Una mala planificación de los presupuestos anuales y del plan de negocio para el nuevo año fiscal hacen que una de cada cinco compañías acabe fracasando.
Repasamos las siete actuaciones que los gestores deberían llevar a cabo en su empresa antes de finalizar el año:
Cerrar el presupuesto anual
Tan negativo es cerrar el presupuesto anual en septiembre como dejarlo para enero. En el primer caso, porque es pronto para tener foto finish real del ejercicio y en el segundo, porque hasta mitad del primer trimestre no estará cerrado. Hay que preparar bien el escenario para crecer, realizar las previsiones adecuadas para conocer el estado de la tesorería y las inversiones que se van a poder acometer a lo largo del ejercicio siguiente… Y, sobre todo, elaborar un presupuesto realista y adecuado a las circunstancias con los cambios necesarios. Es un error usar el presupuesto del año anterior y aplicarle un porcentaje determinado de subida, porque habrá partidas nuevas, otras que hayan desaparecido, aumentado o disminuido. Y cuando se haga el seguimiento del presupuesto y su cumplimiento para examinar la existencia de desviaciones, el error estará en el origen.
Pensar en externalizar servicios
Conviene hacer autocrítica, analizar aquellas tareas o servicios donde se ha perdido más tiempo del habitual por acumulación de papeleo, inexperiencia… y valorar externalizar lo que no sea crítico. Externalizar no quiere decir olvidarse; hay que buscar profesionales con experiencia y de confianza, controlar y supervisar su gestión, pero dejar que ellos realicen ese trabajo para el que, en muchas ocasiones, se carece de la capacidad y conocimientos suficientes. Externalizar servicios es un acierto y permite que otros aporten soluciones al propio negocio, que mejoren el servicio y la atención a los clientes. Elegir un proveedor solo por precio puede ser un gran error que acabará perjudicando la empresa, es mejor apostar por una relación personal y profesional de win to win.
Depurar la base de datos y analizar la información
Aunque con la tecnología y los servicios en la nube (como el servicio cloud WINRB) es algo que se debería hacer diaria, semanal o mensualmente, las últimas semanas del año son un buen momento para analizar los datos de la empresa y entender mejor los puntos fuertes y débiles, de cara a trabajarlos el año siguiente. La información es control si se obtiene a tiempo y no con retraso, pues permite reaccionar de forma inmediata, generar decisiones más acertadas y planificar mejor la empresa de cara a futuro y prever situaciones inestables.
Descartar lo prescindible
Si habitualmente es difícil elegir un buen cliente, proveedor, partner… más difícil aún es descartarlo. Pero es mejor empezar el año rompiendo con las situaciones que nos lastran y apostar por aquellas que suman. Además, los cambios a mitad de ejercicio generan mayores problemas y procesos más largos de adaptación. A la hora de realizar un cambio de este tipo, es necesario tener en cuenta el objetivo de mejora, pero sin olvidar a las personas o empresas que nos han acompañado y apoyado en el desarrollo empresarial. Para ello, nada mejor como aplicar la inteligencia y no dejarse llevar por el momento, sino por el balance histórico. En la relación con proveedores, partners… además del coste de oportunidad, existen otros valores que deben persistir en la relación personal y profesional. Si se concluye que es una relación tóxica para nuestra empresa, que no tiemble el pulso.
Aprovechar las ventajas fiscales
Aún quedan algunos días para asesorarse en materia fiscal y tributaria, y buscar algunas opciones donde ahorrar y generar beneficios. Eso sí, si no se han hecho bien los deberes durante todo el ejercicio, quizás sea tarde. Los resultados no son fruto de una consulta o de un acto concreto sino de un trabajo continuado. Hay que ser precavido con las campañas propias de estas fechas que pueden llevar al engaño o que son el gancho propicio para convencernos de realizar alguna actuación bajo una presunta ventaja fiscal que a veces no lo es. Contar con un buen asesor y planificar las ventajas fiscales a lo largo del año evitan estos problemas.
Hacer equipo
Buscar un momento para reunir a los empleados y hacerles partícipes de los éxitos de la compañía, conocedores de lo que se ha realizado y de lo que no ha funcionado, proponer una autoevaluación y presentar lo que pueden aportar en el próximo ejercicio. Recompensar el trabajo que han prestado a lo largo del año, bien con una subida de remuneración o bien a través de una gratificación son incentivos al esfuerzo realizado. El equipo humano es una de las partes esenciales de la compañía y hay que cuidarlo y hacerle comprender que, al igual que el empresario debe cuidar, motivar e incentivar a su equipo, éste debe acompañar, motivar e incentivar a su jefe.
Arriesgar y fijar nuevos retos, pero alcanzables
Es el momento de fijar nuevos objetivos, arriesgar y poner metas alcanzables, ya que las expectativas engañosas son el fracaso de los proyectos empresariales. Puede ser interesante probar a diversificar, lanzar una nueva línea de negocio o servicio, pensar en la internacionalización de la empresa… pero siempre estudiando bien los riesgos y ventajas de cada reto: si requiere más inyección de capital, si es eso posible, si se cuenta con la persona adecuada y experta para desarrollar esa línea de negocio… No se trata tanto de fijarse si a la competencia le ha funcionado o no, pues la diferencia la marca, en gran medida cómo cada uno de nosotros afronta esos retos y toma las decisiones. Si se apuesta por la internacionalización, es conveniente dejar que los expertos aconsejen sobre qué a mercados acudir, con qué interlocutores tratar… para que emprendamos el camino más adecuado para obtener el éxito.
“El día a día de los negocios hace que, en muchas ocasiones, los gestores no den un paso atrás para analizar, con los datos en la mano y de forma objetiva, lo que está ocurriendo en la empresa y así poder tomar las decisiones más acertadas de cara a planificar el nuevo año fiscal”, apunta Fernando Ruiz-Beato, socio de RB Ruiz Beato Abogados.