Javier Iriondo | Escritor, conferenciante & HNP Consultant

¿Has vuelto al lugar de siempre? El Déjà Vu Emocional

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Actualizado 03 | 09 | 2019 07:00

Pasan las vacaciones, pasa el verano y regresamos a un conocido lugar, tanto físico como mentalmente. Como un déjà vu, como si ya hubiésemos vivido esa experiencia; vuelven las viejas emociones de siempre.

Las expectativas del verano son muy distintas para cada persona. Para unos es llegar a un destino soñado, vivir una gran experiencia; para otros son las ganas de desconectar, de tener vacaciones de sí mismos, de su propia mente, de su propia vida, tal vez esperando encontrarse un yo más tranquilo, más relajado, aparcar la rutina, para ser capaces de disfrutar más del presente y conectar con uno mismo.

Independientemente de si se han cumplido o no las expectativas, al pasar el verano quedan buenos recuerdos, a veces anhelos de algo más, reflexiones, puede que algún sueño cumplido y otros que se quedan a la espera.

Algunas personas lleguen frescas, con fuerzas renovadas, otras cansadas, cada una con su historia. Hay quienes llegan pletóricas, llenas de energía y otras muchas tienen que hacer un esfuerzo enorme para encontrar la energía y la motivación al volver a la rutina, lo cual puede causar el ya famoso trauma post vacacional (las vacaciones son una ventana desde la que podemos ver cómo podría ser nuestra vida, o tal vez cómo nos gustaría que fuese).

Lo cierto es que la actitud de cada persona revela claramente la diferencia entre quien vuelve a una rutina sin más, por obligación, porque siente que no tiene otra opción, y quién vuelve a un trabajo o una actividad que le gusta, en un buen entorno, quien tiene algún proyecto, objetivos, una ilusión o un sueño por el que luchar. Estos segundos son los menos.

¿Y AHORA QUÉ? ¿VOLVEMOS A LA RUTINA SIN MÁS O CON GANAS DE CAMBIAR ALGO?

Todos tenemos o hemos tenido la intención de mejorar nuestra vida en algún momento, pero por alguna razón muchas veces no lo hacemos, por alguna razón nos atascamos, abandonamos y la historia se repite. Vuelven las viejas emociones, un conocido lugar al que regresamos como si fuesen hábitos emocionales.

Pero si realmente queremos dar un cambio, detrás de esa intención tiene que haber un poderoso motivo, no un simple deseo. Tiene que haber un sueño, una visión de lo que puedes lograr, la visión de cómo podría mejorar tu vida. Solo entonces tendrás la energía y la determinación para atravesar cualquier dificultad, cuando te mantienes en el camino a pesar de los momentos de desesperación y dudas.

Cuando esa visión no es clara y no está definida, parece que no merece la pena el esfuerzo; no encontramos la energía y abandonamos una vez más. Sin embargo, cuando tienes una verdadera pasión por alcanzar esa visión, ese sueño, por recorrer ese camino y ponerte a prueba, por demostrarte a ti mismo de lo que eres capaz, entonces eres capaz de hacer mucho más de lo que imaginas. Lo que marca la diferencia es la intensidad del deseo.

Así que piensa en lo que realmente quieres cambiar en tu vida y ponte en marcha para crear las circunstancias que lo hagan posible. No es mirar allá a lo lejos, a algo grandioso, sino comenzar por pequeñas cosas, por lo que está aquí y ahora, por ver qué es lo que quieres modificar en este momento, qué áreas de tu vida quieres mejorar, qué quieres lograr en lo que queda de año, de aquí a Navidad.

NO TIENE QUE VER CON CAMBIAR EL MUNDO, SINO TU VIDA

Tiene que ver con comenzar a dar pequeños pasos que creen una inercia positiva, crear mejores hábitos y mejorar la disciplina para comenzar a vivir desde un nuevo estándar, exigiéndote tu mejor versión.

Ponte un objetivo de lo que quieres mejorar este mes, los próximos tres meses, este año

El consejo es que pienses en objetivos en las diferentes áreas de tu vida, empezando por tu salud, tu estado de forma, tus hábitos de nutrición; respetando tu templo que es tu cuerpo, no para lucirte, sino para sentirte mejor, estar más positivo y tener la suficiente energía y vitalidad para acometer con determinación los objetivos en las demás áreas de tu vida.

Ese respeto hacia ti mismo es una manera de mejorar la autodisciplina y la sensación de un mayor control sobre tu vida, además de aumentar la confianza. Podemos comenzar con mucho ímpetu, con mucha energía pero si no mantenemos esa disciplina, pronto se agotará. Cumple tu palabra ante ti mismo.

Cuida tu salud emocional

Cuida tu energía mental para que ésta juegue a tu favor y seas capaz de pasar a la acción, ejecutar, cumplir con lo que te propones y que no se quede en una simple intención. Para eso hay que alimentar la mente de la información correcta, leer, estudiar, aprender, escuchar todo aquello que te ayude y te inspire, esa es la gasolina de la mente y del espíritu (algo más que necesario para contrarrestar todo lo que nos llega del entorno). Quiérete lo suficiente para invertir en ti y creer más en ti.

Todo esto son cosas básicas, elementales, tan obvias que son dolorosas y a veces por eso buscamos algo distinto, algo más sofisticado, algún nuevo secreto. Pero el verdadero secreto no está en saberlo, sino en asegurarte de que aplicas lo que sabes, porque no importa lo que sabes, sino lo que haces con lo que sabes.

  • Eleva tus propias expectativas sobre ti mismo, no sobre los demás. Eleva tu propio estándar, espera más de ti mismo.
  • Haz primero lo más difícil, eso que evitas, eso de lo que huyes.
  • Deja de aceptar tus propias excusas, no te engañes.
  • Respétate a ti mismo y hazte respetar, recibes lo que toleras de ti mismo y de los demás.
  • ¡Es que es difícil! Por supuesto que lo es, pero merece la pena.
  • Vas a tener que privarte de algunas cosas para lograr otras más importantes.
  • Busca desafíos, enfréntate a eso que temes, busca la incomodidad del reto, no puedes crecer ni triunfar en la comodidad, sin inconvenientes; si te cuesta, estás en el buen camino.

Cuando la oscuridad aceche tu vida, cuando te falte la confianza y no creas en ti, cuando no te sientas capaz de salir de ahí y sientas la desesperación, es entonces cuando tienes recordar por qué y por quién estás luchando.

Es entonces cuando tienes que decidir  que así no es como va a acabar la historia, que puedes darle la vuelta a cualquier situación si pones en ello todo tu corazón.

La vida te está esperando, es tu hora, el momento de hacer que las cosas pasen.


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