El pasado mes de abril, la Organización Internacional de Trabajo (OIT) publicó un informe titulado “Seguridad y salud en el centro del futuro del trabajo” en el cual se explica que cada año mueren 2,78 millones de personas a causa de accidentes laborales y enfermedades profesionales.
La pérdida de días de trabajo por temas de seguridad y salud laboral representan el 4% del PIB mundial. En este informe se indica que las enfermedades laborales principales son las circulatorias, con el 31% de los casos; el cáncer, con un 26% y las respiratorias, que suman el 17% del total.
Retos de la OIT
Para la OIT, institución dependiente de la ONU, la clave, además de los riesgos ya conocidos, son aquellos que se presentan con la evolución de los nuevos puestos de trabajo.
En este sentido, existen cuatro fuerzas transformadoras a tener en cuenta:
- La tecnología. En este sentido, la hiperconectividad afecta a la salud psicosocial. La digitalización o la robótica pueden suponer nuevos riesgos a afrontar. Aunque empleada de manera correcta, la tecnología puede evitar situaciones de peligro.
- La demografía. Mientras que los profesionales de más edad necesitan más tiempo y formación para adaptarse a las nuevas máquinas y procesos, los trabajadores más jóvenes tienen tasas de accidentes laborales más altas.
- Cambio climático. La contaminación o el estrés térmico son consecuencias del cambio climático que afectan a los trabajadores. Por otro lado, el desarrollo sostenible favorecerá la creación de nuevos trabajos.
- La organización del trabajo. Si bien es cierto que existe una mayor flexibilidad laboral, también existen problemas como la inseguridad, la falta de privacidad o los horarios excesivos.
La OIT también habla en el informe de seis aspectos en los que los responsables de las empresas deben centrarse para mejorar la seguridad y la salud en el trabajo: la prevención de nuevos riesgos, un enfoque multidisciplinar, la vinculación con la salud pública, mayor información para los trabajadores, un esfuerzo legislativo y la implicación de gobiernos y empleadores.
Medidas que todas las empresas pueden aplicar
Ambas partes, empresario y trabajador, deben estar informados sobre la normativa y conocer sus derechos y responsabilidades. Es necesario estar al día de las actualizaciones en materia de ley e implicar a los trabajadores en el conocimientos de estas.
Saber identificar los posibles riesgos es la mejor manera de evitar accidentes. Cada sector tiene su normativa específica y es importante que los trabajadores sepan cómo comunicar los problemas de este tipo a sus superiores. Por lo tanto, es necesario proporcionarles orientación y capacitación. La mayor parte de los accidentes laborales suceden cuando el trabajador lleva menos de seis meses en la empresa. Por lo tanto, es básico que los nuevos trabajadores reciban la información necesaria lo antes posible.
En caso de que el puesto de trabajo requiera un equipo de protección individual específico o EPI, el empresario está obligado a proporcionarlo al trabajador. Además, debe formarlo sobre cómo debe utilizarlo y, por otro lado, el trabajador tiene la obligación de usarlo correctamente.
Otra de las medidas fundamentales es la de supervisar las tareas de los trabajadores y observar si las desempeñan cumpliendo la normativa sobre seguridad y trabajo.
Cuando se piensa en la seguridad en el trabajo, muchas veces parece referirse únicamente al empleo de maquinaria pesada o de productos peligrosos. Pero un espacio en apariencia inofensivo, como puede ser una oficina, también entraña sus riesgos. Tiene que estar correctamente iluminada y ambientada. Los ordenadores y sillas han de cumplir con las alturas y distancias correspondientes para que no haya problemas musculares ni de visión.
También es importante la salud emocional. Contar con un buen ambiente de trabajo, sin estrés o ansiedad, es importante, al igual que detectar casos de abuso o acoso entre los trabajadores.
