Son muchas las empresas que contratan a influencers para promocionar sus productos y acercarse a sus potenciales clientes. Esta técnica facilita que las empresas no partan de cero a la hora de crear comunidad y difundir su mensaje, aprovechando al mismo tiempo el prestigio y la imagen que tienen estas estrellas de Internet.
Sin embargo, este mundo no siempre es como parece ya que la competencia por destacar es brutal y algunos influencers recurren a las malas prácticas y al engaño para conseguir engordar sus cuentas de seguidores. Para algunos expertos y analistas, estas celebrities con millones de seguidores han perdido credibilidad y autenticidad, disminuyendo el vínculo con sus seguidores.
Esto lo ha provocado su afán por hacer campañas de forma indiscriminada y las sospechas de que algunos compran seguidores o followers.
Retorno de la inversión incierto
Otro aspecto que deben cuidar las empresas a este respecto son las tarifas a pagar al contratar los servicios de un influencer, ya que pueden ser muy altas y el retorno de la inversión no es seguro. Para poder hacernos una idea, los influencers que dicen tener millones de seguidores pueden llegar a cobrar por una sola publicación en Twitter o Instagram hasta 1.000€. Por lo tanto, no es raro que haya quien piense que este modelo de promoción tienen sus horas contadas.
Tanto es así que algunos expertos ya han comenzado a recomendar a las empresas trabajar con los llamados microinfluencers, que no mueven más de 10.000 seguidores en una red social pero presentan perfiles más especializados y garantizan una mayor cercanía a los usuarios a los que se pretende llegar. Además, son más baratos.
Cómo saber que un influencer no es un bluff
Siempre es conveniente que la empresa que decida utilizar un influencer en su campaña, se asegure de que este no es un bluff y que no vende humo. La asesoría Neeuton, especialista en segmentación de la fanbase y gestión de campañas con embajadores de marca en Instagram, da los siguientes consejos:
Los ratios de engagement deben ser coherentes: Un perfil real tendrá una actividad similar de engagement en cada una de sus publicaciones. Obviamente, el número puede oscilar ligeramente arriba o abajo, pero debe estar en la misma línea. Por eso, si nos encontramos con que en una imagen de Instagram hay 30.000 likes, pero en la siguiente solo 300, conviene dudar de ese perfil. Y lo mismo se puede aplicar al resto de redes sociales.
Atención a la calidad de la interacción: No todos los comentarios son iguales. Los hay de calidad y los hay que no la tienen. Hay que sospechar de las interacciones con emojis únicamente. Pueden que sean compradas sin que lo sepamos. El fundador de Neeuton, Eduard Corral, asegura que existen plataformas en el mercado que permiten el intercambio de likes y que crean falsos comentarios.
Mirar el origen de las interacciones: Es clave detectar de dónde provienen las interacciones. No solamente porque puedan proceder de cuentas de países random o elegidos al azar, sino porque tal vez la comunidad orgánica sea de países que interesen a la marca.
Cuidado con los ratios follower/following: Uno de los factores que inducen a pensar que un perfil está inflado, y que por lo tanto no tiene valor, es que siga a un alto número de cuentas (entre 4.000 y 7.000). En ese caso, hay muchas opciones de que esté siguiendo en masa para lograr a su vez un abultado número de seguidores de vuelta.
Analizar los hashtags: Es básico observar detenidamente los hashtags o etiquetas que utiliza la cuenta en cuestión. Hay que vigilar que las interacciones del influencer no vengan por abusar de hashtags populares, pero que no tienen mucho valor y que solo sirven para el intercambio de likes.