Se ha escrito mucho sobre nuestra relación con el teléfono en términos del tiempo diario que le dedicamos, con especial atención a que esa cantidad se convierta en una adicción, con diversos debates si se considera patología o no.
Al miedo irracional a salir de casa sin el móvil o no llevarlo con nosotros, se le llama Nomofobia, problema que aporta un grado de ansiedad y malestar excesivo, y supone un gran conflicto y que, según estudios, lo llegan a sufrir el 50% de las personas usuarias al móvil.
En relación a cómo utilizamos, organizamos, decidimos y ejecutamos las posibilidades que ofrece un teléfono móvil, podemos inferir algunas características de nuestra organización interna y del deseo de cómo queremos relacionarnos con los demás, porque “El teléfono móvil es una representación de nuestra manera interna de organizar la vida” Afirma la socióloga Alicia Aradilla. “Es importante pararnos a pensar cómo es nuestra relación con nuestro Smartphone, y descubrir lo que puede decir de nosotros y de nuestra relación interna y con los demás”.
El teléfono se ha hecho habitante imprescindible de nuestras vidas, convivencia intensa de 24 horas, en nuestras manos, bolsillos, bolsos, mochilas, coche, transporte público, incluso en moto, mesita de noche, mesa de trabajo, compañero de comidas solitarias, acompañante de los momentos de espera. “Esta intensa convivencia esa es una de las causas de que se hagan invisible, por cotidiana, la información que podría ser relevante en nuestro proceso de autoconocimiento. Algunos ejemplos: El whatsapp, ¿Qué iconos aparecen en la sección de más utilizados?, ¿qué iconos utilizas para pedir disculpas? ¿Qué iconos utilizas para agradecer?; Las conversaciones ¿las borras o archivas?; ¿Cómo gestionas emocionalmente salir de un grupo o eliminar contactos que tú has incorporado?…. Organización de información: ¿Cómo organizas tu agenda? ¿Tienes contactos repetidos? ¿Cada cuánto tiempo revisas y actualizas la agenda? ¿Tienes contactos que sabes que no utilizarás más, pero has decidido conservarlos? ¿Murió alguien de tu entorno y aún conservas el contacto? ¿Qué criterio de fotos eliges?…Archivo de fotos y videos: ¿Cuántas fotos guardas en la memoria de tu teléfono? ¿Las fotos que recibes por redes sociales pueden quedar guardadas en tu archivo? ¿Con qué criterios creas los álbumes de fotos?¿Qué álbumes miras a menudo? ¿Qué criterios utilizas para descargar fotos en otro dispositivo?”
Nuestra relación con el teléfono móvil, ¿nos proporciona libertad laboral y personal o todo lo contrario?
- Es probable que pocas personas se hayan cuestionado estos u otros aspectos relacionados con la utilización de su teléfono móvil. Esta falta de cuestionamiento forma parte de la naturalización, en términos sociológicos, de su uso, aunque responder y reflexionar estas cuestiones similares aporta muchas claves a cerca de quien somos y cómo actuamos.
- Mantener el teléfono en nuestra agenda de personas a las que sabes que no se llamará más o sabiendo que el teléfono esta desactualizado, pero ahí continúan, hablan sobre nuestro nivel de apego en las relaciones, hacer esto es alto nivel de apego en complemento con la capacidad de concluir relaciones, bajo nivel de conclusión emocional en las relaciones.
- Personalizar con foto algunos de los contactos puede dar información sobre como categorizamos emocionalmente nuestras relaciones.
- Añadir alguna palabra al crear el contacto también aporta pistas sobre el nivel de complicidad que sentimos con esa persona.
- El Whatsapp y otras aplicaciones de relaciones sociales, son un claro ejemplo de nuestras relaciones y de nosotros mismo, aportándonos una cantidad clave de información para nuestro auto conocimiento. “Los emoticonos más utilizados son representaciones gráficas de nuestros mensajes. ¿Cuales utilizas más? ¿Para qué utilizas el whatapp en lugar de llamar? Estas aplicaciones comunicativas, con el whatsapp, son una pantalla que permite no afrontar en su totalidad situaciones de nuestro día a día, pues aunque nos parezca que es una comunicación simultánea, no lo es, es consecutiva y en pantalla. A diferencia de la llamada que es comunicación oral y simultánea.