Para las empresas un precio preciso es clave para captar la atención de los clientes en un mercado competitivo. Por tanto, una de las decisiones más difíciles que afrontan es la de fijar el precio de productos o servicios.
Para cualquier empresa que se enfrente a la fijación de precios, la investigación de mercado y la asistencia de expertos pueden marcar una gran diferencia.
No solo muchas nuevas empresas operan con información limitada sobre los esquemas de precios de la competencia, sino que también carecen de la experiencia necesaria para predecir qué clientes estarán dispuestos a pagar por un artículo específico.
Aquí se recogen algunas técnicas utilizadas por los profesionales que pueden ayudarte a determinar cómo debes fijar el precio de tus productos o servicios.
Costes y margen de ganancia
Lo primero a tener en cuenta es que el precio de un producto debe cubrir los costes de la materia prima, insumos, la mano de obra, la tecnología, la maquinaria o equipo que empleas, el alquiler de local, mantenimiento de equipos, sueldos, entre otros factores usados en su elaboración. Ten en cuenta que la diferencia entre lo que paga el consumidor final y lo que costó el producto, representa tu margen de ganancia.
A pesar de ello, es un error que muchas empresas (sobre todo las nuevas) cometen. Una empresa puede tener en cuenta el coste de fabricación de productos sin incluir, por ejemplo, los de envío, almacenamiento, materiales, seguro de responsabilidad civil y comercialización. Dichos costes olvidados pueden afectar en gran medida a la capacidad de un negocio para obtener ganancias.
Para obtener los mejores resultados, los empresarios deben diseñar cuidadosamente un presupuesto antes de nada. Si es posible, con la ayuda de un experto, para asegurarse de incluir todos los costes posibles. A menudo, un profesional de la contabilidad señalará cosas que un empresario y/o emprendedor no ha considerado.
Segmento de mercado al que te diriges
Tu producto o servicio debe tener un precio acorde a la capacidad adquisitiva de los consumidores del nivel socio económico al que va dirigido. De lo contrario podrías tener un excelente artículo, pero cuyo precio no está al alcance de la gente.
A pesar de que las empresas mantienen los precios por sí mismas, es posible investigar el mercado y obtener suficiente información para establecer precios con precisión.
Las empresas orientadas a servicios a menudo tienen un precio basado en lo que un cliente puede pagar, pero los profesionales pueden obtener una idea general investigando la tasa actual del mercado para esos servicios.
La investigación de mercado puede ser una excelente forma de descubrir lo que el mercado soportará. Mediante encuestas a consumidores y encuestas en línea, puedes preguntar a los clientes potenciales cuánto estarían dispuestos a pagar por un producto o servicio en particular. Esto te dará retroalimentación sobre tu esquema de precios.
Estudiar la competencia
Otra regla obligada es realizar un estudio pormenorizado de la competencia. Así se podrá determinar si los precios sugeridos de tu producto o servicio están por encima o debajo de lo que está ofertando los otros competidores.
Las herramientas de comparación de precios son una gran manera de ver los precios de la competencia para los artículos que ya están en el mercado, pero si traes un nuevo artículo a los consumidores, la investigación solo te dará una idea general de cómo se tasan los artículos similares.
Determinar el posicionamiento
Al evaluar las acciones de los competidores, una empresa puede posicionarse para satisfacer la demanda de los clientes, al mismo tiempo que se mantiene dentro de los presupuestos individuales de los consumidores.
Para eso, hay que determinar cuál es la valoración que dan los consumidores al producto o servicio que se está ofreciendo. Si la gente valora el servicio que brinda un negocio, o los productos que ofrece, entonces estaría dispuesta a pagar lo que se pide.
Las empresas en todas las industrias pueden aprender bastante de los precios basados en la disponibilidad.
También pueden atraer a los compradores bajando los precios durante las épocas del año de poco volumen de ventas, para atraer a los compradores de gangas a sus escaparates y/o tiendas en línea.