Con las circunstancias y comportamientos actuales del mercado, cada día se estrechan más los vínculos entre las acciones de marketing y las ventas, llegando incluso a suponer lo mismo.
Marketing y ventas son recíprocos, como así se desprende de algunos síntomas e indicadores al respecto:
La labor comercial conlleva el contacto con el mercado
Los agentes comerciales son, la mayoría de las veces, el primer contacto y conocimiento que el posible mercado tiene del producto, servicio, marca, negocio o empresa que representan. Por lo que la conexión e interrelación entre el marketing, la fuerza de ventas y el mercado resultan cada vez más unívocas e interdependientes.
Para vender hace falta el marketing
Una buena acción comercial conlleva conocer y saber de estrategias de marketing, desde promociones, publicidad, fidelización, atención post-venta, etc. Por tanto, además de la labor comercial, hacen falta campañas de comunicación, de publicidad, en redes sociales o demás acciones de marketing.
Una buena fuente de información útil
Asimismo, la labor comercial supone un feedback y fuente de información importante con relación al mercado, para conocer sus preferencias, demandas, tendencias, sugerencias, quejas, etc. Por tanto, se trata de una línea de comunicación o puente importante entre la actividad empresarial, la de marketing y las ventas.
La motivación también cuenta
Todo el mundo sabe que los productos y los servicios no se venden solos, ni tampoco la valía de la empresa o de sus productos. Con suerte, podemos contar con un plan de marketing que venda por sí solo, pero lo habitual es apoyarse en la fuerza de venta o agentes comerciales, quienes, como todo, necesitan su atención y mantenimiento. De ahí que la implicación, la motivación y la formación sean piezas importantes para el buen funcionamiento de esta parte tan importante del negocio, de la imagen de marca y del incremento de las ventas.
Trabajo en equipo
Con estas consideraciones, está claro que tanto entre la parte comercial como la de marketing debe haber máxima compenetración, aplicable también al conjunto de la empresa, para unir potencialidades y, por tanto, aumentar la eficacia y los resultados.