Si esa idea ya lleva demasiado tiempo dando vueltas en tu cabeza, ¿no será hora de pensar en transformarla en un negocio?
La realidad es que una gran cantidad de ideas nunca llegan a convertirse en emprendimientos por diferentes motivos. Aunque, tal vez, el principal de ellos sea la inacción.
Una vez que una idea ha crecido en tu cabeza, sólo restan dos caminos por tomar: dejarla allí hasta que, por arte de magia, algún día se convierta en realidad o desaparezca (lo segundo es siempre más probable); o dar un “salto de fe” en el proyecto y pasar a la acción.
Convertir una idea en un negocio ciertamente no es un camino lineal, pero algunas claves que han resultado para otros emprendedores, probablemente también puedan resultar para ti. Aquí nuestras recomendaciones.
- Aprovecha lo que tienes: Está bien: Nunca has emprendido antes. Sin embargo, ello no significa que no cuentes ya con muchas de las herramientas necesarias: planificación, atención al detalle y organización son competencias muy valiosas para casi todos los ámbitos y a la hora de comenzar tu propio emprendimiento definitivamente las necesitarás.
- Abre tu mente a tu nueva realidad: El mundo de los emprendimientos demanda que comiences a romper los esquemas habituales. Si nunca antes te habías animado a desarrollar un proyecto propio, la confianza en tu idea así como la disposición al aprendizaje son indispensables. Comienza a investigar el mercado, descubre qué competencias y qué herramientas necesitarás y empieza a capacitarte. Participa en clases, reuniones, talleres y todo tipo de actividades que te aporten un plus de conocimiento y te abran puertas a nuevos contactos.
- Haz comunidad y busca un referente: Una vez que tu idea es lo suficientemente sólida como para salir a la luz, lo mejor es compartirla: comienza por los seres queridos y los más cercanos, pero luego, sigue adelante. Busca grupos de emprendedores que ya estén más avanzados que tú, para comentar tus ideas y obtener feedback útiles. Participar en actividades y eventos para emprendedores te ayudará a encontrar personas que estén transitando por un momento similar al tuyo. Ser parte de una comunidad te hará sentir más seguro en tu camino. Busca también un “mentor” o referente. Muchos buenos proyectos naufragan por la falta de guía y de soporte. No te quedes solo. Comparte tus inquietudes. Alguien que ya haya recorrido un trayecto similar al tuyo sabrá advertirte y orientarte en un sentido más productivo.
- No olvides tu maletín de primeros auxilios: No, no nos referimos a un kit de enfermería, sino a uno motivacional. Transformar una idea en un negocio puede ser muy apasionante y divertido pero, sin duda, también será un camino lleno de obstáculos y dificultades. Por ello, en tu kit de primeros auxilios no pueden faltar los básicos: optimismo, confianza absoluta en tu proyecto y perseverancia. Ningún camino de éxito estará exento de dificultades y tropiezos, y llegar a la meta será, en gran medida, una cuestión de actitud.