La presión y el estrés se han convertido en una parte inevitable de la vida diaria. Los mejores líderes y las compañías de más éxito tienen la capacidad de adaptarse rápidamente al ritmo vertiginoso que impera en el mundo empresarial. Lo único que los diferencia del resto es que tienen una mentalidad resistente.
La capacidad de recuperación consiste en soportar presión y hacer frente a desafíos mientras se mantiene el bienestar psicológico y físico. En lugar de esperar a que ocurra para actuar, el practicar una mentalidad resistente es una medida proactiva. Por lo tanto, si creas una fortaleza mental antes de que realmente la necesites, tendrás una herramienta más para ayudarte a evitar la desesperación en los momentos más críticos.
Qué es una mentalidad resistente
La Dra. Alia Crum, psicóloga de Stanford, y su equipo, descubrieron que la forma en la que las personas se enfrentan al nivel de presión es muy importante. Los que ven la presión como una oportunidad de mejora, conociendo los beneficios que esta supone, obtienen mejores resultados en casi todas las medidas, incluida la salud física y el bienestar psicológico.
La conclusión de esta investigación es que si creemos que un poco de presión es algo bueno, lo vemos como un desafío. Pero si por el contrario creemos que la presión es insoportable, lo será.
Los mejores líderes tienen una tendencia natural hacia una respuesta al desafío. Perciben la presión como un elemento motivador más que como un factor debilitante. Ven la oportunidad antes que la dificultad y deciden enfrentarse al desafío incluso cuando hay obstáculos en su camino.
Hay tres formas con las que puedes comenzar a cambiar tu forma de gestionar la presión:
- Pregúntate por qué: Comprender por qué es importante lo que estás haciendo, alinea su mentalidad con un propósito, y eso te hará más resistente. Puede ser trabajes en determinada empresa o puesto para desarrollar nuevas habilidades que sabes que te beneficiarán en el futuro, o quizás estés trabajando duramente ahora para asegurarte que todas tus necesidades económicas en un futuro estarán cubiertas, o tal vez obtengas una profunda satisfacción personal a través de tu trabajo. Sea la razón que sea, la próxima vez que te sientas abrumado, piensa en el por qué de lo que estás haciendo.
- Concéntrate en cómo mejorarás: Es necesario cierto grado de estrés si te esfuerzas para alcanzar tu máximo potencial. No puedes crecer sin tener que esforzarte, aprender cosas nuevas o salir de tu zona de confort. Es normal que estés nervioso la primera vez que tengas que escribir un informe o hablar en público, pero la próxima vez será más fácil. Dar pasos hacia adelante no siempre es divertido ni fácil, pero es esta misma presión la que te permite mejorar.
- Cambia tu perspectiva: Puedes cambiar de opinión y pensar en la presión de forma distinta. Aprovecha esos momentos y conviértelos en algo positivo. Por ejemplo, puedes convertir el momento de estrés y mal humor de un embotellamiento en el tráfico y utilizar ese tiempo para escuchar un podcasts o realizar llamadas telefónicas pendientes.
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