En el mundo de las startups y el venture capital, pocas herramientas son tan decisivas, y tan infravaloradas, como el elevator pitch. Esa breve presentación de entre 30 y 90 segundos en la que debes despertar el interés de un inversor, sin slides, sin métricas detalladas y sin rodeos. Solo tú, tu idea y una oportunidad única para abrir una puerta.
Pero ¿qué hace que un elevator pitch funcione? ¿Cómo se condensa la esencia de un negocio en menos de un minuto y se deja a quien escucha con ganas de saber más?
Aquí tienes una guía práctica para construir un elevator pitch potente, estructurado y creíble, que funcione tanto en pasillos de eventos como en reuniones improvisadas con potenciales inversores.
Cómo crear un elevator pitch
1. Empieza con una frase que enganche
Los primeros 10 segundos son clave. No empieces diciendo “Tenemos una app que…”. Empieza con una frase que plantee un problema real, con el que el inversor pueda conectar al instante. Por ejemplo:
“Hoy hay más de 300 millones de creadores de contenido. La mayoría no gana ni un euro.”
Esa es una afirmación clara, con datos y con una verdad implícita que genera atención. Lo importante es que el comienzo no suene genérico. Debe parecer que vas a decir algo importante.
2. Define el problema con claridad
Muchos pitches fallan porque saltan directo a hablar del producto. Error. Los grandes inversores, como los de Sequoia o a16z, invierten en soluciones a problemas grandes y reales. Dedica una o dos frases a explicar qué problema resuelves y para quién.
“Las marcas gastan miles de millones en experiencias digitales, pero siguen sin conocer a sus consumidores reales. Están ciegas después del punto de venta.”
Cuanto más universal o urgente sea ese problema, más interés generarás.
3. Expón tu solución de forma simple y directa
No es momento de entrar en detalles técnicos. Tienes que decir qué haces de forma que hasta tu abuela lo entienda. Literalmente.
“Nuestra plataforma convierte cualquier producto físico en una red social donde los consumidores pueden postear, interactuar y conectar con la marca.”
Evita palabras como “tecnología disruptiva” o “solución integral”. Di qué hacéis y qué pasa cuando alguien lo usa.
4. Aporta una prueba o validación
En menos de una frase, muestra que esto ya está pasando. Una señal de tracción, validación de mercado o piloto relevante puede marcar la diferencia.
“Ya hemos lanzado pilotos con Coca-Cola y Pepsi y tenemos más de 2.000 usuarios activos.”
No necesitas contar toda tu historia. Solo una pista de que esto es real.
5. Remata con una visión potente
Después de presentar el problema, la solución y una prueba mínima, cierra con una frase que deje claro el potencial del negocio. Algo que proyecte ambición sin parecer arrogante.
“Estamos construyendo la capa social del mundo físico. Si Instagram fue para fotos, nosotros somos para objetos.”
La comparación con un referente conocido ayuda a enmarcar la idea.
6. Adapta el pitch a tu interlocutor
No es lo mismo hablar con un fondo especializado en SaaS que con un periodista o un business angel primerizo. Prepara variaciones de tu pitch según a quién se lo digas. La estructura se mantiene, pero el lenguaje y el énfasis cambian.
7. Ensaya. Y luego, ensaya de nuevo
Un buen elevator pitch debe sonar natural, no memorizado. La única forma de lograrlo es practicando hasta que lo puedas decir con confianza en cualquier situación, sin parecer que estás recitando. Hazlo frente a amigos, grábate, cronométralo. Si dudas, se nota.
En definitiva, un elevator pitch no es un resumen de tu pitch deck. Es una chispa. Una forma de generar atención, provocar preguntas y abrir la puerta a una conversación más profunda. Si lo haces bien, no necesitas contar todo. Solo necesitas que quieran saber más.
Y recuerda: nadie invierte en una idea que no entiende en un minuto. Si no puedes explicarlo de forma clara, probablemente aún no lo tienes claro tú.
¿La clave? Claridad, foco, energía y verdad. El elevator pitch no cierra rondas, pero las puede empezar todas.