El nuevo informe Examining the impact of a sustainable electric micromobility approach in Europe, de EIT InnoEnergy, revela que la micromovilidad eléctrica podría contribuir en gran medida a reducir las emisiones de CO2 de Europa y crear hasta 1 millón de puestos de trabajo en 2030, si se aborda de una manera más sistémica y sostenible.
El informe ha extrapolado el comportamiento de la micromovilidad en la ciudad de Múnich a más de 100 ciudades europeas, entre ellas Barcelona, Madrid y Sevilla, y lo ha combinado con varios escenarios validados para crear proyecciones del impacto de un despliegue sistémico de la micromovilidad eléctrica, compartida y conectada para 2030.
Al examinar el statu quo, el informe identifica grandes obstáculos en torno a la adopción de la micromovilidad; como las limitaciones actuales en los tipos de vehículos (patinetes y bicicletas eléctricas en gran medida), no adecuados para transportar la compra, recoger a los niños de la escuela o realizar entregas de última milla. Además, la corta vida útil de los vehículos, los elevados costes operativos en lo que respecta a la carga y la reubicación y la falta de integración en los sistemas de transporte de las ciudades europeas están dificultando su implantación. Por todo ello, la micromovilidad representa hoy menos del 0,1% de todos los viajes dentro de las ciudades.
Jennifer Dungs, responsable del ámbito de energía para el transporte y la movilidad de EIT InnoEnergy y autora del informe, ha declarado: «Muchas ciudades de toda España han adoptado la micromovilidad y varios puntos tienen planes ambiciosos para seguir ofreciendo alternativas al transporte tradicional. Sin embargo, temas como la seguridad pública, la normativa nacional y las multas además de recientes regulaciones, están afectando al enorme aumento de la popularidad de la movilidad personal”.
«Si bien está claro que la movilidad personal ha despegado en España, la opinión pública está dividida y la percepción de la micromovilidad se ha visto empañada. Además, la cuestión sigue siendo si estas soluciones pueden resolver los desafíos de movilidad existentes, como la contaminación del aire, los atascos y los altos niveles de ruido en los centros urbanos cada vez más concurridos o si simplemente causarán molestias», ha añadido Dungs.
Para superar esos obstáculos, EIT InnoEnergy recomienda a España adoptar un enfoque sistémico y sostenible con las diferentes partes interesadas. Esto incluye un cambio hacia componentes de mayor calidad y una mejora de la capacidad de los servicios (especialmente en motores y baterías), más fabricación local, reciclaje consecuente, un enfoque en el desarrollo y utilización de vehículos construidos específicamente, el aprovechamiento de plataformas de análisis para la reubicación y carga y la implementación de regulaciones más favorables para las flotas de micromovilidad.
Además de crear casi 1 millón de empleos directos e indirectos (990.000), este enfoque podría reducir en toda Europa las emisiones de CO2 en más de 30 millones de toneladas y ahorrar hasta 127 TWh de consumo de energía al año, el equivalente al 12,5% de las emisiones de CO2 de todo el sector energético alemán en 2019, y al ~ 23% del consumo de energía del sector del transporte de Alemania en 2018, respectivamente. El informe estima que se podría conseguir un aumento del PIB de 111.000 millones de euros como resultado de casi 1.000 millones de (999 millones) de horas de ahorro al año por la disminución de la congestión, más que la suma de los Presupuestos Generales del Estado de Malta, Chipre, Letonia y Estonia. Además, se podrían liberar 48.000 hectáreas de tierra del centro de la ciudad, lo que equivale a más de 4 veces la superficie total de París.
Dungs añade: «Tenemos que pulsar el botón de reinicio si queremos que la micromovilidad desempeñe un gran papel en el tan necesario rediseño de nuestras ciudades y sus sistemas de transporte. Aprovechar innovaciones como vehículos construidos específicamente o estaciones de intercambio de baterías es una parte de la solución. Otra es establecer plataformas que permitan un intercambio estructural entre ciudades y proveedores para ayudar a guiar el proceso. Si nos fijamos en los beneficios potenciales para la calidad de vida urbana, el medio ambiente y nuestra economía, todos deberíamos tener un interés por apoyar y acelerar esta transición».