La formación en el entorno laboral se ha convertido en uno de los beneficios más valiosos que las empresas pueden ofrecer a sus empleados. La cifras récord en cuanto a rotación en nuestro país, que, según el Eurostat, es el más afectado en toda Europa en el segundo trimestre de 2024 con un 6% de trabajadores que ha empezado un nuevo empleo y un 5,5% que ha dejado su trabajo, han provocado que cada vez más compañías la incluyan en su estrategia para fidelizar su talento y mitigar esta situación.
De hecho, según el INE, en los últimos dos años, la inversión de las empresas españolas en programas de formación ha aumentado un 16%. Por otra parte, el Foro Económico Mundial advierte de que, antes del 2027, las habilidades principales del 44% de los trabajadores deberán cambiar para adaptarse a las necesidades del mercado y que seis de cada diez empleados necesitarán formación para complementar sus cualidades profesionales.
En nuestro país, las formaciones a empleados han experimentado un notable aumento en los últimos años. Según la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo, en 2022, el número de participantes en formaciones bonificadas en empresas aumentó un 10% con respecto al año anterior. Además, tal y como afirma DBK, el valor de mercado de estas formaciones alcanzó en 2023 la cifra de 2.150 millones de euros, un 7,5% más que en el año 2022.
Sílvia Balcells, directora general de Synergie en España destaca que “la continua formación de los trabajadores se ha convertido en una necesidad para las compañías en todos los sectores. Los empleados deben aprender nuevas habilidades para adaptarse a la demanda del mercado. En Synergie hemos notado un claro incremento en la demanda de formaciones durante los últimos años, lo que se traduce en un descenso en las tasas de absentismo y rotación de las compañías que deciden apostar por el desarrollo de sus equipos.”
Las formaciones más demandadas por las compañías españolas en este 2024
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Neurociencia y bienestar: La salud mental se ha convertido en uno de los aspectos que más valoran los trabajadores en nuestro país. En este contexto, la formación que integra los conocimientos sobre la relación entre el cuerpo y la mente mediante técnicas de meditación, ejercicio físico o la gestión de las emociones resulta una de las más solicitadas por las empresas.
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Gestión del cambio: Nos encontramos en una actualidad laboral en continuo cambio. Esto puede conllevar momentos de estrés para los trabajadores, por lo que resulta fundamental hacerles comprender que el cambio se trata de una oportunidad de crecimiento tanto personal como profesional. Aplicar estrategias para gestionar estos cambios tanto a nivel individual como en equipos es una gran estrategia para mejorar el bienestar en las empresas.
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Aplicación de técnicas de innovación: La innovación puede ser una gran aliada para resolver problemas de manera efectiva. Fomentar el pensamiento lateral y crítico permite desarrollar enfoques innovadores ante los desafíos que puedan surgir en una jornada de trabajo y convertirlos en oportunidades de crecimiento.
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Comunicación y resolución de conflictos: El desarrollo de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional y la comunicación permite a los empleados gestionar las emociones que afloran en situaciones de estrés. Utilizar estas cualidades permite mejorar las relaciones interpersonales y mantener un clima laboral positivo.
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Liderazgo y toma de decisiones: Existen múltiples formas de liderazgo, y cada una de ellas influye de una forma distinta en la cultura organizacional de los equipos. Este tipo de formaciones permite desarrollar a los cargos de responsabilidad habilidades como la comunicación, la empatía, la gestión de conflicto y la capacidad para tomar decisiones bajo presión, que son clave si queremos mantener a los equipos alineados, motivados y comprometidos con su trabajo.
Cabe recordar que, pese al gran aumento en las formaciones para los empleados, en 2023, tan solo el 20% de las empresas de nuestro país se beneficiaron de su crédito disponible para formación, según FUNDAE. El desconocimiento o la complejidad de gestionar estas bonificaciones públicas son las principales causas de este hecho.
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