Si vendes por email pero tus campañas “no abren”, quizá no sea un problema de copy, sino de entregabilidad: la capacidad real de tus mensajes para aterrizar en la bandeja de entrada (no en spam, no en “Promociones”, no rebotados).
Los proveedores de correo (Gmail, Outlook, iCloud…) deciden el destino de cada envío con cientos de señales: reputación del remitente, autenticación técnica, higiene de la base de datos y, sobre todo, engagement reciente. Esta guía te explica qué hacer para que tus correos lleguen y funcionen.
Qué hacer para que tus correos lleguen y funcionen
El triángulo de la entregabilidad: identidad, reputación y relevancia
La identidad es la parte técnica: demostrar que eres quien dices ser. Configura un dominio de envío coherente con tu marca (por ejemplo, mail.tumarca.com), firma tus mensajes con SPF y DKIM, y publica una política DMARC que alinee el campo From con el dominio que firma. Si usas un proveedor de email marketing, pide también return-path propio y que el nombre de host tenga reverse DNS correcto. Son siglas feas, pero hacen una cosa simple: te dan credibilidad ante los filtros.
La reputación es un historial: cuántas quejas de spam recibes, cuántos rebotes duros acumulas, si mandas a direcciones inactivas o a trampas. Se construye con constancia y se destruye con una sola mala campaña. Mantén bajas las quejas (por debajo del 0,1%), evita rebotes duros (ideal <0,5%) y elimina rápido a quien no interactúa.
La relevancia la deciden los lectores. Los algoritmos miran si se abre, se lee, se responde, se guarda o se arrastra a la bandeja principal. También miran lo contrario: si se borra sin abrir o se denuncia como spam. Por eso conviene enviar menos, mejor segmentado y con expectativas claras: “te escribiré los martes con una idea práctica y, de vez en cuando, una oferta”.
Lista limpia: cómo captar y conservar contactos “sanos”
La entregabilidad se gana antes de pulsar “enviar”. El mejor filtro es el doble opt-in: quien confirma su suscripción tiene más intención y menos riesgo de erratas. En formularios, explica qué vas a enviar y con qué frecuencia; ganarás permisos de verdad. Evita comprar bases: muchos rebotes y quejas en poco tiempo hunden la reputación del dominio y te costará meses salir del pozo.
Con el tiempo, haz higiene activa. Si alguien no abre ni hace clic en 60–90 días, inicia una campaña de re-activación: un asunto honesto (“¿Seguimos en contacto?”), una oferta de valor (la guía, el resumen del trimestre) y un botón para seguir o pausar. Quien no responda, a la lista de supresión. Es duro, pero es salud: menos envíos, más entregabilidad y, curiosamente, mejor facturación por email porque escribes a quien sí te quiere leer.
Calentar dominio e IP: empezar con buen pie
Si estrenas dominio o cambias de plataforma, no arranques con un “blast” a toda tu base. Empieza con público de alto engagement (los que han abierto/clicado últimos 30 días) y volumen moderado durante dos semanas. Sube el envío de forma gradual y constante. Piensa en esto como abrir un nuevo restaurante: primero invitas a los amigos que sabes que vendrán; cuando el barrio vea movimiento, llegarán más comensales y los críticos te tratarán mejor.
Contenido que ayuda a entrar en bandeja principal
Los filtros modernos entienden intención. Evita los gritos (“TODO EN MAYÚSCULAS”, “¡¡¡OFERTA!!!”), las paredes de imágenes sin texto y las palabras cebolla (“gratis”, “urgente”, “última oportunidad”) sin contexto. Escribe como hablas: asuntos claros y específicos, pre-header que complete la promesa y primer párrafo que “pague” el clic. Mejor un solo objetivo por email que cinco botones compitiendo. Si puedes, personaliza por interés, no por nombre; segmentar por categoría vista, ticket medio o ciclo de vida es mucho más potente que un “Hola, Laura” mecánico.
Añade siempre List-Unsubscribe (el enlace visible de baja y, si tu plataforma lo permite, el encabezado de baja con un clic). A corto plazo puede parecer que “pierdes” contactos; a medio plazo te ahorras quejas y ganas entregabilidad.
Ritmo y cadencia: menos ruido, más hábito
La frecuencia ideal es la que puedes sostener con calidad y la que tu audiencia tolera sin saturarse. Fija un calendario realista (por ejemplo, un envío editorial semanal y uno comercial al mes) y cúmplelo. Los picos de envíos solo en promociones grandes (Black Friday) dañan la reputación si el resto del año estás ausente; mejor mantener un pulso estable y pre-acondicionar las IP semanas antes con contenido útil.
Medición que importa (y cómo interpretarla en 2025)
Las aperturas dejaron de ser 100% fiables por la protección de privacidad en móviles; úsales como tendencia, no como contrato. Mira clics únicos, respuestas (sí, responder al email ayuda a tu reputación), quejas y bounces. Vigila el tiempo en lista y el engagement reciente: si mucha gente no interactúa en 90 días, reduce frecuencia o limpia. Para diagnóstico avanzado, conéctate a Google Postmaster Tools y SNDS de Microsoft: verás reputación del dominio, porcentaje de spam y errores por proveedor.
Cuando todo cae a spam: plan de salida
Primero, para el envío masivo. Revisa si hubo cambios técnicos (DNS, IP, plantilla). Comprueba SPF/DKIM/DMARC y que el dominio From esté alineado. Identifica qué segmento provocó el problema (a veces es una lista antigua o un lead magnet poco cualificado). Reinicia con la audiencia más comprometida y un contenido de alto valor, sin venta. Limpia bounces y bajas, y vuelve a subir volumen despacio durante dos o tres semanas. Si sigues en problemas con un proveedor concreto, abre ticket con tu plataforma o revisa si apareces en blocklists públicas y solicita delisting una vez corrijas la causa.
Entregabilidad = experiencia: soporte, legal y datos
Ser claro y legal también ayuda a entrar: RGPD/LOPDGDD exige base jurídica (consentimiento o interés legítimo bien ponderado), información transparente y baja fácil. No recojas más datos de los que uses; guarda pruebas de consentimiento; cifra y limita accesos. Y recuerda que la entregabilidad se parece mucho a la atención al cliente: si alguien pide baja y sigues escribiendo, no solo te denunciará, también dejará de comprarte.
Un camino en 30 días (contado, no listado)
En la primera semana, asegúrate de que tu identidad técnica está perfecta: dominio de envío, SPF/DKIM, DMARC y retorno de quejas funcionando. En la segunda, define tu promesa editorial y comercial, decide la cadencia y reescribe las plantillas con un tono claro y un pre-header que aporte. En la tercera, limpia la base y lanza una campaña de re-activación honesta para separar a quien quiere seguir de quien prefiere parar. En la cuarta, envía a tu segmento más activo un contenido de alto valor y observa métricas; si todo va bien, incrementa volumen poco a poco y documenta qué asuntos, longitudes y CTAs te dan mejores clics y menos quejas. Al mes tendrás una infraestructura sólida y un hábito que protege tu reputación.
La entregabilidad no es un truco, es disciplina. Identidad técnica impecable, listas limpias, contenidos que respetan el tiempo del lector y un ritmo que puedes sostener. Con eso, tus emails no solo llegarán: también harán negocio.