Puede sonar en un primer momento algo contradictorio hablar de que necesitamos una estrategia y al mismo tiempo ser disruptivos. Pero el momento actual es muy apropiado para conjugar esos dos conceptos lo cual nos va a permitir avanzar y, sobre todo, adelantarnos a los demás. Vamos a planear el futuro y vamos a entender que el futuro será distinto porque se ha puesto en marcha la disrupción.
Me gustaría partir de un análisis del entorno al que vamos a aplicar esa estrategia y observo en él ocho megatendencias que condicionan el futuro de nuestras empresas: Clientes empoderados, futuro del trabajo, revolución del comportamiento, mundo urbano, futuro inteligente, planeta con recursos y redefinición de la industria. Ocho mega tendencias a la que me gustaría sumar una más: la buena reputación de los empresarios.
En este escenario, los clientes “empoderados” nos exigen ser partes interesadas. Además, tienen mucho poder a través de las redes sociales y habrá que ser capaces de manejarlo. El futuro del trabajo tiene que ver con el futuro del talento, de las nuevas capacidades, de la convivencia con máquinas, de lo que llamamos el “talentismo” (Talento = (Valores + Conocimiento) x Actitud), de la brecha entre lo que hoy se estudia en las universidades y lo que demandan las empresas.
El futuro va a ser inteligente, tanto que la IA (Inteligencia artificial) va a ser una gran protagonista por las posibles soluciones que aporte a nuestros problemas
El comportamiento de las personas cambia también con la tecnología y las posibilidades que nos está ofreciendo y se abren nuevos escenarios como la economía colaborativa, esas empresas con millones de usuarios que ni siquiera tienen sede física.También con la importancia del medio ambiente y el consumo basado en el respeto a la naturaleza, algo que podría ir a la par con el cambio del mundo urbano que tiene que afrontar las megaciudades que se formarán por procesos demográficos y migratorios. Además, también, las ciudades serán inteligentes.
En esa entrada de la revolución digital en todos los ámbitos de la vida, habrá que tener en cuenta que habrá una transformación del cuidado de la salud, campo en el que se avanza rápidamente y tiene una repercusión muy importante en las empresas del sector.La industria se redefine (Industria 4.0) y la innovación debería impactar en la gestión de los recursos del planeta.
Este es nuestro nuevo entorno. ¿Cómo tenemos que comportarnos y qué hacemos con nuestra misión, nuestro cliente, nuestros resultados? ¿Cuál es nuestro plan?
Precisamente en el mes de octubre hemos celebrado en Madrid junto con EFQM, su Foro anual en Madrid y el lema escogido ha sido “Excelencia a través de la Agilidad”. Cientos de directivos llegados de todo el mundo hemos coincidido en valorar la Agilidad como la cualidad que nos permitirá en este momento gestionar con el mayor acierto para ser competitivos.
Porque nuestro plan, claramente, sea cual sea el sector de nuestra empresa, es ser más competitivos (eficaces y eficientes) y conseguirlo a través de la excelencia en la gestión. Debemos ser los mejores ofreciendo los mejores productos y servicios,en la relación con el cliente y en los resultados con personas, y además, contribuyendo a hacer mejor a la sociedad.
Nuestros socios se reúnen para compartir conocimiento y buenas prácticas, desde hace 26 años, en grupos de aprendizajes compartidos por sectoresy grupos de intercambio de experiencias, formados por organizaciones que superan determinados umbrales de excelencia. Grupos que intercambian conocimiento sobre sus experiencias en la transformación digital y cómo afectan a su modelo de negocio y a sus sistemas de gestión, cómo equilibran las demandas de los grupos de interés o cómo controlar los principales indicadores de una organización con un Cuadro de Mando Integral sencillo pero útil, etc. Trabajamos también para mejorar la calidad y excelencia de la contratación pública y mejorar la contratación para dar más transparencia, eficiencia al gasto público y luchar contra la corrupción.
Desde el Club Excelencia en Gestión no podemos separar la competitividad de la Excelencia. Y en ese reto no cuadra la visión rancia y negativa que se ha difundido a menudo del empresario, “ese señor con chistera” que va encendiendo puros quemando billetes.
Todos los que vivimos en el mundo empresarial sabemos que el tejido empresarial se compone de personas comprometidas con sus empresas, sus empleados y sus familias, con el entorno y, desde luego, con sus clientes desde la perspectiva del compromiso y el respeto. Contagiar de esta visión al resto de la sociedad es un reto compartido por muchas organizaciones y empresas.
Creemos que la repercusión social de la empresa, con la difusión del valor social que aportan las empresas con sus buenas prácticas, sus buenas políticas de gestión de personas, su respeto por el medio ambiente, la creación y mantenimiento del empleo… etc,es algo que debe valorarse cada vez más en la sociedad. Aunque pueda sonar extraño, eso es algo que tiene que ver con lo que mencionaba al principio del artículo, la disrupción.
No sé si esto es difícil pero no está de más seguir en ocasiones a los empresarios que han tenido éxito: “Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los revolucionarios. Los que no encajan en el molde. Los que ven las cosas de otra manera, cambian cosas. Obligan a los humanos a avanzar. Y mientras algunos los ven como locos, otros los valoramos como genios” Steve Jobs – Fundador de Apple
