La Real Academia de la Lengua Española define la resiliencia como La capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
Definición de resiliencia en el ámbito de la psicología y el desarrollo personal
La resiliencia es la capacidad para superar la adversidad, pero no solo eso. También es la habilidad de soportar situaciones límite, de la flexibilidad de readaptarnos y transformar esas situaciones en desafíos de los que salir aún más reforzados que antes.
Aunque algunas personas dispongan de ella de forma innata, no es algo con lo que se nace, sino una habilidad que se puede desarrollar. Sin embargo, existe una evidente influencia en nuestra educación. Lo podemos comprobar en los niños a los que se les ha dado todo, confundiendo el amor con la permisividad, en donde no han tenido que sacrificarse por apenas nada y se les ha querido evitar cualquier frustración a toda costa.
Definición de resiliencia en el ámbito de la psicología y el desarrollo personal
La resiliencia es la capacidad para superar la adversidad, pero no solo eso. También es la habilidad de soportar situaciones límite, de la flexibilidad de readaptarnos y transformar esas situaciones en desafíos de los que salir aún más reforzados que antes.
Aunque algunas personas dispongan de ella de forma innata, no es algo con lo que se nace, sino una habilidad que se puede desarrollar. Sin embargo, existe una evidente influencia en nuestra educación.
Lo podemos comprobar en los niños a los que se les ha dado todo, confundiendo el amor con la permisividad, en donde no han tenido que sacrificarse por apenas nada y se les ha querido evitar cualquier frustración a toda costa.
Es por ello que una persona resiliente tiene la firme voluntad de persistir ante la adversidad, mantener la determinación a pesar de los problemas, las desafiantes circunstancias y los retos del camino.
CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS RESILIENTES: 5 HÁBITOS CLAVE
Todas y cada una de estas cualidades puedes trabajarlas, así que toma nota:
a) Flexibilidad ante el cambio. La vida es cambio y está llena de “sorpresas”. Por ello, tenemos que comprender que no debemos tener miedo al cambio porque es algo natural que nos acompañara a lo largo de nuestra vida. No tenemos que verlo como una amenaza, sino como una oportunidad de crecer. Si nos aferramos a la seguridad eso genera más inseguridad. Cuánto más control queremos tener, más tensión generamos. Lo rígido se rompe, así que para ser resiliente hay que ser flexible.
b) Relativiza. Pregúntate: ¿es normal que reaccione de esta manera ante esta situación? En demasiadas ocasiones magnificamos nuestras reacciones y eso aumenta la intensidad de nuestras emociones, creando una bola que va haciéndose cada vez más grande. Si no somos capaces de tomar distancia, nos desbordaremos. Por lo debemos parar, respirar, vernos desde fuera, convertirnos en un observador de la situación para tener mejor perspectiva y una mejor visión de la situación.
c) Acepta que las cosas no van a ser siempre como nos gustaría que fuesen, ni como se supone que deberían ser. Las cosas son como son y tenemos que lidiar con ellas. Lo que sucede es lo que sucede, no podemos cambiar lo ocurrido, pero a partir de ahí somos nosotros los que damos el significado a eso (recuerda la famosa lección de Ortega y Gasset de Yo soy yo y mis circunstancias).
Podemos magnificar o reducir, podemos verlo como una injusticia o como un reto. Cuanto más relativicemos las cosas, mejor gestionaremos nuestras emociones, nuestra vida y más resilientes seremos.
d) Autoestima. Las personas resilientes confían en sí mismas, no pierden mucho tiempo lamentándose; no tienen tanto miedo a las críticas o al qué dirán. Son personas que se centran en sus objetivos y los persiguen con determinación para volver a resurgir. Y esa autoestima les permite pedir ayuda si lo consideran necesario.
e) Convierte los problemas en lecciones. Los problemas se pueden convertir en oportunidades de generar grandes cambios de vida. Las personas resilientes comprenden que las crisis van y vienen, y cada una puede aportarnos una lección de vida. Por ello, hay que aprender de ellas para crecer y superarse, y dar el lugar que se merece a la perseverancia.
CÓMO DESARROLLAR LA RESILIENCIA
Para empezar, como te decía en el punto anterior, debes trabajar y aplicar en tu vida determinadas cualidades. No lo olvides: no se nace resiliente, se trabaja.
Después, hay que tener presente que muchas personas desconocen su verdadera capacidad de superación hasta que la vida les enfrenta a una situación traumática; donde no hay más opción que ser verdaderamente fuertes. Son momentos en los que el dolor se transforma en fortaleza y determinación para volver a levantarse, continuar y superarse.
En ocasiones esas situaciones que parecían el final o el peor momento de nuestra vida, se transforman a largo plazo en el momento en el que nuestras prioridades, nuestros valores y nuestra vida cambian para siempre.