Hay dos tipos de personas en el mundo: las que aman hablar en público y las que tiemblan con solo pensar en ello. La ansiedad y el miedo escénico son fenómenos perfectamente normales que les ocurren a muchas personas. Es importante que comprendas qué es el miedo escénico para poder superarlo por completo.
El miedo escénico o ansiedad escénica es una fobia persistente que se despierta en un individuo cuando se le exige actuar frente a una audiencia.
Entonces, ¿cómo se supera el miedo escénico al hablar en público?
Algunas claves básicas
- Conoce tu discurso y audiencia. Nada detendrá más el miedo escénico que estar preparado. Conoce tu contenido, tu discurso y, lo que es más importante, tu audiencia. Si sabes de lo que estás hablando entonces no tienes por qué estar nervioso. Conocer tu tema te permitirá hablar con mayor naturalidad y, por lo tanto, con más confianza.
- Practica, practica, practica. Saber lo que haces ayuda, pero no necesariamente erradica el problema. Debes practicar todo lo que puedas antes de la actuación o del día D para hablar en público. Conoce realmente tu contenido al dedillo y practica (preferiblemente frente a una audiencia en vivo) tanto como sea posible para desarrollar tu confianza.
- Habla contigo mismo. Debes darte cuenta de que, aunque el miedo escénico está “todo en la mente”, el miedo se manifiesta de manera física. El mejor ataque es cambiar tu charla negativa. Deja de preocuparte por «¿Qué pasa si me quedo en blanco?» Cambia eso por una conversación positiva como: «¿Qué pasa si soy bueno en esto?» Puede parecer simplista o demasiado fácil, pero la afirmación positiva será de gran ayuda para reducir el miedo escénico al hablar en público.
- Piensa en lo peor. Si no puedes calmarte con una conversación positiva, entonces tal vez sea hora de que pienses en el peor de los casos. Una vez que hagas esto, te darás cuenta de que el peor de los casos no es tan malo. Esto podría ayudar a calmar tus nervios.
- Visualiza el resultado. Llámalo como quieras: reflexión, visualización o meditación. Como sea que lo llames, simplemente hazlo. Dedica tiempo a visualizarte dando una presentación perfecta y hablando en público, lleno de humor, calidez, confianza e inteligencia. Cuanto más imagines ser grandioso, más probabilidades tendrás de lograrlo.
- No se trata solo de ti. Aunque puedas sentir que todo el mundo quiere reírse, criticarte o juzgarte, ese no es el caso. Supera la sensación de que el mundo va a depender de cada uno de tus errores. Concéntrate en tu discurso, tu audiencia y lo que se merecen de ti. Esto aliviará la presión que ya se está acumulando.
- Cuando las cosas van mal. Tarde o temprano algo saldrá mal. Es posible que el proyector o micrófono dejen de funcionar. Si ya conoces tu contenido, es probable que esto no te desconcierte tanto. Si, por ejemplo, tu micrófono deja de funcionar, no te estreses y continúa con la voz más alta. Lo más probable es que los técnicos ya estén estresados y trabajando para solucionar el problema, por lo que preocuparte por el mismo problema no ayudará.
- Mantén la calma, no te apresures. No apresures tu presentación. Empieza despacio y tómate tiempo para alcanzar un ritmo cómodo. Necesitas tiempo para acostumbrarte a la audiencia y la audiencia también necesita tiempo para acostumbrarse a ti.
- Concéntrese en superar los primeros 5 minutos. Imagina que toda tu presentación dura sólo cinco minutos. Esto lo hará menos estresante. Concéntrate en pasar los primeros cinco minutos y para entonces ya te habrás calmado y el resto será cuesta abajo.
- Nunca te disculpes por estar nervioso. Las tres cuartas partes del tiempo nadie notará que estás nervioso. ¿Por qué decirlo? Es posible que sientas que tiemblas, pero es posible que tu audiencia no se dé cuenta. No lo menciones. Esto también pondrá nervioso a tu público y estarán demasiado preocupados por tu actuación como para sacar mucho provecho de tu presentación.
- No compartas tus errores. Te has preparado, has practicado y te sientes bien con tu discurso o presentación. De repente, en el escenario te das cuenta de que mezclaste el orden de los temas u olvidaste un punto importante. Pero recuerda, eres el único que lo sabe. Tu audiencia no lo sabe. Por lo tanto, no les hagas conscientes de un error que ni siquiera sabían que existía. Si mencionas el tema, algunas personas podrían comenzar a buscar más agujeros, lo que en última instancia distrae la atención del propósito de tu presentación.
Conexión con tu audiencia: establece de una buena relación
Construir una conexión sólida con tu audiencia es esencial para hablar en público de manera eficaz. A continuación, te presentamos algunas técnicas que te ayudarán a establecer una buena relación e involucrar a tus oyentes:
- Contacto visual. Mantén contacto visual con varios miembros de tu audiencia. Esto transmite confianza y demuestra que les estás hablando directamente.
- Sonrisa. Una sonrisa cálida es atractiva y puede ayudar a que tú y tu audiencia os sintáis cómodos. Señala amabilidad y accesibilidad.
- Utiliza el humor sabiamente. El humor adecuado puede romper el hielo y crear una atmósfera más relajada. Sin embargo, evita los chistes ofensivos o potencialmente alienantes.
- Comparte historias personales. Las anécdotas identificables de tus propias experiencias pueden humanizarte como orador. Ayudan a la audiencia a conectarse contigo a nivel personal.
- Haz preguntas. Fomenta la participación de la audiencia haciendo preguntas o buscando sus opiniones. Esta interacción hace que tu presentación sea más atractiva.
- Empatiza. Muestra comprensión y empatía hacia la perspectiva y las preocupaciones de tu audiencia. Aborda sus necesidades e intereses en tu presentación.
- Utiliza un lenguaje inclusivo. Evita el lenguaje divisivo o excluyente. Haz que todos los miembros de tu audiencia se sientan incluidos y valorados.
- Habla clara y lentamente. Una articulación clara y un ritmo de conversación moderado garantizan que tu mensaje se entienda fácilmente. El discurso apresurado puede crear confusión y desconexión.
- Lenguaje corporal. Mantén una postura abierta, utiliza gestos expresivos y evita cruzar los brazos. Tu lenguaje corporal debe reforzar tu mensaje de manera positiva.
- Se Auténtico. La autenticidad genera confianza. Sé tú mismo, comparte tu pasión y habla desde el corazón. La autenticidad es contagiosa y fomenta la conexión.
- Llega temprano. Obviamente, si llegas tarde, sólo aumentará tu ansiedad. Llega temprano y aclimátate. Incluso puedes visitar el escenario y el auditorio para acostumbrarte al entorno.
- Estira. Si estás nervioso, lo más probable es que tu cuerpo esté rígido y tus músculos tensos. Quince minutos antes de hablar en público y subir al escenario, haz algunos estiramientos. Esto aflojará los músculos tensos y relajará tu cuerpo.
- Respira. El nerviosismo siempre va acompañado de respiraciones rápidas y cortas y, si no se aborda esto, perderás el equilibrio. Minutos antes de subir al escenario, respira lenta y profundamente unas cuantas veces, de modo que cuando llegues al escenario tu respiración esté relajada.
- Verifica todo nuevamente. ¿Tienes una ordenador portátil o notas? Comprueba que todo funciona. Cuando subes al escenario y de repente te das cuenta de que olvidaste tus notas, ya es demasiado tarde. Por supuesto, tus nervios se apoderarán de ti. Conoce tan bien tu discurso o presentación que, si esto sucede, podrás continuar sin problemas.
Maneja desafíos inesperados: adáptate en el escenario
Hablar en público a menudo conlleva desafíos inesperados que pueden poner a prueba tu compostura. A continuación, te indicamos cómo adaptarte y manejar las sorpresas comunes durante tu presentación:
- Fallos técnicos. Prepárate para problemas técnicos teniendo un plan de respaldo. Lleva materiales impresos o diapositivas en una unidad USB. Mantén la calma e informa a la audiencia sobre el problema mientras el soporte técnico trabaja en una solución.
- Interrupciones de la audiencia. Si se producen interrupciones, abórdalas con calma y profesionalidad. Puedes reconocer la interrupción, solicitar cooperación o incluso utilizar el humor para aliviar la tensión.
- Lapsos de memoria. Si olvidas parte de tu discurso, tómate un momento para respirar y recuperar la compostura. Revisa tus notas discretamente y continúa con tu presentación.
- Limitaciones de tiempo. Estate atento al reloj durante tu discurso. Si te estás quedando sin tiempo, prioriza tus puntos clave y concluye de manera sucinta. Practicar tu discurso dentro del tiempo asignado es fundamental.
- Entorno desconocido. Familiarízate con el lugar antes de tu presentación. Llegar temprano te permitirá adaptarte al espacio, probar el equipo y asegurarte de que todo funcione sin problemas.
- Audiencia que no responde. Si tu audiencia parece desconectada, intenta volver a involucrarla con una pregunta retórica, una declaración que invite a la reflexión o una actividad interactiva.
- Malestar físico. Supera las molestias físicas practicando técnicas de relajación, manteniéndote hidratado y usando ropa cómoda. Mantén una buena postura y muévete por el escenario para reducir la tensión.
- Preguntas inesperadas. Durante las sesiones de preguntas y respuestas, prepárate para preguntas inesperadas. Si no sabes la respuesta, está bien admitirlo y ofrecerte a hacer un seguimiento más tarde.
- Pérdida de enfoque. Si pierdes el hilo de tus pensamientos o te distraes, haz una breve pausa. Utiliza frases de transición o elementos visuales para guiarte de nuevo al camino correcto.
- Comentarios y críticas. Acepta la retroalimentación, ya sea positiva o constructiva. Te ayudará a mejorar como orador. Responde profesionalmente a las críticas y agradece a tu audiencia por sus aportes.
Manejar estos desafíos con gracia demuestra tu adaptabilidad y profesionalidad como orador. Al prepararte para lo inesperado, aumentarás tu confianza y mantendrás tu aplomo en el escenario.
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