La contratación de la luz suele ser un quebradero de cabeza para la mayoría de los usuarios. Además de que la factura de la luz en muchas compañías es difícil de entender, no es igual para todos, y además muchos usuarios no saben en detalle su consumo.
Actualmente, existen distintas modalidades que deben conocer para no pagar de más. Por ello, desde Lucera aportan puntos clave a tener en cuenta para diferenciar entre precio variable y fijo a la hora de contratar la luz.
Una tarifa con precio variable significa que el precio de la energía que consumimos (medido en kWh) variará cada mes en función de los precios de oferta y demanda que se ajustan diariamente en el mercado eléctrico y que están arbitrados por un organismo que se denomina Operador del Mercado (OMIE). Si por ejemplo en el mercado entran muchos nuevos generadores a ofrecer energías renovables esto hace que aumente la oferta de energía frente a la misma demanda y los precios bajan. También existen otros factores más complejos que influyen en los precios del mercado, factores del precio del gas (utilizado en plantas de generación eléctrica), climatología, etc.
Un precio fijo significa que siempre pagaremos la energía consumida al mismo precio independientemente de si el precio del mercado que hemos descrito baja o sube.
En 2020 el precio de la energía para el consumidor ha mostrado una muy buena evolución con una bajada importante respecto a años anteriores. El precio bajo a mínimos en el mes de abril, aunque después ha ido subiendo de nuevo todavía está por debajo del que se mostraba en 2019. La media de los últimos meses del coste oficial de la energía está en 0,0952 euros el kWh.
A continuación, Lucera señala algunas razones por las que en la actualidad conviene elegir una tarifa con precio variable frente a una con precio fijo:
- A la larga sale más caro. No olvidemos que marcar un precio de la luz fijo en un mercado variable conlleva un cierto riesgo, por lo que los usuarios deben tener claro que, al igual que evitan subidas excesivas, también evitarán beneficiarse de las bajadas cuando se invierta la tendencia. Las compañías que establecen una tarifa con precio fijo deben añadir un margen de seguridad para amortiguar subidas de precio como la actual. Es decir, que en condiciones normales la tarifa será fija pero más alta que el precio de coste de la energía.
- Ahorro y eficiencia energética. Pagar lo mismo todos los meses evita que los usuarios tomen conciencia de cuánto están consumiendo y cómo lo están haciendo. Por lo cual, si el usuario es cada vez más consciente en cuanto al consumo y lo que ahorra, también lo hará las compañías eléctricas reduciendo costes, impactando a todas las partes del ecosistema de consumo.
- Transparencia. Este punto es clave para que los usuarios sepan qué precio se les está cobrando y que figure desglosado por cada concepto en la factura de la luz.
- Permanencia. Este concepto suele figurar en las tarifas de luz que contratan los usuarios, que sin saberlo se les suele aplicar algún servicio extra que incluya una permanencia. En este caso, si el usuario decide finalizar el contrato antes de que finalice el plazo deberá pagar una penalización. Por ello, es ideal que, a la hora de contratar la luz, se detalle que es sin permanencias, ni penalizaciones.
“El precio de energía variable ha demostrado históricamente ser la tarifa de luz más beneficiosa para la mayoría de los consumidores, ya que hay horas y meses en los que la electricidad es más barata respecto a tarifas con precio fijo. Mientras que con el precio de la energía fijo no te beneficiarás de esas bajadas, pero evitarás sufrir las posibles subidas, ya que disfrutarás del mismo precio de la energía durante todo el año con la tarifa de luz fija.”, sostiene Jesús Miñana, director general de Lucera.