En algunos casos, dos personas que comparten el mejor puesto corporativo funcionan, pero en otros puede tener riesgos peligrosos.
Ser el CEO de una empresa es un gran trabajo que requiere muchos conjuntos de habilidades. Entonces, ¿por qué no dividir la responsabilidad y poner a dos co-CEOs a cargo?
Pero dos cabezas no siempre son mejores que una. Un estudio de la Universidad George Washington exploró si los co-CEO eran la respuesta a las altas tasas de fracaso de las empresas familiares de segunda generación. La respuesta: a veces. Cuando dos personas trabajan de manera frenética, en un entorno de ritmo y de necesidad de tomar decisiones rápidamente, tener que coordinarse con otra persona puede hacer que una organización sea menos ágil. Aún así, aquellos que lo hacen bien encuentran que trae beneficios a la organización.
Con el fin de dar a los roles de co-CEO la mejor oportunidad de éxito, hay elementos y aspectos esenciales a tener en cuenta.
Averiguar el «por qué»
Tiene que haber una gran razón para que el co-liderazgo tenga sentido para una compañía.
Los co-CEO entienden que una persona no tiene todas las respuestas. Un líder puede aportar un determinado conjunto de habilidades o puede administrar una parte de la empresa mejor que la otra.
Pero tiene que quedar claro por qué se está llevando a cabo la administración conjunta para que sea efectiva.
Definir las áreas de competencia y el escenario ante las peores situaciones
La relación no funcionará si entre los CEOs se pisan regularmente.
Hay que determinar las áreas en las que cada uno tiene la última palabra y escribirlas, a lo que se puede hacer referencia si surge un conflicto.
También es importante decidir cómo se manejarán los escenarios en el peor de los casos. ¿Qué sucederá si hay un desacuerdo serio sobre una decisión importante de la compañía? ¿Habrá una junta de asesores u otra entidad que ayude a resolverlo? ¿Quién tendrá la última palabra si no se puede llegar a un acuerdo? ¿Y qué pasará si el co-liderazgo ya no es correcto para la compañía?
Prestar atención a las divisiones de poder
Algunos deberes y funciones, como establecer la dirección estratégica de una compañía, tomar grandes decisiones de inversión y elegir empleados clave, son más importantes y poderosas por naturaleza.
Si la estructura de poder tiene a una persona tomando decisiones consistentes, mientras que la otra maneja un papel de soporte, un co-CEO puede terminar siendo solo de nombre. Eventualmente, eso seguramente conducirá al resentimiento.
Por lo tanto, aunque las responsabilidades se deben dividir de acuerdo con los conjuntos de habilidades, también se deben definir las decisiones que requerirán que los dos directores generales se tengan en cuenta.
Conocer los estilos de comunicación
La falta de comunicación es inevitable, por lo que las formas de comunicarse regularmente, bien y a menudo necesitan establecerse.
Prestar atención a esos detalles, ayuda a reducir el conflicto. Entendemos el tono de voz que tiene el otro y lo que eso significa, lo que esa persona podría estar sintiendo. Como lo harías en un matrimonio. Y sabes cuándo hay que alejarse, o cuándo acercarse y tener ciertas conversaciones.
Saber que ambos tienen en sus manos los mejores intereses de la compañía, en el fondo les ayuda a pasar por alto los desaires percibidos o los problemas que no importan.
Ser transparente sobre las responsabilidades
Una vez que se han aclarado los roles, se debe comunicar al equipo.
Si los empleados reciben señales confusas, algunos se desconectarán, mientras que otros intentarán hacer que los co-líderes se enfrenten entre sí para obtener lo que quieren. Además, es fundamental que los co-CEO presenten un frente unido, incluso cuando hay conflicto.
Los roles de Co-CEO no son fáciles, pero pueden hacer que un gran trabajo sea más manejable y proporcionar habilidades y conocimientos adicionales.
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