¿Por qué cada año nos hacemos los mismos propósitos si difícilmente los cumplimos?
Los expertos dan las claves para que en 2019 dejemos de fumar, hagamos más ejercicio, comamos mejor y pasemos más tiempo con la familia, tal y como recoge la información de Verónica Gayá.
Cumplir los propósitos de Año Nuevo no es fácil. Según un estudio realizado en la Universidad de Scranton, Pensilvania, el 92% de las personas que se proponen metas en Año Nuevo fracasa. Otro informe, esta vez elaborado en la Universidad de Hertfordshire, en el Reino Unido, da una cifra un poco más alta: el 12% de los entrevistados había cumplido sus propósitos al finalizar el año. Lo que está claro es que la mayoría de las personas renuncia y lo hace muy pronto: una encuesta elaborada en la Universidad de Stanford, en California, revela que el 40% de los propósitos se abandona ya en las primeras semanas.
Entonces, ¿por qué seguimos proponiéndonos objetivos si sabemos que muy probablemente no los cumpliremos y nos sentiremos mal por ello? Porque imaginar que lo logramos nos hace sentir mejor y porque nos permite relajarnos en tiempos de excesos. Así lo cree Francesc Núñez, doctor en Sociología y profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, que explica que «caemos año tras año, y a veces toda la vida, porque al pensarlos ya sentimos placer. Cuando uno fantasea con lo que va a hacer, ya empieza a generar sentimientos positivos». Núñez también explica que los propósitos son un deseo que se proyecta en el futuro: «Normalmente tendemos a aplazar el esfuerzo. Retrasar la fecha en la que queremos empezar a hacer algo nos aporta legitimidad. Hoy puedes fumarte un cigarrillo porque mañana ya lo vas a dejar», concluye.
Cinco consejos para cumplir todos los propósitos
1- Ser realista y no proponer retos demasiado ambiciosos es una de las claves para tener éxito, explica Manuel Armayones, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la UOC. No podemos pretender ir a recoger a los niños al colegio si nuestro horario laboral es inamovible, pero quizá sí negociar hacerlo una vez por semana.
2- Concretar objetivos al máximo es fundamental, añade Alicia Aguilar, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC. Plantearse «dejar de comer pan en las comidas» es mucho más fácil de cumplir que «no comer nunca más hidratos de carbono».
3- Ser graduales. Funciona muy bien programar un calendario de objetivos, proponiéndonos pequeños retos que, una vez conseguidos, permitan pasar a los siguientes.
4- Hablar y explicar el objetivo. Que nuestros familiares, amigos, compañeros, etc. conozcan nuestras metas no solo aporta sensación de pertenencia, también aumenta nuestro compromiso. «Además, la sanción social que nos espera si no lo conseguimos se convierte en un incentivo para seguir intentándolo», explica Manuel Armayones.
5- Asumir los tropiezos. «Si hay alguna interrupción, no pasa nada. La recaída hay que tenerla prevista», nos tranquiliza este profesor. «Lo importante es no dejarse llevar por los errores, ser conscientes de ellos y remontarlos. Y tampoco hay que obsesionarse con cumplir los objetivos al cien por cien», concluye Francesc Núñez. «Hay que darse por satisfecho con lo poco que consigamos, porque ya hemos conseguido algo positivo».
Una estrategia para cada objetivo
Dejar de fumar
Probablemente sea el propósito más repetido año tras año. Los expertos recomiendan analizar las condiciones objetivamente, ser conscientes de nuestro punto de partida y considerar la posibilidad de acudir a un especialista.
Lo primero es estar convencido de que se puede, explica Francesc Núñez. «Si no crees que lo vas a conseguir, si te estás descalificando antes de comenzar, va a ser muy complicado», incide, y recomienda que, si uno mismo no puede encontrar este convencimiento, es mejor contactar con un médico, un psicólogo, etc. Además, añade, «hay que hacer una valoración de las condiciones objetivas en las que se va a dejar de fumar: el entorno, los años anteriores y el nivel de adicción, y tenerlas muy en cuenta antes de pasar a la tercera fase: la acción».
«Es muy complicado que alguien que lleva fumando toda la vida lo deje el día 2, después del atracón de las fiestas», completa Armayones, y recomienda plantearse pequeños retos progresivos. «Para dejar de fumar, por ejemplo, un pequeño paso puede ser llamar a la unidad de tabaquismo y acudir a la primera cita», dice.
Comer mejor (y adelgazar)
En primer lugar, hay que replantearse el objetivo. Francesc Núñez explica que «la gente confunde lo que le apetece con lo que quiere». Y aclara: «A mí me apetecería comer un pastel, pero lo que hay que pensar es que lo que quiero es adelgazar. Si sabes lo que quieres, podrás no dejarte llevar por lo que te apetece».
Después, la clave es plantearse pequeños retos y mucho más realistas que, a su vez, animen a seguir avanzando y perseguir nuevos retos. «Cuando uno se plantea objetivos es importante hacerlo de manera positiva y medible, y que sean retos personales y específicos», advierte Alicia Aguilar. El primer paso es acudir a un profesional para analizar con él nuestras intenciones y objetivos, y valorar qué es lo recomendable, qué podemos conseguir y en cuánto tiempo, dice.
La idea es proponerse «bajar tantos kilos en un semestre» en vez de «adelgazar». «Hay que hacer las cosas poco a poco: levantarse y beber un vaso de agua para empezar, por ejemplo. Esto se hace durante tres días, y al cuarto se empieza a introducir algo de proteína en el desayuno. Este modelo, además de ser más sencillo, da ánimos para seguir avanzando», dice. «Una cosa que suele funcionar muy bien es apuntar en una libreta, o en una aplicación del móvil, todo lo que comemos. Así tomamos conciencia de la realidad», recomienda Armayones.
Hacer ejercicio
Alicia Aguilar cree que es importante personalizar los objetivos porque «hay que valorar la edad y la forma física». «Existen recomendaciones generales, como las de la OMS», explica, «pero para personalizar estas recomendaciones es importante acudir a un profesional y valorar cada caso de manera específica».
Además, es fundamental no plantearse un objetivo demasiado ambicioso. «No podemos pretender correr treinta minutos si el día anterior no hacíamos nada. ¿Por qué no empezamos con unos cinco minutos? Nos bajamos una parada antes del autobús y andamos un rato», recomienda Manuel Armayones.
La pereza suele ser la peor enemiga, explica Francesc Núñez, y por eso aconseja no procrastinar. «Ponte a hacerlo, sin pensar. Si empiezo por comprarme una camiseta, luego resulta que no tengo zapatillas… lo voy retrasando y retrasando». Considera que lo importante es romper la dinámica, adoptar la rutina de hacer ejercicio. «Las sinergias del reposo son las mismas que las de la acción. Cuesta lo mismo empezar a moverse cuando estamos en reposo, que al contrario», comenta.
Ver más a la familia
Hay que ser conscientes de cuánto nos importa visitar a nuestros padres o abuelos y darle un valor, dice Francesc Núñez. «Si tenemos claro que tiene un valor alto, entonces hay que invertir el tiempo en ello, sin excusas. Disponemos de veinticuatro horas al día, veinticuatro fichas, la mayoría las tenemos que gastar en comer, en dormir, en trabajar… Son pocas las que nos quedan para libre disposición y hay que elegir en qué las gastamos, a qué damos valor», dice.
«Lo primero que yo haría es hablar con la familia y adquirir un compromiso con ellos», apunta Manuel Armayones. «Es importante establecer una agenda. De la misma manera que lo hacemos con los asuntos de trabajo, debemos permitirnos gestionar bien nuestro tiempo de ocio». El psicólogo recomienda activar recordatorios e incluso establecer un día de visitas. «Hay que planificar y ser realista, porque gestionar el tiempo suele ser complicado. Y, si no lo hacemos bien, aparecen los sentimientos de culpa». También aconseja tener un plan B: «La primera intención puede ser visitar a mi hermano, pero, si esa semana no puedo, por lo menos tengo que encontrar un hueco para llamarlo».