Cuando oímos hablar sobre el Internet de las Cosas, solemos pensar en una casa inteligente o en un robot que realiza una determinada tarea, pero este concepto es mucho más amplio.
Características
El Internet de las Cosas o Internet of Things (IoT) es el conjunto de dispositivos y sensores electrónicos interconectados entre sí que se encargan de medir, recopilar y enviar datos a un servidor centralizado o a la nube, tal y como informa la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI). Una vez estos datos son tratados y se ha extraído la información que se considera importante, los dispositivos IoT pueden recibir, del servidor o de la nube, una serie de instrucciones para realizar una determinada acción.
El big data y el aprendizaje automático se utilizan para el tratamiento y estudio de los datos, mientras que para dar una respuesta acorde a éstos se utiliza la inteligencia artificial. La IoT engloba desde sensores de temperatura o de presencia para el control de la calefacción o la luz en los hogares, hasta sistemas industriales automatizados para el transporte de productos a escala mundial.
Un dispositivo IoT se caracteriza por ser un sistema electrónico de pequeño tamaño equipado con un procesador, sensores que le permiten medir el entorno, actuadores que le permiten realizar determinadas acciones en respuesta a los datos recibidos y módulos de comunicación vía cable, wifi o bluetooth. Todas estas características le permiten comunicarse y cooperar con otros dispositivos, ser fácilmente configurables de forma remota y localizables, tanto físicamente, como en la red de la que forman parte.
Usos
Entre los diferentes usos que tiene el universo IoT destacan:
- Domótica: Se basa en la automatización de una casa o edificio, interconectando los diferentes servicios (agua, luz, calefacción) y aparatos (electrodomésticos, termostatos, cerraduras, etc.) para mejorar la eficiencia energética, la seguridad y el bienestar del usuario.
- Automatización y control de procesos de producción: Se utilizan dispositivos IoT para mejorar la fabricación, la fiabilidad y la eficiencia de los productos obtenidos, así como para el seguimiento del producto en la fábrica.
- Transporte y logística: Se basa en la monitorización de los vehículos, de las mercancías, el estado de conservación de las mismas, así como en la geolocalización del producto para evitar robos y pérdidas. Por otro lado, en logística se utilizan para calcular la mejor ruta de reparto, así como para gestionar el tráfico.
- Agricultura, ganadería y silvicultura: Se usan dispositivos IoT para la automatización de tareas fundamentales en la agricultura y silvicultura como es la detección y control de plagas y enfermedades o la satisfacción de las necesidades de las plantas (abonado, riego automático, etc.), así como para la cosecha, indicando el momento óptimo de recolección. En el caso de los animales, sirven para su seguimiento biométrico y geolocalización, además de poder chequear el estado de salud del animal y sus necesidades (alimentación, retirada de abono, etc.).
- Videovigilancia y seguridad: Se basa en el control de diferentes equipos como alarmas inteligentes, sensores de presencia y de detección temprana de amenazas, entre otros, para garantizar la seguridad de una casa o de un edificio y evitar una situación de riesgo.
- Medicina y cuidado de la salud: Se encargan de medir y detectar variaciones significativas de las constantes vitales de una persona y pueden llegar a suministrar medicamentos. Aunque el público objetivo es el ser humano, también es posible monitorizar la salud de las mascotas.
El auge de los dispositivos IoT se debe a la popularidad de los teléfonos móviles inteligentes y asistentes virtuales, así como a la presencia, cada vez mayor, en el mercado de dispositivos que incorporan dicha tecnología como, electrodomésticos, Smart TV’s, cámaras de videovigilancia, etc.