Las empresas que entienden que la incorporación de nuevos empleados no es un trámite, sino una fase estratégica, ganan en competitividad, reputación y rendimiento

La incorporación de nuevos empleados como ventaja competitiva en el mercado laboral actual

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Actualizado 08 | 07 | 2025 11:30

Onboarding empleados

En un entorno laboral en constante transformación, donde la atracción y retención de talento se han convertido en prioridades estratégicas, el proceso de incorporación de nuevos empleados, también conocido como onboarding, ha dejado de ser una simple formalidad administrativa. Hoy, una buena experiencia de bienvenida marca la diferencia entre fidelizar talento valioso o perderlo en los primeros meses.

La incorporación no es solo “el primer día de trabajo”: es un proceso clave para alinear cultura, acelerar la productividad y reforzar el compromiso desde el inicio. Y, en el nuevo mercado laboral, donde el talento cualificado escasea y las expectativas de los empleados han cambiado, las empresas que lo hacen bien ganan una ventaja competitiva real.

El nuevo contexto: más exigente, más volátil

Hoy, un trabajador espera mucho más que un contrato. Busca propósito, flexibilidad, reconocimiento y un entorno saludable.

Algunos datos lo reflejan:

  • Según Gallup, solo el 12% de los empleados considera que su empresa hace un buen proceso de onboarding.
  • El 20% de las bajas voluntarias se producen en los primeros 45 días.
  • Un onboarding efectivo puede aumentar la retención de empleados en un 82% y mejorar la productividad hasta en un 70%, según Glassdoor.

Por tanto, incorporar bien no es una cortesía: es una inversión estratégica en capital humano.

¿Qué es el onboarding?

Es el proceso de acompañamiento y adaptación que permite a un nuevo empleado integrarse de forma efectiva en una empresa. Incluye aspectos formales (contrato, normativa, herramientas), pero también culturales, emocionales y sociales.

Un buen onboarding no solo informa: conecta, motiva y prepara al nuevo fichaje para dar lo mejor de sí desde el principio.

Fases del onboarding

Aunque cada empresa lo adapta a su realidad, un proceso eficaz suele incluir estas etapas:

  1. Pre-onboarding (antes de la incorporación). Desde la firma del contrato hasta el primer día. Aquí se genera la primera impresión real. Informar sobre la agenda del primer día, facilitar documentación digital, asignar un contacto de referencia o enviar un pequeño welcome pack marca una gran diferencia.
  2. Primer día. Más allá del clásico tour por la oficina, debe combinar lo operativo (credenciales, acceso, herramientas) con lo emocional: bienvenida del equipo, charla del responsable, introducción a la cultura y valores.
  3. Primeras semanas. Establecer reuniones de seguimiento, aclarar expectativas, ofrecer formación inicial y resolver dudas frecuentes. Es el momento clave para construir confianza y autonomía.
  4. Primeros 90 días. El periodo donde se decide si la persona se quedará o no. Es vital definir objetivos a corto plazo, proporcionar feedback regular y reforzar la integración con el equipo y la cultura.
  5. Evaluación y cierre del onboarding. A los tres o seis meses, recopilar feedback del empleado, evaluar el desempeño inicial y ajustar cualquier aspecto pendiente. También sirve para seguir afinando el proceso de cara a futuras incorporaciones.

Elementos clave para un onboarding de alto impacto

  • Planificación previa. Nada genera más inseguridad que llegar y que nadie sepa qué hacer contigo. Tener un plan de bienvenida definido demuestra profesionalismo y cuidado.
  • Asignación de un mentor o buddy. Contar con una persona de referencia que acompañe al nuevo empleado en sus primeros días facilita la integración y mejora la experiencia.
  • Cultura y propósito. No basta con enseñar cómo funcionan las herramientas. Es esencial transmitir la misión, visión, valores y comportamientos deseados.
  • Digitalización del proceso. Utilizar plataformas de onboarding, vídeos formativos, documentación interactiva o apps específicas permite escalar el proceso y garantizar consistencia.
  • Personalización. Cada persona es distinta. Adaptar el proceso según el perfil (por ejemplo, senior vs junior) demuestra sensibilidad y mejora la experiencia.
  • Medición del proceso. Establecer KPIs (retención a 6 meses, encuestas de satisfacción, tiempo hasta la plena productividad…) permite mejorar continuamente.

El onboarding como herramienta de retención

En un mercado donde el coste de perder talento es alto (reclutar, formar, perder conocimiento…), fidelizar desde el minuto uno se convierte en una prioridad. Un buen proceso de acogida reduce la incertidumbre, refuerza el sentido de pertenencia y acelera la integración cultural.

Además, tiene efectos positivos en:

  • Productividad: al entender antes sus funciones y herramientas, el empleado rinde mejor y más rápido.
  • Engagement: sentirse cuidado genera compromiso.
  • Reputación interna: los nuevos empleados se convierten en embajadores de marca cuando la experiencia de entrada es excelente.

Onboarding en remoto e híbrido: nuevos retos

Con el auge del teletrabajo, muchas incorporaciones se hacen ya a distancia. Aquí, el reto se multiplica: ¿cómo lograr conexión emocional sin presencialidad?

Algunas recomendaciones:

  • Agendar reuniones virtuales con diferentes miembros del equipo.
  • Utilizar vídeos de bienvenida grabados por directivos o compañeros.
  • Digitalizar todo el material (manuales, organigramas, accesos…).
  • Crear canales informales (por ejemplo, en Slack o Teams) para socializar.

La clave está en reforzar la comunicación y no dejar al nuevo empleado solo ante la pantalla.

Buenas prácticas y ejemplos reales

  • HubSpot: tiene un programa de onboarding de una semana donde cada nuevo empleado recibe formación en cultura, herramientas y producto. Todo con un enfoque muy participativo.
  • Canva: utiliza un manual digital interactivo para cada nuevo fichaje, adaptado a su rol y departamento. Incluye vídeos de bienvenida, guías de trabajo y contacto con su equipo.
  • Pymes locales: incluso en empresas pequeñas, enviar un email grupal de bienvenida, invitar a un café informal o entregar una carta personalizada del CEO tiene un gran impacto emocional.

Las empresas que entienden que la incorporación de nuevos empleados no es un trámite, sino una fase estratégica, ganan en competitividad, reputación y rendimiento. En un entorno donde el talento valora la experiencia tanto como el salario, cuidar el onboarding es cuidar el futuro.

Invertir tiempo y recursos en crear un proceso de incorporación sólido no solo mejora la retención, sino que acelera resultados, impulsa la cultura y proyecta una imagen de empresa moderna, humana y bien gestionada.

Porque al final, el talento no solo se atrae. Se cultiva. Y todo empieza desde el primer día.

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