En la actualidad, el mercado laboral nada tiene que ver con lo que era hace tan solo unos años. Hace un par de décadas, lo normal era empezar a trabajar en una empresa y, si todo iba bien, seguir en ella hasta la jubilación. Nada que ver con la tónica actual.
Ahora un joven dura en un puesto de trabajo una media de 2 años y 8 meses, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.
Como es lógico, también ha cambiado sustancialmente el currículum vitae. Antes se hacía a mano y se enviaba en un sobre sellado a la empresa en cuestión. En la actualidad se envía por email y además, contamos con un montón de tutoriales y consejos de cómo debemos cumplimentarlo. Alistair Cox, CEO de Hays puntualizó, en una entrevista reciente, la importancia de añadir palabras clave y habilidades, que serán la moneda del nuevo escenario que estamos viviendo.
El sesgo
Ya es una realidad el hecho de que sean las máquinas quienes reciban nuestros currículum pero, según We Forum, existe un problema: el sesgo. Por ejemplo, por el tipo de algoritmos utilizados, en Estados Unidos los hombres afroamericanos son sistemáticamente discriminados. Otro ejemplo es el de Amazon, que utilizó un algoritmo durante los años 2014 y 2017 para evaluar a los solicitantes de empleo con el que, presuntamente, vetó ciertas palabras, Una de ellas fue “mujeres”.
Ahora, las grandes empresas utilizan herramientas de contratación predictiva para reducir el tiempo y el coste y aumentar así la calidad y la permanencia de cada nuevo empleado. Comprender en qué puntos los algoritmos entran en juego en el proceso de contratación puede ayudar a identificar los orígenes del sesgo.
El proceso de contratación implica muchas decisiones que culminan con la oferta de trabajo. Primero se necesita un grupo de demandantes de empleo, después hay que hacer una selección, que es donde entra el algoritmo y es lo que puede hacer que una solicitud sea rechazada. Los algoritmos se utilizan para limitar la selección de candidatos automáticamente, no de forma afirmativa, sino rechazando a los que no encajan.
Una vez superado el proceso, es posible que, para respaldar la decisión tomada por el responsable de Recursos Humanos, la empresa haga una última entrevista en la que también podría utilizar diferentes algoritmos.
HireVue, por ejemplo, es una empresa estadounidense que evalúa a los candidatos según las palabras clave, las expresiones faciales y los tonos de voz que utilizan en las entrevistas de vídeo. Si se pasa esa entrevista es probable que haya un siguiente nivel en el que se haga otra, pero en esta ocasión cara a cara, donde ya se hará una oferta.
En algunas ocasiones, se busca un candidato que cumpla una serie de requisitos y estos algoritmos sirven para leer unos formatos específicos de currículum. Por ejemplo, las empresas en Japón utilizan una plantilla única llamada Rirekisho.
Pero, realmente, el sesgo siempre ha existido. Dar con el candidato correcto, que se ajuste en habilidades, idiomas o experiencia que determine la empresa, implica rechazar a otros que no cumplan con estos requisitos.
Algunos consejos para elaborar un buen currículum
- Buena foto: a pesar de que hay muchos expertos que dicen “no” a la foto en el currículum, si decides poderla no elijas cualquiera.
- Datos personales: los primeros datos que debes poner en el currículum son tu nombre, apellidos y correo electrónico.
- Blog y redes sociales: es interesante que, junto a tus datos personales, incluyas un enlace directo a tu web o blog, y a tus redes sociales profesionales.
- Título que te defina como profesional: como cabecera o justo debajo de tus datos personales puedes poner un título que te defina como profesional. Utiliza las palabras clave. Por ejemplo, si trabajas en marketing online puedes escribir “community manager, especialista en SEO y marketing de contenidos”.
- Experiencia: es aconsejable que pongas antes la experiencia laboral que la formación. Sobre todo, si ya has trabajado en el sector al que aspiras. Debes escribirla desde lo más reciente hasta lo más antiguo.
- Formación: debes incluir tus últimos estudios y dónde se impartieron. Si son superiores, no hace falta que pongas también los anteriores. En cuanto a la formación complementaria, debes escribir sobre todo la que está relacionada con la oferta de trabajo en cuestión.
- Brevedad y concisión: conviene ser breve y conciso. Escribe frases cortas.
- Lenguaje sencillo: fuera tecnicismos y palabras rebuscadas. Usa un lenguaje sencillo que cualquiera pueda entender.
- Información final: deja para el final los datos extra relacionados con las habilidades, los idiomas y los concimientos tecnológicos.
- Extensión adecuada: lo ideal es que el currículum te ocupe, como máximo, dos páginas.
- Ortografía y gramática: es obvio, pero recuerda que un currículum con faltas de ortografía o de expresión causa una impresión nefasta y dice muy poco de su autor.
- Un currículum diferente para cada oferta de trabajo: es recomendable que tengas versiones diferentes del currículum. En cada una destacarás unas funciones u otras dependiendo de la demanda de la empresa y de los requisitos solicitados.
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