En 2020 muchas empresas y organizaciones tomaron decisiones estratégicas de forma reactiva, como respuesta inmediata a los efectos derivados de la pandemia. Este año 2021 será, sin embargo, el de la reflexión, en el que deberán analizarse a fondo los cambios necesarios para poder manejar de forma inteligente la incertidumbre y la nueva deriva económica.
La tecnología, una vez más, será clave para acometer esos procesos internos de transformación de las empresas, que según Watch&Act deberán realizarse siempre manteniendo el foco en las personas.
A la hora de poner en marcha la transformación de una empresa para adaptarla a una nueva realidad económica y social, a la propia evolución del mercado y a las nuevas tendencias en materia de Recursos Humanos, contar con expertos en gestión del cambio y con las herramientas tecnológicas adecuadas puede marcar la diferencia para las organizaciones. Hoy día existen tecnologías basadas en Inteligencia Artificial, Machine Learning o Business Intelligence que permiten orientar todos los procesos de gestión de personas hacia el éxito de la transformación empresarial y a sus resultados de impacto en el propio negocio.
Existen tres pilares clave en este sentido:
- Evaluación y medición. Antes de tomar cualquier decisión es importante estudiar en profundidad el punto de partida. Para ello, existen diferentes métodos de diagnóstico que permiten analizar los distintos factores que confluyen en un proceso de transformación. De este modo, se pueden identificar las áreas o departamentos de la organización que se convierten en un motor o un freno a este cambio, así como sus causas.
- Gestión colaborativa. Tras los análisis previos, es importante definir un plan de acción adaptado a las circunstancias y necesidades de cambio de cada compañía, que permita gestionar bien todos los aspectos involucrados en el proceso. Aquí, las herramientas que permiten explotar los datos cobran gran relevancia, pues tanto las metodologías de diagnóstico como la puesta en marcha de planes de acción generan información que debe ser estructurada, correlacionada e interpretada para ayudar al directivo a tomar decisiones adecuadas que tengan impacto en la competitividad y sostenibilidad del negocio.
- Aprendizaje (reskilling). La formación, junto con la comunicación, es la gran palanca para ayudar a conseguir los cambios en la organización. Y esta necesidad va desde el equipo directivo hasta todos y cada uno de los empleados, pues hacen falta nuevos líderes facilitadores y transformadores, nuevas destrezas para la gestión de los equipos, nuevos conocimientos digitales en áreas funcionales no tecnológicas con presencia cada vez mayor de tecnología, y una actualización y adaptación general a las nuevas necesidades. De aquí a 2025 los perfiles profesionales, de manera generalizada, tendrán que desarrollar nuevas capacidades y competencias, sobre todo, las asociadas al entendimiento y el uso de tecnología en la acción (reskilling y upskilling).
“En el nuevo escenario no vale con buscar la eficiencia: hay que competir para ganar, y para ello hay que preparar a la organización para aprovechar las oportunidades, generar valor -y no solo económico- y ser diferencial. En ese proceso el trabajador es fundamental, y su relación con la empresa ha cambiado. Los empleados son nuestros stakeholders, y debemos tratarlos como a nuestros accionistas. Saber canalizar su motivación, su compromiso y su talento será imprescindible para el futuro de la compañía”, sostiene Luis Fernando Rodríguez, CEO de Watch&Act.
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