar estos casos, pero por muchas medidas de verificación y autenticación que se adopten, si no se mantiene el acceso a una cuenta y los datos personales a salvo de terceros, se puede estar colaborando involuntariamente con los estafadores”.
5 señales más relevantes para reconocer un préstamo fraudulento
1. Demasiado bueno para ser verdad
Una oferta de préstamo por una gran cantidad de dinero a tipos de interés muy bajos, cuando otras entidades han rechazado una solicitud, debería hacernos sospechar.
“Hay entidades que ofrecen préstamos a personas en condiciones desfavorables o que no tienen acceso a estos productos en los bancos tradicionales (porque, por ejemplo, están en listas de morosos), pero en general, si las condiciones son demasiado ventajosas, es probable que no sea de fiar”, afirma Oliver Sachgau.
2. Comunicación informal
La plataforma en la que se encuentra el crédito da muchas pistas sobre la legitimidad de la oferta. Si se encuentra en una página web que no contiene avisos legales ni la información europea normalizada del crédito, posiblemente se trate de una estafa. Es importante buscar siempre el candado en el navegador, o https:/ en la dirección web, lo cual indica que la conexión es segura.
Las redes sociales y los foros de internet no son utilizados por instituciones reconocidas para negociar con sus clientes. Del mismo modo, que tampoco lo es WhatsApp, por lo que, si el contacto se realiza a través de alguna de estas vías, existen grandes razones para creer que no es legítimo.
“La utilización de un lenguaje adecuado también es importante. Las faltas de ortografía, los errores gramaticales o las expresiones que un hablante nativo no utilizaría en un contexto serio son habituales en casos en los que los estafadores contactan con la víctima desde otro país y utilizan un traductor para comunicarse”, comenta el experto de Vivid.
3. Entidad extranjera
Los falsos prestamistas suelen presentarse como una entidad con sede en el extranjero, lo que dificulta verificar la autenticidad de la empresa. Además, si se necesitan emprender acciones legales contra los estafadores, resultará mucho más costoso perseguirlos y aplicar las leyes españolas.
“La realidad es que no es habitual que un prestamista que no tiene sede en el país en el que reside la víctima ofrezca un crédito porque, en caso de impago, le resultaría mucho más difícil recuperar el dinero, por lo que evitarían correr ese riesgo”, comenta Sachgau. “Si piden que abramos una nueva cuenta en un banco específico en el extranjero para recibir un préstamo, debemos mantenernos escépticos y contactar primero con el banco”.
4. Pocas preguntas
Ninguna entidad legal prestaría dinero sin comprobar antes que la persona es suficientemente solvente para devolverlo. Normalmente se debe responder a un largo cuestionario en el que preguntan por el trabajo, el tipo de contrato, los ingresos, la familia o los bienes valiosos que se puedan presentar como aval. La cantidad que ofrecen va en función del perfil del cliente y de la finalidad a la que quiere destinar el dinero. Así que, si no se realiza ninguna de estas preguntas, sin duda, es otra señal de alarma.
5. Datos confidenciales
Puede parecer una obviedad, pero la contraseña de acceso a una cuenta bancaria, así como el PIN de la tarjeta y los códigos que se reciben a través de SMS para la autentificación, no deberían compartirse nunca con nadie, exclusivamente con plataformas digitales seguras. Ni siquiera los agentes de atención al cliente en un chat autentificado te pedirán esta información.
“Los estafadores pueden pedir que les enviemos fotografías de nuestro documento de identidad o pasaporte sin respetar las leyes de protección de datos, o incluso de la tarjeta de crédito que da acceso a los fondos de una cuenta personal”, mantiene Oliver Sachgau. “Sin embargo, esta solo debe ser utilizada por el titular y nadie la necesita para transferir un crédito”.
Además, por supuesto, siempre se debe leer atentamente el contrato, el cual debe detallar claramente las condiciones: el importe del préstamo, el tipo de interés, el plazo de amortización, las cuotas mensuales y las comisiones.
En resumen, las claves para evitar ser una víctima más de una de estas estafas residen en la importancia de estar muy alerta a estas señales y mantener siempre la confidencialidad de los datos bancarios.
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