El peso de los contactos en la inserción laboral de los jóvenes puede ser incluso mayor que el señalado hasta ahora y se está convirtiendo en una característica estructural de este mercado de trabajo. Así lo indican investigadores del Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (QUIT) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que han analizado las características de las trayectorias laborales de los jóvenes y el papel del capital social -relaciones que facilitan recursos para la inserción y movilidad laboral, tanto formal como informal- en la obtención de empleo. Los expertos han realizado el estudio teniendo en cuenta la incidencia de la crisis económica en ambos aspectos.
“El uso de contactos para acceder a un empleo ha sido muy importante antes y durante el período de crisis económica, incluso para empleos cualificados”, explica Joan Miquel Verd, profesor de Sociología de la UAB y coordinador del proyecto. “Especialmente durante la crisis, este uso está asociado a las formas más irregulares de empleo. Esto muestra que, ante la falta de otros mecanismos formales de acceso al mercado laboral, como puede ser la contratación pública, las redes de contactos, por sus características de informalidad y rapidez, se han convertido en un buen medio para gestionar la propia precariedad laboral entre los jóvenes”, continúa.
Los datos obtenidos muestran que el 95,6% de los jóvenes de entre 20 y 34 años residentes en el área metropolitana de Barcelona han buscado trabajo utilizando sus contactos y que un 60,4% de los empleos a lo largo de su trayectoria los han hallado por esta vía.
Esta generalización en el uso del capital social no ha implicado inserciones laborales similares para todos los jóvenes, debido al papel que juegan las diferencias en el perfil de los contactos, que, en combinación con otros factores, como el nivel de estudios o la edad, marcan las características del empleo obtenido por este medio.
¿Cómo son las redes de contactos de los jóvenes?
Los contactos apoyan a los jóvenes mediante mecanismos muy diferentes a lo largo de las trayectorias laborales, según el origen social. Mientras los que tienen mayores dotaciones familiares de capital económico y, sobre todo, cultural, tienen acceso a contactos capaces de ofrecer ayuda para obtener empleos de calidad, los jóvenes de familias trabajadoras se repliegan en sus lazos más próximos, que les permiten acceder fundamentalmente a empleos descualificados o de emergencia.
La razón se encuentra en que el acceso al empleo se sustenta mayoritariamente en la movilización de contactos con un estatus social similar al de la propia persona -lazos próximos y homófilos-, de modo que este principio juega en contra de las posibilidades de obtener empleos que permitan romper con trayectorias caracterizadas por la precariedad. El estudio constata una realimentación de las desigualdades en la red de contactos, como resultado de trayectorias de empleo precario.
La movilización de contactos basados en lazos débiles -conocidos del trabajo, por ejemplo- parece ser importante solamente para algunos perfiles sociales asociados a jóvenes con capitales económicos y culturales medios.
Trayectoria laboral e influencia del origen social
El estudio ha analizado las características de las trayectorias laborales –que incluyen actividades formales e informales– de los jóvenes. Éstas se componen en buena medida de períodos en que compaginan estudios con empleos de escasa importancia o de carácter irregular, pero que les ofrecen un contacto relativamente temprano con el mercado de trabajo. Estos empleos les sirven como modo de obtener unos ingresos, al mismo tiempo que buscan un trabajo fuera de la irregularidad.
El papel del empleo irregular en las trayectorias de los jóvenes explica la edad relativamente temprana del primer contacto con la actividad laboral, que para el conjunto de la muestra se sitúa, como media, en los 17,5 años. La edad en la que los jóvenes manifiestan que el empleo constituye la actividad principal de su trayectoria vital se sitúa en los 20,6 años de media.
La investigación ha constatado también la relevancia del origen social como factor que influye en el tipo de trayectoria desarrollada, tanto durante el periodo anterior a la crisis económica como durante la misma. El impacto de ésta en el empleo juvenil ha sido desproporcionado: ha reducido enormemente el empleo regular, tanto permanente como temporal, y ha tenido un efecto menor en el empleo irregular, que sigue presente en las trayectorias de muchos jóvenes.