La cuenta atrás para la obligatoriedad de la facturación electrónica en España ha comenzado: 2025 es un año de transición decisivo para miles de negocios. Así, más de seis millones de autónomos y pequeños y medianos empresarios van a estar obligados a cumplir en 2026 con la norma VeriFactu, una plataforma de la Agencia Tributaria (AEAT) dirigida a reforzar el control y la transparencia sobre la facturación electrónica de las compañías. O con el reglamento sobre Sistemas Informáticos de Facturación (SIF) que determinará la futura Ley Antifraude.
VeriFactu es el nombre de un sistema impuesto por Hacienda para que cualquier empresa pueda facturar y que será obligatorio desde el 1 de enero de 2026 para aquellas empresas que tributan por el Impuesto de Sociedades, y a partir del 1 de julio de 2026 para más de tres millones de autónomos. Un paso que, más allá de su aparente complejidad, está lleno de oportunidades y que va a acelerar la digitalización del tejido productivo en España y, con él, de muchos negocios.
Negocios que tienen que adaptarse a la facturación electrónica
- Bares y restaurantes: Con cerca de 280.000 establecimientos en España, la hostelería afronta un reto mayúsculo. El altísimo volumen de transacciones diarias, muchas de bajo importe y formalizadas mediante tickets (facturas simplificadas), exige que sus sistemas TPV (Terminal Punto de Venta) sean compatibles con VeriFactu, garantizando la integridad y el envío automático de registros a la AEAT. La adaptación es crucial para evitar sanciones y mantener la agilidad en un sector tan dinámico y competitivo.
- Supermercados y tiendas de alimentación. Desde las grandes cadenas hasta los pequeños ultramarinos de barrio, todos ellos gestionan un volumen masivo de operaciones y referencias. La implementación de VeriFactu requiere sistemas capaces de procesar miles de tickets diarios de forma segura y fiable, integrándose con la gestión de stock y asegurando el cumplimiento en todas las cajas registradoras. La complejidad logística y la necesidad de no interrumpir el servicio hacen prioritaria la adaptación temprana.
- Comercios minoristas (ropa, calzado, etc.). Las tiendas de moda, zapaterías y otros comercios no alimentarios deben asegurar que sus TPVs cumplan la normativa. La gestión de devoluciones, cambios y descuentos debe reflejarse correctamente en los sistemas VeriFactu. Además, muchos operan como proveedores de otras empresas (B2B), y hay leyes en desarrollo -como la Ley Crea y Crece- que apuntan a la obligación de emitir y recibir facturas electrónicas, añadiendo otra capa de digitalización necesaria para su operativa diaria.
- Talleres mecánicos. Los talleres en España emiten facturas complejas que detallan mano de obra, piezas y otros servicios. Necesitarán software de facturación que cumpla con VeriFactu para las facturas a particulares. La trazabilidad y detalle exigidos son un desafío para los sistemas tradicionales.
- Peluquerías y centros de estética. España es el país de Europa que más peluquerías tiene: una por cada 900 habitantes, en total más de 50.000 salones de belleza que dan trabajo a más de 120.000 personas, según la asociación profesional Stanpa. Todos ellos se enfrentan a la digitalización de sus facturas simplificadas. La combinación de servicios con la venta de productos requiere sistemas de facturación flexibles y conformes a VeriFactu. La adaptación es una oportunidad para modernizar la gestión del negocio, integrando citas y control de caja, pero exige una inversión en tecnología y formación que debe planificarse en 2025.
- Gimnasios y centros deportivos: Un negocio cada vez más en auge en el que las instalaciones deportivas deben adaptar sus sistemas para la facturación recurrente de cuotas de socios, así como para servicios adicionales (entrenamientos personales, clases). La gestión de altas, bajas y diferentes tipos de tarifas debe integrarse con un sistema de facturación que cumpla VeriFactu y, en caso de servicios a empresas, también con la Ley Crea y Crece, asegurando la correcta emisión y registro de cada transacción.
- Ferreterías: En nuestro país hay más de medio millar de ferreterías, un sector que combina la venta a particulares (B2C) con una importante vertiente B2B (profesionales, construcción). Esto les obliga a cumplir tanto con VeriFactu (TPVs adaptados para tickets y facturas simplificadas) como con la actualmente en desarrollo Ley Crea y Crece (facturación electrónica para clientes empresariales). La gestión de un inventario muy extenso y variado añade complejidad a la necesaria actualización de sus sistemas de facturación.
- Librerías y papelerías: Unas 3.000 librerías y casi 2.000 papelerías deben adaptar sus sistemas TPV a VeriFactu. Aunque muchas operaciones son de bajo importe, la normativa no exime. Deben asegurar la correcta aplicación de tipos de IVA específicos (como el súper reducido para libros) y la gestión de vales o devoluciones. La digitalización impuesta es un reto para negocios a menudo pequeños y con márgenes ajustados.
- Farmacias: Las aproximadamente 22.000 farmacias españolas operan en un entorno muy regulado. Si bien sus sistemas ya son avanzados para la gestión de recetas electrónicas, deben asegurar que la parte de facturación (venta libre y parafarmacia) a través de sus TPVs cumple estrictamente con los requisitos técnicos de VeriFactu (integridad, inalterabilidad, etc.). La precisión y seguridad en el registro de cada venta son fundamentales.
- Pequeñas empresas de construcción y reformas: Las pymes y autónomos en este sector -en la construcción trabajan 1,4 millones de personas y el 95% de las empresas son pymes- emiten facturas por trabajos complejos, a menudo por certificación de obra o hitos. Necesitan software que permita detallar conceptos y que cumpla VeriFactu. Crucialmente, la futura Ley Crea y Crece les impactará de lleno en su relación B2B con promotoras, proveedores y subcontratistas, obligándoles a adoptar la factura electrónica para agilizar pagos y mejorar la transparencia.
El Country Manager de TeamSystem España, Emilio Martínez, recuerda que 2025 es el año para evaluar las necesidades, elegir la solución tecnológica adecuada y formar al personal. La adaptación no es solo una obligación legal, sino una oportunidad para mejorar la eficiencia y competitividad.