Los expertos de Nexian coinciden en que nada puede sustituir la experiencia del talento senior. No obstante, encontrar trabajo cumplidos los 50 es complicado.
Ventajas de contratar talento senior
- Más resultados en menos tiempo. La experiencia con que cuentan los trabajadores maduros, en comparación con aquellos más jóvenes, les permite hacer desde su primer día de trabajo lo que se espera de ellos, aportando más puntos de vista a cada proyecto y con la capacidad de detectar y reducir el número de errores, fruto de su experiencia en situaciones similares. Algo que, sin duda, supone un importante ahorro de recursos para la empresa.
- Mayor capacidad de adaptación. Aunque pueda parecer lo contrario las personas con más años ya han vivido más situaciones complicadas, han pasado por diversos sectores, conocen el peso de las modas y las tendencias en la economía. Además, cuentan con un bagaje que les hace ser más resilientes y capaces de mantener su estabilidad emocional aún en las situaciones de conflicto o cambio.
- Generan menor rotación. Estos trabajadores se caracterizan por aportar estabilidad a la plantilla, ya que una de sus principales motivaciones es la de formar parte de un proyecto a largo plazo.
- Son buenos gestores de equipos. Las personas con más años son más dadas a transmitir a los empleados más jóvenes la cultura de empresa, y a guiarles en este entorno. En muchos casos,previamente han sido responsables de equipo o, al menos, han aprendido la complejidad que tiene esta labor, por lo que suelen ser buenos gestores de proyecto.
- Su red de contactos o networking. Cuantos más años cumplimos, más son nuestros contactos: antiguos clientes, colaboradores, amigos, … y también más profundas son estas relaciones. De ahí que para un profesional senior sea más sencillo establecer sinergias y colaboraciones con otros profesionales.
Algunas desventajas
Es cierto que los millenials suelen estar más familiarizados con las nuevas tecnologías, pero esto no siempre es así. También son, en ocasiones, menos versátiles. La práctica habitual es que, cuando una empresa contrata a un profesional senior, valora por encima de todo su experiencia y su conocimiento, no su flexibilidad.
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