Lo que le dices a tu jefe puede afectar al desarrollo de tu carrera en la empresa, así que elige tus palabras convenientemente. Decirle algo incorrecto a tu jefe puede volverse en tu contra, por lo que se deben evitar ciertas expresiones que te pueden perjudicar como empleado/a.
Tanto si tienes la suerte de tener un gran jefe o tienes una relación incómoda él, vale la pena pensar en tus interacciones. El lenguaje que usas con tu jefe podría terminar dictando si te promocionan, terminas el último de la fila o si estás en algún punto intermedio.
Con esto en mente, aquí hay cinco frases que debes hacer un esfuerzo para evitar decir a tu jefe, incluso si parecen apropiadas en ese momento o acto.
«Eso no está en la descripción de mi trabajo»
Dentro de nuestra tarea o trabajo, todos tenemos una parte más pesada, seamos asistentes o ejecutivos. Entonces, si se te pide que hagas algo que está fuera de tu competencia, no te apresures a rechazarlo o dar un paso atrás. Más bien, conviene aplicar el espíritu deportivo y cumplir, especialmente si es la primera vez que te ves en esa tesitura.
Si vas a rechazarlo, hazlo sobre la base de estar demasiado ocupado/a, en lugar de recurrir a que no te corresponde.
Al decir: «Me temo que hacer esto me hará perder la fecha límite de entrega de mi proyecto», suena mucho mejor que: «Eso no es para lo que me contrataste».
«Eso no es lo que dijiste»
En el transcurso de nuestros trabajos, a menudo nos encontramos en situaciones en las que hay una falta de comunicación. Pero si eso sucede y tu jefe se contradice, no insistas en que tienes razón y él o ella están equivocados. A menos que tengas pruebas documentadas de que tu jefe dijo lo que dices, guarda silencio.
Incluso si tienes esa prueba, por ejemplo, tu gerente te envió instrucciones por escrito, y ahora está contradiciéndose e intentando echarte la culpa, sé amable al respecto. Abre ese correo electrónico y di algo como: «Realmente pensé que estaba siguiendo estas instrucciones con precisión. Por favor, muéstrame dónde me salió mal y veamos cómo podemos arreglar las cosas». Le ahorrará a tu jefe la vergüenza de su equivocación, lo que también le evitará una reacción violenta más adelante.
«No es mi culpa»
Todos cometemos errores en el trabajo. Por lo tanto, si tu jefe te exhorta a reconocerlo alguna vez, acéptalo en lugar de desviar la culpa.
Incluso si no es un error tuyo, existe una forma políticamente correcta de dejar eso en claro.
Por ejemplo, supongamos que tu gerente te pide un presupuesto para un proyecto y utilizas los datos inexactos de tu colega para llegar a tu propio conjunto de números incorrectos. Es bastante fácil afirmar que no tienes la culpa y señalar con un dedo a tu compañero de trabajo. Pero en lugar de seguir esa ruta, es mejor que digas: «Debería haber estado más alerta antes de confiar en los números de Pedro. Estaré encantado de volver a realizar esos cálculos y obtener un presupuesto más exacto». Esto muestra un grado de madurez que sin duda apreciará tu jefe.
«No se puede hacer»
Tal vez tu superior/a quiere que entregues un informe o tarea importante en dos horas, cuando sabe que normalmente llevaría cinco realizarla. Aunque sea tentador levantar los brazos y afirmar que no se puede hacer, encuentra la forma de hacerla al menos en cierto grado.
Por ejemplo, diciendo: «Puedo tener a tiempo la primera parte o mitad de este informe/tarea, y luego dar prioridad al resto mañana a primera hora». No es un sí, pero tampoco es un no, y eso podría ser suficiente para apaciguar o cumplir con tu jefe.
«No es justo»
Tal vez te pidan que trabajes hasta tarde por segunda vez este mes cuando tu colega que se sienta al lado aún no se ha estrenado. Aún así, no le cuentes a tu jefe qué injusta es esa situación.
Nunca se sabe qué peso están cargando otros compañeros, y qué están sacrificando para hacer su trabajo. También es posible que no sepas qué recompensas está planeando tu jefe para tu esfuerzo (tal vez más dinero), por lo que antes de quejarte de que las cosas son injustas, piénsalo y trata de avanzar.
Ahora, si resulta obvio que tu jefe te está tratando injustamente, por ejemplo siempre estás trabajando hasta tarde mientras que los demás miembros de tu equipo se van antes, entonces eso te da motivos para plantearlo. Pero piénsatelo mucho antes de quejarte con cosas puntuales. Y, si te quejas, hazlo diplomáticamente. Intenta algo así como: «Con todo respeto, parece que he estado pasando más tiempo en el trabajo últimamente. ¿Puedo dar a conocer a otros estos asuntos para repartir mejor la carga?».
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