En el cuarto trimestre, los ocupados han aumentado en 167.400 personas frente al tercer trimestre. En términos desestacionalizados, la ocupación ha crecido un 1,29% en tasa intertrimestral, frente al 3,0% registrado en el trimestre anterior, y tras haber caído un -6,73% en el segundo trimestre.
El año 2020 finaliza con 622.600 ocupados menos que en 2019, lo que supone una caída interanual del empleo del -3,12%, como consecuencia del impacto desfavorable que ha tenido la pandemia del COVID-19 en el mercado laboral y en la actividad económica.
Los ocupados en el sector público aumentan en 42.000 personas frente al tercer trimestre, mientras que en el sector privado crecen en 125.400 personas. Sin embargo, hay que destacar que el año 2020 acabó con 748.400 ocupados menos en el sector privado frente al cierre de 2019, con una tasa interanual del -4,48%. En cambio, en el sector público el empleo crece a un ritmo del 3,87% interanual (+125.800 personas).
Solo una parte de los ocupados deben considerarse a efectos de la actividad como trabajo efectivo, ya que las cifras de ocupados incluyen los trabajadores afectados por ERTE. Según la EPA, en el cuarto trimestre cerca de 500.000 personas no han trabajado en la semana de referencia debido a paro parcial por razones técnicas o económicas o expediente de regulación de empleo. Esta cifra tan solo supone un descenso de 16.800 personas con respecto al tercer trimestre, dado que todavía existen muchos sectores con una situación complicada para retomar su actividad.
Destaca el incremento del número de horas por semana efectivamente trabajadas en un 10,1% en el cuarto trimestre, si bien hay que tener en cuenta que en el tercer trimestre tiene lugar el disfrute de las vacaciones de verano. En términos interanuales, las horas efectivamente trabajadas son un -6,1% inferiores a las del último trimestre de 2019.
La ocupación aumenta en términos trimestrales en todos los sectores, aunque en términos interanuales todos ellos se encuentran en niveles de empleo inferiores a los registrados hace un año, destacando especialmente los servicios, que finaliza 2020 con 537.100 ocupados menos que hace un año y una tasa interanual del -3,55%.
El incremento del empleo apenas se ha trasladado a las cifras de paro, ya que el número de parados desciende solo en 3.100 personas con respecto al tercer trimestre. De esta forma, el total de parados se sitúa en casi 3,72 millones de personas, lo que supone 527.900 personas más que hace un año y una tasa interanual del 16,54%. Mientras, la tasa de paro cae hasta en el 16,13% (0,13 puntos porcentuales menos que en el tercer trimestre), aunque es superior a la tasa de paro del 13,78% registrada al finalizar 2019.
El leve descenso del paro en el cuarto trimestre junto con el aumento del empleo se ha traducido en un incremento de la población activa, de 164.300 personas, procedentes en gran medida de la población inactiva. En este sentido, cabe recordar que en el segundo trimestre una parte considerable de los que perdieron su empleo pasaron a la inactividad por la imposibilidad de cumplimiento de los requisitos de búsqueda de empleo o disponibilidad para trabajar que establece la EPA para ser considerado parado.
En relación con los hogares, cabe destacar que el incremento del empleo en el cuarto trimestre no ha evitado que el número de hogares que tiene a todos sus miembros activos en paro haya aumentado en 24.300 con respecto al tercer trimestre.
En definitiva, los resultados de la EPA del cuarto trimestre apuntan que se ha atenuado el proceso de normalización de la actividad y el empleo en la recta final del año. También, hay que tener en cuenta que las medidas restrictivas que se están poniendo en marcha por los rebrotes de la COVID-19 suponen un retorno parcial a la situación previa, con la consiguiente dificultad para la actividad y el empleo en los próximos meses.
Además, hay que recordar que tanto los niveles de empleo como de actividad son claramente inferiores a los existentes hace un año, aun teniendo en cuenta que los ERTE están jugando un papel relevante evitando un mayor incremento del desempleo. Por lo tanto, se han de intensificar las medidas para minimizar el impacto de la crisis sobre las empresas, en un contexto tan excepcional como el que estamos viviendo.