“Más vale prevenir que curar”, un dicho popular que es altamente recomendable generalizar en todas las áreas, y no sólo la de la salud, o quizás estemos hablando también de “salud” cuando hablamos de las relaciones internas, dentro de la pequeña y mediana empresa, y más cuando se trata de empresa familiar.
Pues efectivamente, es posible que, a veces, o en otras ocasiones, de forma más frecuente, esas conexiones internas no sean del todo saludables, acarreando conflictos que, lejos de resolverse, se expanden, dilatan e incluso se fomentan dependiendo de los objetivos maquiavélicos que se persigan. Tales conflictos a modo de polilla en un mueble bueno, de los de nuestros abuelos, van resquebrajando la fortaleza que conlleva la bondad de la madera de la que están hechas las empresas familiares, y, poco a poco, acaban con la empresa y con la familia. ¿Cuántas veces las malas relaciones personales han propiciado la caída de la actividad empresarial?
Quizás sea la falta de información de cómo prevenir estas situaciones la causa de la escasa apertura hacia un nuevo concepto de cómo afrontar los conflictos intraempresariales, por lo menos en España, claro, porque no sucede así en el resto de Europa, sobre todo en el mundo anglosajón, y menos aún en América. Si lo anterior no es la causa, no se entiende porqué cuesta dar el giro necesario y elegir el medio adecuado para mantener una infraestructura empresarial sana, cuando todo son ventajas lo que nos trae la mediación: incrementa la eficiencia y eficacia de procesos, se encarga de la restauración de relaciones con el importante crecimiento económico que conlleva en una empresa, ahorro de costes, tanto económicos como emocionales y temporales, procura el fortalecimiento de la solvencia empresarial… En nuestro país hace falta más apertura, más compromiso y más coraje e iniciativa para apoyar las nuevas tendencias que sólo nos pueden hacer evolucionar favorablemente.
La Confederación de Empresarios de Sevilla, es pionera en “darse cuenta” de las bondades de la mediación integradora, método propio del Instituto de Mediación Integradora (www.imediacionintegradora.com), entidad en la que no sólo se resuelve el conflicto, sino que también se gestiona y se previene, y que utiliza herramientas como la PNL (Programación Neurolingüística), coaching y propias de la mediación, que conforman el método integrador, para mediar o facilitar los conflictos desde sus propias raíces, ayudando a propiciar una estructura empresarial-familiar sólida y saludable.
A través del método integrador se rompen paradigmas con la PNL y sus fórmulas dúctiles, como considerar que “en un sistema, el elemento más flexible y con más alternativas es el que domina el sistema”, parámetro fundamental en una organización como la empresarial, y que podría cambiar su forma de liderar en base a ello, así como afrontar los conflicto que surjan tanto en la empresa como entre empresas.
La mediación preventiva integradora procura que no nos olvidemos de acordarnos de las necesidades de la persona en sí como parte del “todo” de la empresa, con el objetivo común de que ésta permanezca y crezca económicamente. Existen diferentes vías a través de las que la mediación puede actuar en la empresa: como por ejemplo, con la confección de un protocolo familiar, que es un instrumento de autorregulación,donde se identifica los miembros de la familia y se establece una estructura orgánica, así como la ordenación de las relaciones, incluso de la sucesión de éstas, entre otros parámetros a determinar, y que se adaptarían a las necesidades de la entidad, de forma paralela a los estatutos de la sociedad.
Otra de las posibilidades de integrar la mediación en la empresa es conformando una comisión de mediación, que se encargaría de la facilitación de los conflictos en unos casos, de la gestión en otros y de la resolución en los que proceda; y por otra parte, otro modo de encajar la mediación en la organización empresarial sería acudiendo a gabinetes externos de mediadores mercantiles para gestionar el conflicto de la forma más adecuada. Todo ello genera lo que necesitamos para prevenir cualquier disyuntiva o saber afrontarla, averiguando cuáles son los verdaderos intereses y plasmarlos para su consecución.
Esa es la pequeña gran diferencia que puede caracterizar a cualquier empresa, la coherencia interna como fórmula de crecimiento económico a través de la elección adecuada del método de afrontamiento de los conflictos.