Serendipity -como se dice en inglés- o serendipia es un término que todos hemos escuchado en algún momento en los últimos años y no sin cierta confusión sobre lo que significa. El diccionario lo acogió no hace mucho: en 2014.
¿QUÉ SIGNIFICA SERENDIPIA?
El concepto fue acuñado por Horace Walpole en 1754 en un cuento persa llamado Los tres príncipes de Serendip, donde la casualidad era un personaje más dentro de la trama. Como sucede con mucho neologismos, con los años la palabra serendipia cayó en en el olvido, pero a principios del siglo XXI Hollywood decidió rescatarla con una película que explica muy bien la idea (no es la mejor producción del mundo, pero bueno, es una simple opinión).
1.1 Serendipia según la RAE
Como te decía, el Diccionario de la Real Academia Española no decidió incluir la palabra hasta 2014. Y esto es lo que dice:
1.f. Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual
Así pues, en general una serendipia es el acto de descubrir algo valioso de forma inesperada o accidental, mientras se está buscando algo distinto.
Hay infinidad de casos en los que se buscaba una cosa, un producto, una fórmula y de forma totalmente inesperada, por casualidad o por accidente, se encontró algo mucho mejor. Es por eso que el concepto siempre ha estado muy relacionado con el mundo de la ciencia: investigadores que buscaban algo en concreto, pero un error en el proceso les permitió descubrir algo con lo que no contaban.
1.2 Las serendipias en la ciencia
Hay muchísmos ejemplos, pero voy a escoger tres:
a) La penicilina. El Dr Fleming dejó unas placas con cultivos para que creciera una bacteria, y tras volver de vacaciones, encontró una placa contaminada de moho. Al observarlo de cerca pudo percibir que las bacterias denominadas staphylococcus situadas alrededor de ese moho estaban muertas. Aquel hongo liberó una sustancia que Fleming bautizó como penicilina.
b) La Coca-Cola. Inicialmente fue diseñada con la intención de ser como un jarabe para combatir problemas digestivos y aportar algo de energía, pero el resultado ha sido bien distinto y mucho mejor de lo esperado.
c) El átomo. Algunos historiadores dicen que Niels Bohr soñó una noche algo extraño y que, por intuición, decidió inmortalizarlo en un trozo de papel a la mañana siguiente. No le dio ninguna importancia. Poco tiempo después, se percató de que había hallado la estructura del átomo.
Pero a nivel personal, ¿te ha pasado que a lo mejor se estropeó un supuesto gran plan y de pronto ocurrió algo muchísimo mejor? ¿Tenía que suceder así? ¿Fue una serendipia?
LA CHIRIPA DE LA VIDA
En un artículo de El País que te recomiendo que leas, dice dice: (…) la actual idea de serendipity sí se relaciona más con la capacidad de extraer conclusiones científicas de hechos casuales que con la mera coincidencia afortunada. Y por eso propone diferenciar “serendipia” y “chiripa” (fluke en inglés): esta última sólo implica suerte, mientras que aquella precisa ingenio adicional. Tecnicismos, pero ¡cuántas veces habremos utilizado la chiripa en nuestra vida!
Y nuevamente nos topamos de frente con el gran concepto: destino. Si ya llevas tiempo leyendo mi blog o has navegado entre las líneas de mis libros, sabrás que mi idea dista bastante del misticismo.
Sí que es cierto que han habido momentos en mi vida en los que parecía que todo estaba guiado por una fuerza misteriosa del destino; como que algo tenía que suceder. A veces, incluso, situaciones poco deseadas, muy duras o casi dramáticas. Pero cada una de ellas, con el tiempo, se convirtieron en verdaderos regalos en forma de lecciones de vida. Desembocaron en algo mejor, inesperado y positivo. Todas esas situaciones construyen nuestra fortaleza mental y nos preparan para afrontar retos y para algo mejor.
Pero no, el destino está escrito en otro sentido: fueron situaciones que me obligaron a tomar decisiones, y fueron esas decisiones las que cambiaron mi destino. Ante un cruce de caminos tenemos que decidir; y son las decisiones que tomamos a lo largo del camino las que marcan nuestro destino.
¡Y claro que pueden suceder cosas que no tienen explicación!:
– ¿Fuiste a buscar un libro pero hubo otro que te encontró a ti y fue mucho mejor?
– ¿Estabas esperando a alguien y de pronto apareció otra persona mejor que marcó tu vida? ¿Es casualidad? ¿O es el destino?
Algunos sienten mucha curiosidad por el término serendipia, porque lo asocian a algo mágico; a esas inesperadas “causalidades” que en ocasiones nos ocurren y que no podemos evitar interpretar (¿un ejemplo claro? La leyenda del Hilo Rojo del Destino).
Pero siempre que me encuentro con ello, prefiero tomar 2 posturas (y son absolutamente complementarias):
1) No renegar de la posibilidad de que existan determinadas situaciones que no tienen explicación; que mi mente hoy no lo entienda, no significa que sea incierto. Ahora bien…
2) Poner sin descanso el foco en lo que sí depende de mí. El problema de esperar al destino es que puede que solo encuentres los restos que han dejado los que han salido a buscarlo. Quienes encuentran (o más bien crean su destino) son aquellos que están dispuestos a arriesgarse, a tomar decisiones, a equivocarse, a asumir las consecuencias, a trabajar su propia inteligencia emocional y aprender de ello en vez de lamentarse;
No creo que el destino venga hacia nosotros, sino que somos nosotros los que tenemos que salir a buscar y crear el nuestro propio. Dicho de otro modo: tu puedes cambiar tu historia y el momento es ahora.
Ahora bien, lo que sí es cierto es que, en muchas ocasiones, lo mejor de la vida llega en el momento y de la forma más inesperada. ¿Serendipia?