Involucrarte demasiado en la pequeñas tareas manda, la mayoría de las veces, un mensaje subyacente: que no confías en que otras personas pueden lograr algo, exitosamente, por sí solas. Eso puede cobrar una tarifa muy alta en la autoestima de cualquiera de tus colaboradores.
Otras consecuencias incluyen la inhibición del crecimiento profesional, frenar la productividad, aumentar la ansiedad y hacerle sentir a los empleados que deben esperar a que les digan qué hacer.
Posiblemente te estarás preguntando si tú microgestionas. Te proponemos un test sencillo que puedes hacer para averiguarlo, y que compartimos aquí. Pero antes de que te sumerjas en las preguntas, te mostramos algunos ejemplos comunes de microgestión.
Ejemplos de microgestión y pistas que la delatan
La microgestión puede ser diferente según el trabajo, el tamaño del equipo y, claro está, el gerente. Aquí tienes algunas señales habituales que dicen que tú podrías estar microgestionando a tu equipo.
- Tu equipo no te hace preguntas. Esta es una consecuencia bastante común de la microgestión. Si parece que tus colegas no tienen ninguna pregunta para ti, puede ser porque trabajas tan de cerca con ellos que no les queda absolutamente nada que decirte. No hacer preguntas suena a algo bueno, aunque no sea así necesariamente. Solo porque tu equipo no pregunte no significa que sepa todo. Si tus colaboradores no preguntan nada, tal vez sea porque los llevas demasiado de la mano en sus propias tareas, y eso no conduce a nada positivo a la larga.
- Tus colaboradores no se ofrecen para nuevas tareas. El camino para convertirse en gerente implica tomar la iniciativa y atreverse, cosas que aprendes a hacer al tener que tomar varias decisiones en solitario. Si tus colaboradores no levantan la mano para nuevas tareas, podría ser porque tomas muchas decisiones por ellos, desalentándoles a correr riesgos en ciertas labores por separado.
- Tienes más qué decir sobre un proyecto durante su desarrollo que en su revisión final. Las personas en puestos de gerencia revisan un producto de forma exhaustiva cuando sus equipos terminan de hacerlo. Naturalmente desearás saber si el trabajo de tus empleados cumple con las expectativas de la empresa y las tuyas. Pero si gran parte de tus críticas sucedieron mientras se desarrolló el producto, en lugar de al final (o en puntos de revisión específicos), es posible que hayas supervisado en exceso el proyecto. Por eso no tienes nada que decir cuando termina: el producto se hizo bajo tu estricta guía. Aunque esto suene como algo positivo, puedes evitar que reconozcas el valor de los puntos de vista ajenos y que los empleados resuelvan problemas sin tu ayuda. Es reconfortante ver que el trabajo se hace exactamente como lo deseas; sin embargo, no tener nada que revisar al final excepto algo que fue dictado por ti, llevará a un solo resultado: un producto más débil.
- Te das cuenta de que monitoreas a un colaborador en su escritorio varias veces al día. ¿Con qué frecuencia te das una vuelta por el escritorio de un empleado para “ayudarle” en algo? Una cosa es que te reclamen para atender un problema (si pasa, adelante: es obvio que la gente valora tus opiniones), pero otra cosa es si simplemente los visitas para monitorear su progreso. “Monitorear” es el término importante aquí. Existe una pequeña pero importante diferencia entre “monitorear” y “gestionar”, simple y llanamente, a un colaborador. Tiene que ver con el tipo de preguntas que les haces al visitarles. Mientras que “¿cómo va el proyecto?” es una duda de monitoreo por excelencia, “¿necesitas que te ayude en algo?” es una más constructiva, de gestión, que transmite menos juicios y ayuda a mantener la motivación para que la persona continúe trabajando.
- Tienes la sensación de que nada se hace a tiempo. Mirar una olla al fuego no la hace hervir. Los que implementan la microgestión son especialmente susceptibles a sentir que una tarea lleva demasiado tiempo para cumplirse. Si únicamente ves a tu equipo mientras trabaja, el tiempo pasa muy lentamente. Al mismo tiempo, hay una diferencia entre la microgestión y solo tener un acercamiento proactivo para una meta de equipo. Así que, ¿qué opinas? ¿Microgestionas? Haz este test y suma tus puntos para averiguar si eres un microgestor, parte del equipo o alguien que ha sido o está siendo microgestionado por alguien.
Pregunta 1: Generalmente, las reuniones semanales son…
- a. Tú escuchando mientras tu gerente establece prioridades.
- b. Tú hablándole a un salón silencioso.
- c. Un intercambio de ideas entre tú y tus colegas.
Pregunta 2: Las sesiones de lluvia de ideas son…
- a. Una oportunidad de escuchar nuevas sugerencias para encontrar la mejor solución.
- b. Una manera sencilla para conocer buenas ideas y descartar las malas.
- c. Una pérdida de tiempo, ya que ninguna de las ideas serán tomadas en serio.
Pregunta 3: Cuando alguien nuevo se une al equipo, tú…
- a. Esperas que tu jefe haga las presentaciones.
- b. Ofreces tu ayuda y tal vez le pides su opinión sobre algunos temas.
- c. Diriges su camino por cada tarea hasta que aprende las técnicas.
Pregunta 4: Cuando te piden ayuda, tú…
- a. Les resuelves el problema para que no tengan que preocuparse por trabajo extra.
- b. Los diriges a tu gerente, que sabrá la respuesta exacta.
- c. Les enseñas cómo resolver el problema.
Pregunta 5: Al delegar trabajo, tú…
- a. Piensas: “¿Delegar trabajo? No lo necesito, puedo hacerlo en solitario”.
- b. Asignas la tarea y compartes un resumen de los detalles y las expectativas.
- c. Se lo pasas a tu gerente, que sabrá a quién delegar el trabajo.
Pregunta 6: Cuando se inicia un nuevo proyecto, tú…
- a. Das una vista general, una lista de expectativas y ofreces tu ayuda.
- b. Das una lista detallada de prioridades, expectativas y acciones a llevar a cabo.
- c. Pides una lista detallada de prioridades, expectativas y acciones a llevar a cabo.
Pregunta 7: Al tomar decisiones en un proyecto, tú…
- a. Le preguntas a tu project manager cómo quieren que lo hagas.
- b. Pides opinión a tus colegas.
- c. Haces lo que parece correcto.
Pregunta 8: Cuando descubres que el proyecto de tu compañero está casi listo, tú…
- a. Preguntas si necesita ayuda para terminarlo.
- b. Te aseguras de que tenga la aprobación del gerente antes de continuar.
- c. Revisas cada detalle para asegurarte de que todo está en orden.
Pregunta 9: Al comentar el trabajo de tu compañero de equipo, tú…
- a. Señalas cada error y sugieres mejoras.
- b. Lo llevas con tu gerente para una opinión final.
- c. Pasas a su escritorio para dar algunos puntos de crítica constructiva.
Pregunta 10: Al elegir una película, prefieres aquellas que…
- a. Tienen un final feliz para todos.
- b. Tienen figuras de autoridad prominentes.
- c. Le dan su merecido al malo.
Suma tus puntos:
- a = 1; b = 3; c = 2
- a = 2; b = 3; c = 1
- a = 1; b = 2; c = 3
- a = 3; b = 1; c = 2
- a = 3; b = 2; c = 1
- a = 2; b = 3; c = 1
- a = 1; b = 2; c = 3
- a = 2; b = 1; c = 3
- a = 3; b = 1; c = 2
- a = 2; b = 3; c = 1
Resultados
21 a 30 puntos: Es posible que microgestiones: Quizá es momento de que revises cómo trabajas con otras personas. Es importante dar una oportunidad a las ideas de los demás. Pide opiniones (y considéralas) la próxima vez que te involucres en un proyecto y no supervises cada movimiento de tu equipo.
11 a 20 puntos: Probablemente eres un gran integrante de equipo: Sabes cuándo compartir tus propias ideas y cuándo apreciar el trabajo de alguno de tus compañeros. Apoyas a tus colegas y esperas lo mismo de ellos. Nadie es perfecto, pero haces un gran trabajo.
1 a 10 puntos: Parece que estás siendo microgestionado: Tal vez es momento de hablar con las personas que te microgestionan y pedirles que traten tus sugerencias con más interés. También tienes buenas ideas, no permitas que tu creatividad se apague.
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