En la nueva economía de la relación, el valor no está en lo que vendes, sino en cómo acompañas.

Marketing relacional: más allá del email y la publicidad

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Actualizado 23 | 10 | 2025 10:34

Marketing relacional

El marketing relacional siempre se ha asociado con newsletters, programas de puntos y promociones personalizadas. Pero hoy, en una economía donde la atención es escasa y la confianza vale más que cualquier anuncio, el marketing relacional ha evolucionado mucho más allá del email o la publicidad.

Ya no se trata de vender, sino de construir relaciones sostenibles, bidireccionales y emocionalmente significativas con los clientes. Las marcas que lo comprenden no miden su éxito por clics, sino por vínculos, y no buscan impactos, sino interacciones con sentido.

Según HubSpot Global Marketing Trends 2025, las empresas con estrategias de marketing relacional maduras obtienen una retención de clientes un 80% superior y un LTV (Lifetime Value) hasta tres veces mayor que las que siguen centradas solo en la adquisición.

Qué es realmente el marketing relacional (y qué ya no lo es)

El marketing relacional no consiste en enviar correos con descuentos o felicitar el cumpleaños de un cliente. Consiste en crear una conexión continua, personalizada y basada en valor, donde el usuario siente que la marca le entiende y le acompaña a largo plazo.

Hoy, las herramientas tecnológicas, CRM, IA, data analytics, chatbots, redes sociales, permiten diseñar relaciones escalables y humanas al mismo tiempo.

El marketing relacional moderno implica:

  • Escuchar más que hablar.
  • Personalizar cada punto de contacto.
  • Priorizar la experiencia sobre el producto.
  • Crear comunidad, no audiencias.
  • Medir relaciones, no solo conversiones.

Ejemplo: Starbucks no solo envía promociones: su app reconoce hábitos de consumo, predice pedidos frecuentes y recompensa comportamientos, no transacciones. El cliente siente que la marca lo “conoce” y actúa en consecuencia.

El 71% de los consumidores espera que las marcas entiendan sus necesidades personales y ofrezcan experiencias coherentes (Salesforce State of the Connected Customer, 2025).

Del mensaje unidireccional al ecosistema de relación

Durante años, el marketing fue un monólogo: la marca hablaba, el consumidor escuchaba. Hoy el poder está distribuido. Los clientes conversan entre sí, opinan, comparan y exigen. El reto del marketing relacional moderno es construir un ecosistema en el que la relación sea continua, fluida y recíproca.

Ese ecosistema se compone de varios niveles:

  1. Conocimiento profundo del cliente. Recoger datos es fácil. Interpretarlos con empatía, no. La clave está en integrar datos transaccionales, emocionales y sociales para entender el por qué detrás del comportamiento.
  2. Comunicación contextual y omnicanal. Cada interacción debe tener sentido en el momento y canal adecuado: email, app, WhatsApp, redes o incluso puntos físicos. La IA permite identificar en qué canal el usuario está más receptivo y qué tipo de mensaje es más efectivo.
  3. Feedback y co-creación. Las marcas más avanzadas invitan al cliente a formar parte del proceso, a co-crear. Ejemplo: LEGO Ideas permite a los fans proponer y votar nuevos productos. Eso es marketing relacional en su máxima expresión: colaboración.

Las empresas que integran canales de relación directa aumentan su NPS en un 45% y su retención anual en un 28% (Forrester CX Report, 2025).

Herramientas clave para una estrategia relacional moderna

El marketing relacional ya no se ejecuta con un CRM y una lista de correos, sino con una arquitectura tecnológica conectada que unifica datos, automatiza interacciones y mide satisfacción en tiempo real.

Herramientas esenciales:

  • CRM inteligente (HubSpot, Salesforce, ActiveCampaign): permiten integrar datos de comportamiento y automatizar flujos de relación.
  • Plataformas de Customer Data (CDP): unifican información dispersa de múltiples canales.
  • IA conversacional: facilita atención personalizada en redes, apps o mensajería.
  • Social listening: analiza conversaciones y detecta oportunidades de mejora o fidelización.
  • Automatización de experiencia (Journey Builders): diseña recorridos dinámicos para cada cliente según sus acciones.

Más allá del email y la publicidad: nuevas formas de relación

El nuevo marketing relacional se construye donde el cliente está, no donde la marca quiere estar. Y eso significa entender los nuevos lenguajes de relación.

  1. Contenido interactivo y participativo. Los clientes ya no quieren recibir mensajes, quieren formar parte de ellos. Encuestas, stories, retos o dinámicas de gamificación fomentan el sentimiento de pertenencia.
  2. Microcomunidades y espacios cerrados. Grupos privados en Discord, Telegram o incluso WhatsApp permiten a las marcas generar intimidad y conexión directa. La comunidad se convierte en el nuevo canal de fidelización.
  3. Experiencias phygital. Integrar lo físico y lo digital es el siguiente paso. Eventos, productos conectados o experiencias inmersivas refuerzan el vínculo emocional.

Ejemplo: Nike Run Club conecta la experiencia del corredor físico con una comunidad digital gamificada, generando millones de interacciones semanales.

El 62% de los consumidores se sienten más fieles a una marca que les ofrece experiencias personalizadas en múltiples canales (Accenture Experience Index, 2025).

De clientes a defensores de marca

El objetivo final del marketing relacional no es la recompra, sino la conversión del cliente en embajador. Un cliente satisfecho puede recomendar, defender o incluso cocrear con la marca.

Cómo convertir relaciones en advocacy:

  • Identifica a tus superfans y dales protagonismo.
  • Premia comportamientos de lealtad, no solo compras.
  • Crea programas de referidos basados en reputación, no en descuentos.
  • Escucha activamente el feedback y responde públicamente.

Ejemplo: Glossier transformó su comunidad de clientas en creadoras de contenido. El 70% de sus nuevos productos nacen de conversaciones en sus redes sociales.

El marketing relacional del siglo XXI no se construye con correos automatizados ni campañas publicitarias masivas, sino con datos, empatía y diálogo continuo. Las marcas que entienden esto ya no buscan audiencias, sino alianzas emocionales con sus clientes.

Porque en la nueva economía de la relación, el valor no está en lo que vendes, sino en cómo acompañas.

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