La transformación digital tiene ventajas innegables para los negocios: permite a las compañías acelerar y optimizar procesos, obtener una mayor productividad y ahorro de costes así como cubrir de forma más efectiva las necesidades de sus clientes.
Sin embargo, este proceso de cambio conlleva también una serie de retos de organización que pueden derivar en problemas muy graves para la compañía, si no se aborda en paralelo una transformación cultural de la compañía.
Septiembre está llegando a su fin, y los trabajadores y las empresas ya han recuperado su actividad normal y sus hábitos. Muchos de ellos quizá se han tenido que enfrentar a nuevas herramientas digitales incorporadas por la empresa, lo que requiere de un proceso de adaptación.
Teniendo en cuenta el enorme impacto de la tecnología en todos los ámbitos de la empresa y lo rápido que evoluciona, este es un problema recurrente que se repite cada nuevo curso, puesto que constantemente surgen nuevas soluciones y formas de organizar el trabajo.
En este sentido, Execoach ha identificado los principales problemas a los que se enfrentan las compañías en este ámbito y cómo solucionarlos:
- Resistencia al cambio: la oposición a cualquier cambio organizacional que pretende instaurar la empresa (digitalización, cambio de procesos…) es el primer problema a superar. Muchos empleados ven la digitalización como una amenaza a su puesto de trabajo que como una herramienta para mejorar sus actuales funciones. Además, a las personas nos resulta difícil cambiar los hábitos adquiridos, y adaptarnos a lo nuevo con espíritu positivo. En ocasiones, esto puede llevar más tiempo de lo esperado, e incluso podemos encontrar empleados que se opongan a cambiar sus hábitos de trabajo, lo que supone un esfuerzo doble por parte de los encargados de llevar a cargo la transformación. La mejor forma de evitar este problema es preparar muy bien la implementación de las nuevas herramientas desde un punto de vista de comunicación interna y formación con medidas como: comunicar los beneficios de la digitalización a los empleados de forma clara y constante o formar a los empleados en gestión del cambio.
- Falta de liderazgo de los directivos. Un serio problema es que los directivos de la empresa no tengan las habilidades de liderazgo necesarias. El nuevo líder digital debe desarrollar habilidades de líder-coach, trabajo en equipo y colaboración para maximizar el talento y aprovechar la inteligencia colectiva de la organización, pues la digitalización va a requerir el trabajo de equipos multidisciplinares con personas de diversos departamentos trabajando en proyectos (negocio, tecnología, RRHH…). Si no existe esta cultura de colaboración, la empresa perderá oportunidades de negocio directas, y el elemento clave para generar la cultura colaborativa es el liderazgo de sus directivos.
- Desmotivación y estrés: se trata uno de los principales problemas de la transformación digital, si no se produce una transformación cultural en la empresa. La era de la conectividad y la digitalización nos ha traído sin duda muchas nuevas oportunidades de comunicación y negocio. Sin embargo, también genera incertidumbre entre los empleados, en los que puede aparecer un sentimiento de incompetencia al no adaptarse rápidamente a la nueva situación. Por no hablar de la hiperconectividad, que puede llevar al empleado a no desconectar y tener un impacto negativo en la salud del trabajador. De hecho, la fatiga crónica, la falta de eficacia, depresión o insomnio son algunas de las alteraciones derivadas del estrés, llegando a suponer el 30% de las bajas laborales en España, según un informe de Sodexo. Enfermedades como la depresión tienen un coste anual de 92.000 millones de euros en la Unión Europea, según el Informe para un Mejor Abordaje de la Depresión en el Ámbito de Trabajo.
“Debemos asumir que el aprendizaje de nuevas disciplinas y herramientas tecnológicas va a ser una constante en cualquier empresa, sea del tamaño que sea”, explica Ángel Martínez, socio director de Execoach. “Esto provocará siempre un choque en la forma de trabajar de los empleados, en sus hábitos adquiridos, y también en la forma en que los directivos lideran a sus equipos. Por ello es necesario que cada ‘nuevo curso’ las empresas definan los objetivos de cambio a los que se enfrentan y cómo gestionarlos, siempre analizando si han transformado la cultura de su empresa antes de implementar cambios que terminan fracasando o que se convierten en problemas en lugar de en mejoras”.