Los objetivos son algo que las personas necesitamos, y son extremadamente importantes en una empresa, ya que preparan el escenario para lo que importa y para obtener el éxito.
Desde los primeros días de gestión del lanzamiento de cualquier iniciativa, es importante establecer objetivos organizacionales para obtener lo que se desea. Establecer metas es natural y fácil de hacer. Sin embargo, establecer metas que sean alcanzables, realistas e inspiradoras es algo más complicado.
A menudo, los equipos establecen objetivos que son alcanzables, pero el nivel de estos es tan bajo que la empresa no logra el destino al que apunta. Por el contrario, si el listón de los objetivos es demasiado alto y el equipo cree que es inalcanzable, no se comprometerá realmente a lograr los objetivos.
A continuación, te proponemos un sencillo proceso de cinco pasos para ayudarte a establecer y alcanzar objetivos:
- Evalúa dónde está el equipo. ¿Es un equipo de alto rendimiento? ¿Cómo de alto? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son sus fortalezas? ¿Y sus debilidades?
- Describe los objetivos que te gustaría lograr. ¿Qué objetivos crees que sería estupendo alcanzar? Descríbelos detalladamente, parte por parte, con fechas de inicio y fechas de término.
- Da un paso atrás. Piensa que los objetivos muy altos pueden intimidar al equipo. Los equipos que aún no tienen un alto rendimiento pensarán que no pueden lograr objetivos agresivos. Cuando los objetivos están fuera del alcance, no obtienen la aceptación o el compromiso que necesitan para ser alcanzados.
- Reevalúa los objetivos. ¿Qué sería aceptable para ti y también tiene sentido para tu equipo? Busca el equilibrio, una meta que de un poco de angustia (agresiva e inspiradora) pero que también sea realista (alcanzable). En lugar de establecer compromisos para el próximo trimestre, establece nueve meses. Con suficiente tiempo, las personas piensan que pueden hacer cualquier cosa. También trata de implementar mecanismos para recompensar a las personas que casi han llegado a la meta.
- Comprueba cómo te va con tus objetivos. No se trata de proponer y olvidarse. Consiste en monitorear, medir y corregir. Cuando pierdas una meta, reconócelo, intenta comprender por qué y comprométete a mejorar.
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