La incorporación de las mujeres al mundo del trabajo ha sido el factor de éxito más importante del mercado laboral en nuestro país en las últimas décadas, más que cualquier otra reforma que se haya podido abordar durante este periodo.
La automoción, y más concretamente la distribución y reparación de vehículos, que es, todos los sabemos, un gran impulsor del empleo nacional, en cantidad y en calidad, no ha sido ajena a este proceso, que diría imparable. Pese a los avances, la presencia de mujeres en el sector está lejos de ser la necesaria,por lo que, en nuestro caso, no podemos hablar de “éxito”, sino todavía de gran reto.
Los concesionarios españoles dan trabajo a más de 162.000 personas de manera directa. Nuestro empleo se caracteriza por ser intensivo, cualificado y estable, siendo el 90% de los contratos indefinidos. Pero detrás de estas buenas cifras se esconde también una gran debilidad: no estamos sabiendo atraer el talento femenino al sector, ya que sólo el 30% de los puestos en las concesiones son para mujeres, un porcentaje que cae al 10% si hablamos de posiciones directivas.
Las empresas del sector deberían ser reflejo de una sociedad y de la clientela, que es diversa y, por tanto, pasa necesariamente por una mayor presencia de mujeres en sus plantillas. Pero no nos equivoquemos, la incorporación de la mujer a los concesionarios es esencialmente una cuestión de negocio. La figura femenina aporta otro modo de ver el mundo, diferentes perspectivas y enfoques, además de su incuestionable profesionalidad, lo que se traduce, finalmente, en progreso empresarial.La presencia de mujeres en los concesionarios no es algo trivial ni una moda,sino que es una realidad que aporta un valor añadido que hace crecer al sector.
La diversidad de género tiene que dejar de ser una excepción en la industria automovilística y pasar a ser una oportunidad para unir sinergias y dar cabida a nuevos perfiles que aumenten el compromiso y la reputación.Además, la “sociología” del comprador de coches ha dado un vuelco en los últimos cinco años; ahora estamos ante un cliente digital, conocedor del producto, exigente, independiente, sabedor de sus necesidades y cada vez más femenino. El gran reto de los concesionarios es dar respuesta a esta tendencia, poniendo en sus plantillas otros perfiles. Según mi experiencia, los concesionarios que están más evolucionados en este aspecto suelen ser también los que mejores resultados empresariales tienen.
Nuestro sector está en plena transformación, y vive quizá el momento más interesante de su historia. Las nuevas tecnologías, la digitalización de procesos, la reivindicación de la movilidad como un derecho democrático y medioambientalmente sostenible son reclamos muy potentes como para que cada vez más mujeres quieran trabajar en la automoción, rompiendo, por cierto, con un rechazo secular. Las mujeres tienen que saber que están ante la oportunidad de entrar a formar parte de un sector puntero que, además, invierte cada año grandes recursos en formación.
Aunque todavía son la excepción, ya no es tan raro encontrar a mujeres al frente de concesionarios, ocupando altos cargos, asumiendo perfiles directivos, mandos intermedios y ejecutivos. A pesar de esto, la presencia femenina es todavía insuficiente en muchas partes del proceso, como la posventa o los departamentos comerciales. Por ello, hay que seguir despertando el talento femenino. Hay que empoderar a la mujer, porque en la automoción todavía nos miran, pero no nos ven. La presencia de la mujer, insisto, es una cuestión de negocio. Tenemos queseguir trabajando para que la mujer ocupe más puestos de responsabilidad en un sector tan avanzado y apasionante.