Un simple contrato de confidencialidad nos ahorrará mucho dinero y nos hará mucho más competitivos.

La información es poder. Pacto de confidencialidad

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Actualizado 04 | 12 | 2020 07:00

Pacto confidencialidad

Isabel Palomino Cerezo. Abogada. Socia de Negotia

La información es poder y no sólo es un dicho, sino es el instrumento que nos marca la diferencia tanto a nivel personal, social como profesional.

El activo inmaterial, knowhow, de la empresa, tal y como lo han definido los Tribunales, es el “conocimiento o conjunto de conocimientos técnicos que no son de dominio público y que son necesarios para la fabricación o comercialización de un producto, para la prestación de un servicio o para la organización de una unidad o dependencia empresarial, por lo que procuran a quien los domina una ventaja sobre los competidores que se esfuerza en conservar evitando su divulgación”; es verdad que no aparece en los libros contables, pero garantiza la viabilidad de la firma.

Este knowhow o “saber hacer” tiene mucho valor, y a veces no le damos tanta importancia como debiéramos, pues permite la producción industrial o comercial por medio del empleo de la tecnología o procesos que son la clave del éxito de la empresa y en la mayoría de los casos permanecen en secreto.

No sólo incluye los procesos técnicos para la elaboración de un producto o servicio, sino que también se centra en la fase de administración de recursos, dirección de negocio y el procedimiento que se sigue dentro de la empresa para su ejecución, como las estrategias, y aquellos protocolos que se han ido replicando en distintas líneas del negocio, permitiendo que destaques y te diferencies de otros negocios.

Y se le concede tanto valor que hasta el Código Penal, le dedica un espacio y castiga con penas de hasta cinco años la difusión, revelación o cesión de un secreto de empresa llevada a cabo por quien tuviere legal o contractualmente obligación de guardar reserva.

Y si sabemos que es tan importante, ¿porqué no lo blindamos, porqué no lo aseguramos y protegemos, igual que protegeríamos las claves de nuestra cuenta corriente para que nadie nos quite nuestra inversión?.

A veces no actuamos por desconocimiento, porque pensamos que no es un secreto industrial, o una patente, y consideramos que es nuestra forma de trabajar; pero la forma de trabajar, los procedimientos que seguimos que nos hacen ser diferentes, también forman parte de nuestro negocio y los debemos asegurar.

Para proteger el know-how, el conocimiento empresarial que otorga una ventaja competitiva, el instrumento legal más eficaz es el contrato de confidencialidad, para evitar su divulgación pública, blindando así su protección, bajo castigo de indemnización por daños y perjuicios, o incluso pena de prisión.

Debido a esto, las empresas tratan de firmar pactos de confidencialidad o no concurrencia postcontractual con aquellos empleados o proveedores que poseen un conocimiento más profundo sobre puntos clave de la organización y que, de entrar a formar parte de manera inmediata en otra empresa, pondría en riesgo el valor de este preciado activo.

Ya que la divulgación se puede producir no sólo a que otro trabajador comience su relación laboral con otra empresa del sector, sino los propios proveedores o personal de mantenimiento de la firma, tienen acceso a mucha más información de la que pensamos, pudiendo, si no han firmado esa clausula de confidencialidad, divulgar, comentar o publicar, nuestro “know-how”, que otras empresas copiarán sin escrúpulos.

Un simple contrato de confidencialidad nos ahorrará mucho dinero y nos hará mucho más competitivos.

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