Tómate un poco de tiempo para considerar los consejos cuando se te presenten, particularmente cuando se trata de tu carrera.
Incluso la persona más bien intencionada puede desviarte. Otro problema es que la inteligencia, el trabajo duro y las habilidades sociales nunca son virales.
Del mismo modo, parte de la evidencia científica sobre por qué algunas personas son más exitosas que otras podría ser una lectura deprimente en lugar de edificante, sin poder derivar fácilmente en consejos prácticos para la vida.
En contraste, los consejos populares sobre cómo ser más exitosos se centran en ascender o sentirse bien, son diseñados para aumentar la autoestima de las personas y hacer que se sientan satisfechas de sus carreras.
Aquí hay cuatro ejemplos populares que generalmente provienen de una persona bienintencionada pero que en realidad no son de gran ayuda.
Sigue tus pasiones
Obviamente, esto es mucho más atractivo que hacer lo que odias. Pero, ¿seguir nuestras pasiones es un enfoque efectivo para alcanzar el éxito? El metanálisis extenso sugiere que esto solo puede funcionar cuando tus intereses están correlacionados con tus habilidades reales.
El mejor consejo sería: «Sigue tus pasiones siempre y cuando se relacionen con tus habilidades reales». También debes considerar si tu pasión está en demanda. Puede que tengas una gran pasión por las cosas en las que eres bueno/a, pero si a nadie le importan esas cosas, probablemente no tendrás éxito.
Si medimos el éxito en términos financieros, lo que por supuesto cuenta solo una parte de la historia, eso solo se relaciona marginalmente con cuánto le gusta a la gente lo que haces. Como mostró un análisis, solo hay un 9% de superposición entre los salarios de las personas y su nivel de satisfacción profesional.
Los trabajos mejor pagados no siempre son los más divertidos de hacer, y algunos de los trabajos más agradables o significativos generalmente no están bien compensados. Pero la regla general sigue siendo la misma: cuando se trata de marcadores objetivos de éxito profesional, es mejor que seas relativamente bueno/a en algo que te disgusta, si hay demanda, que excepcional en algo que amas, si no hay demanda para ello.
Solo sé tu mismo/a
Esta sugerencia también es mucho más atractiva que la alternativa, que sería censurarte a ti mismo/a.
Solo imagina ir a una entrevista de trabajo y ser realmente uno/a mismo/a, de la forma en que te encuentras con tus parientes cercanos o mejores amigos, sin inhibiciones sociales. Por ejemplo, cuando el entrevistador te hace una pregunta tonta, ¿puedes decirle que es estúpido/a?. O cuando respondes a una prueba psicométrica diseñada para evaluar tu potencial, imagina que respondes que no disfrutas de conocer gente nueva, que te estresas fácilmente y que no eres una persona de equipo.
«Solo sé tú mismo/a» en esos términos es una receta para el desastre. Si realmente crees que no necesitas preocuparte por lo que otras personas piensan de ti, puedes estar seguro/a de que nunca te considerarán muy bien.
Las personas exitosas rara vez son ellas mismas. Son extremadamente buenas para controlar los aspectos indeseables de su personalidad y para ofrecer un desempeño agradable y encantador que requiere mucho esfuerzo y autocontrol.
Los estudios demuestran que las habilidades políticas son el mejor predictor del éxito profesional.
Juega a tus fortalezas
Ni siquiera necesitamos decirle a la gente que haga esto, lo hacen de forma natural. Es un poco como ir al gimnasio y ejercitar los mismos músculos cada vez. Verás progreso, pero estás limitado/a a tus habilidades existentes.
La única forma de desarrollar nuevas habilidades es concentrarte en tus brechas, y tus limitaciones representan una amenaza mucho mayor para el éxito de tu carrera que tus fortalezas poco desarrolladas.
Las fortalezas sobreutilizadas son una responsabilidad. Por ejemplo, es mejor ser confiado/a que demasiado confiado/a, moderadamente ambicioso/a que codicioso/a, ligeramente extrovertido/a que exhibicionista y modesto/a que inseguro/a o hipercrítico/a.
Puede ser reconfortante ignorar tus debilidades, pero es lo que otras personas piensan de ti -no lo que tu piensas de ti- lo que más importa. Por muy grandes que sean tus puntos fuertes, es poco probable que otros ignoren tus defectos.
Solo cree en ti mismo/a
La mayoría de las personas ya lo hacen, y para aquellas que no lo hacen, el problema real es si los demás creen en ellas o no.
El éxito de tu carrera depende de las percepciones de los demás sobre tus talentos y resultados, en lugar de lo que tu crees de ellos. De hecho, muchos estudios muestran que en cualquier área de competencia, a menudo son los más ineptos los que muestran los niveles más altos de confianza en sí mismos, mientras que los verdaderos expertos son relativamente autocríticos y modestos.
Esto debería ser obvio, pero es bueno estar al tanto de tus limitaciones, y una estimación precisa de tus habilidades y fallos es más beneficiosa (para ti y otros) que una ilusión de tu destreza.
Nuestra incapacidad para detectar la competencia real en los demás a menudo beneficia a quienes desconocen las limitaciones, porque es más fácil engañar a los demás cuando ya te has engañado a ti mismo/a. Sin embargo, aún tendrás una mejor oportunidad de desarrollar competencia y subir la escalera del éxito si tu creencia en ti mismo/a está relacionada con tus talentos reales.
Impulsar tu ego no desarrollará habilidades, y un ego inflado sin el talento para respaldarlo equivale a narcisismo en lugar de éxito profesional. Y aunque los narcisistas a menudo tienen éxito, ese no es un rasgo de personalidad que se necesita para tener éxito, particularmente si tienes los talentos para respaldarlo.