Podemos decir que ya hemos cumplido los veinte años de la publicación de la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales. Desde su entrada en vigor (11 de febrero de 1996) los poderes públicos, Estado y comunidades autónomas, los agentes sociales, las empresas y los trabajadores y demás entidades dedicadas a la prevención de riesgos laborales, han desarrollado un ingente esfuerzo, en todos los órdenes y cada uno en su ámbito de responsabilidad.
Si bien la prevención de riesgos laborales no nace con la LPRL, no es menos cierto que su aparición le da un cambio sustancial al enfoque de la prevención. Hasta su aparición la norma de referencia en materia de seguridad y salud en el trabajo era la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo, la cual cumplió un cometido importante siendo con frecuencia recordada, al menos en las primeras etapas del cambio.
Fruto del esfuerzo de todos podemos afirmar que se han producido una serie de resultados alcanzados hasta el momento, y cabe afirmar que los logros de dicha Ley han sido remarcables. Destacaremos cinco:
El primero, disponer de un marco reglamentario progresista que favorece el desarrollo de la PRL en un entorno de calidad y responsabilidad, aunque exista la creencia generalizada de que la reglamentación es demasiado compleja y no se adecua suficientemente a las pequeñas empresas a pesar de los esfuerzos realizados, y que habrán de continuarse.Desde el INSHT hemos procurado paliarlo y muestra de ello es la gestión del programa de asistencia técnica preventiva gratuita a microempresarios “Prevención.10”, que les facilita en buena medida la autogestión en este campo.
El segundo logro es el aporte continuado de instituciones de referencia en este campo, a nivel del Estado y de las Comunidades Autónomas, junto a los agentes sociales, que han asumido un rol notorio en la materia.
El tercero, los avances constatados en las Encuestas Nacionales de Condiciones de Trabajo realizadas por el INSHT, en las quese puede observar que han mejorado muchos aspectos preventivos en las organizaciones.Así, la mayoría de empresas han realizado la evaluación de riesgos y han planificado acciones para controlarlos, se han puesto en funcionamiento los órganos preventivos exigidos, ha aumentado el reconocimiento de los derechos de los trabajadores en términos de consulta e información de los riesgos, se han desarrollado planes de formación en la materia, etc.
El cuarto logro ha sido la reducción de la siniestralidad laboral.
Y finalmente, el quinto logro es el peso de los miles de “nuevos” profesionales de la prevención, formados bajo el nuevo marco jurídico, que están actuando en servicios propios y ajenos e interviniendo en instituciones públicas y entidades privadas de todo tipo, muchos de ellos con notorio éxito.
Pero los retos a superar también son importantes.Hay mucho camino por recorrer para integrar de manera efectiva la PRL en las organizaciones, al seraún significativas las carencias culturales en nuestra sociedad en materia preventiva.Puede apreciarse que, a pesar de los avances generados,todavía nos encontramos en determinadas empresas pequeñas la sensación de que se trata de una actividad exigida pero no integrada suficientemente en el sistema de gestión empresarial.Es decir, no se suele llevar a cabo de forma sistemática y natural como sería deseable. No obstante, el avance ha sido significativo y también podemos decir que hoy se aprecian muchísimas empresas que sí tratan de conjugar en un marco de responsabilidad la prevención con la eficiencia y la mejora de la competitividad.
Hay que destacar, también, la notoria incidencia de los riesgos psicosociales que engloban los factores de estrés, de acoso y violencia en el trabajo, y un cambio importante en la forma de producirse los accidentes de trabajo. A tales riesgos habrán de dedicarse grandes esfuerzos en una sociedad compleja. Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo,en torno a cuatro de cada diez trabajadores piensan que el estrés no se gestiona adecuadamente en su lugar de trabajo.
Retos a los que habrá que dedicar importantes esfuerzos son, también, el envejecimiento de la población laboral, el desplazamiento de los trabajadores al sector servicios, junto a la movilidad en el trabajo, los nuevos riesgos tecnológicos y la feminización del trabajo con los riesgos que comporta, pero con las grandes aportaciones que conlleva la feminización de las estructuras.
Los avances legislativos determinan cambios significativos en la sociedad como respuesta a necesidades reales y reclamadas, pero no son suficientes. Se requieren esfuerzos adicionales y continuados para consolidar los procesos de cambio. Con la Ley se estableció un nuevo enfoque mucho más efectivo en el tratamiento de la prevención, al integrarse en el sistema de gestión empresarial, con claras obligaciones empresariales e incluyendo además a todos los trabajadores. Pero la exigencia de implantar sistemas preventivos eficaces mediante una política empresarial y unos procedimientos es solo un paso ineludible para alcanzar el verdadero fin: integrar la prevención en los procesos productivos y en los cometidos y funciones de todas las personas, generando cultura preventiva.
El nuevo marco reglamentario ha propiciado el cumplimiento normativo con flexibilidad, algo propio de la reglamentación de la UE. Establece directrices y pautas de actuación; define lo que hay que hacer, pero deja margen de libertad sobre el cómo hacerlo.
Es en las Guías técnicas del INSHT o en códigos de buenas prácticas donde se establecen procedimientos y soluciones específicas. Las Guías Técnicas de INSHT, en continua renovación, han tenido un papel relevante para facilitar la mejor aplicación del amplio abanico de exigencias reglamentarias. Incluso la experiencia española al respecto ha influido en el proceso generador de guías europeas en más de una ocasión.
Desde el año 2007, la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajores la que condiciona la política que se desarrolla en el país, fundamentada en un marco de diálogo entre todas las partes implicadas: instituciones de la Administración y agentes sociales.
La primera Estrategia, que finalizó el 2012, fue exitosa, al haber permitido tomar conciencia de los errores habidos hasta entonces y corregirlos en parte a través de compromisos institucionales individuales y colectivos.
La siguiente Estrategia, que abarca el periodo 2015-2020, deberá continuar en la misma línea marcando nuevos caminos de eficacia. A su vez, hay que destacar el importante papel desarrollado por la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, cuya Secretaría corresponde al INSHT, y que ha favorecido también con éxito el necesario proceso de diálogo interinstitucional con la implicación de Comunidades Autónomas y Agentes Sociales.
Finalmente, quiero añadir que, a pesar de la coyuntura derivada de la crisis económica y las dificultades existentes, la prevención está teniendo un creciente peso en muchas organizaciones que, sin duda, se acrecentará. Hay conciencia de la necesidad de cambio y de que este es posible. Es necesario continuar brindando, especialmente a las pymes, desde la Administración y los servicios de prevención, el apoyo adecuado para la gestión de la PRL de una manera eficiente, tanto para reducir la carga administrativa en el cumplimiento reglamentario, como para mejorar su seguridad y salud en el trabajo y también su competitividad. Y ello de manera demostrable para estimular e irradiar el proceso preventivo en este tejido empresarial mayoritario en nuestro país.
La prevención aporta valor estratégico a la organización y puedeconvertirse en motor de cambio para ayudar desde su integración efectiva a transformar a las organizaciones, conjugando responsabilidad y competitividad. La Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020 y, en coherencia a ella, el Plan Estratégico del INSHT 2013-2017 estarán a nuestro lado para ayudarnos en tan noble empeño.