Las pymes captan menos crédito nuevo que en 2019, según el último Informe de Financiación a Pymes que elabora el Servicio de Estudios de CEPYME, correspondiente al primer semestre de 2024.
Según el estudio, las pymes captaron 83.820 millones de euros de nueva financiación bancaria entre enero y junio de 2024, un 4,9% menos que los 87.972 millones de euros del primer semestre de 2019, ejercicio prepandemia, medidas ambas cifras a precios constantes para eliminar la distorsión de la inflación.
Además, la petición de créditos por parte de las pymes continúa en mínimos. Lastradas por la incertidumbre hacia la política económica y los elevados costes que padecen -laborales, impositivos y regulatorios- y reducen sus márgenes, las pymes contienen su inversión y demanda de crédito. Esta situación dificulta la expansión de proyectos y la ganancia de tamaño empresarial, clave para lograr un tejido productivo más sólido y competitivo.
Aunque en términos interanuales se registra una subida interanual del 4,6% del crédito nuevo, a precios constantes, en el primer semestre, ésta resulta insuficiente para alcanzar los niveles anteriores a la crisis sanitaria. Todo ello sucede en un entorno de incipiente relajación de la política monetaria, concretado en un alivio de los tipos de interés. Los criterios de las entidades para la concesión de créditos aún no se han flexibilizado, ni sus términos y condiciones.
Otra forma de medir la evolución del crédito nuevo a pymes es hacerlo a través de su peso en porcentaje sobre las ventas interiores. Desde este ángulo, se observan recuperaciones trimestrales desde junio de 2022, pero insuficientes: el 15,4% del segundo trimestre de 2024 se encuentra aún lejos del 18,5% de cierre de 2019. Según estimaciones del Servicio de Estudios de CEPYME, esto significa que los nuevos préstamos a pymes deberían aumentar cerca de 40.000 millones de euros en un año para recuperar un nivel equivalente al de finales de 2019.
Por tamaño de empresa, se repite el patrón del dato general. Aunque a junio de 2024 se registran subidas en términos interanuales en el crédito nuevo a precios constantes durante el primer semestre, del 4,9% para las pequeñas y del 3,4% para las medianas, las cifras absolutas —de 61.903 millones de euros para las pequeñas y 18.213 millones para las medianas— son inferiores a las de cualquiera de los dos semestres de 2019.
Corregida de inflación, la financiación media es de menor cuantía que en 2019
A precios constantes, el préstamo promedio es un 2,7% más bajo que a mediados de 2019. A junio de 2024, el importe medio de los nuevos préstamos se situó en 37.950 euros nominales. La cuantía aumentó en el segundo trimestre tanto para las empresas pequeñas (+8,8% interanual; 29.900 euros) como para las medianas (+6,6%; 406.400 euros). Pero estas cifras no son indicativas de un crédito medio mayor, ya que la inflación ha protagonizado una escalada histórica desde finales de 2021. Aunque ésta comienza a aplacarse, el examen nominal es especialmente distorsionador de la realidad.
Tipos en el entorno del 5%
Los tipos de interés han iniciado una senda de descenso tras la relajación de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo (BCE), pero la financiación a empresas continúa en el entorno del 5%. Tras el máximo del 5,17% alcanzado a cierre de 2023, el tipo medio para los nuevos préstamos a pequeñas empresas registró una exigua hasta el 4,94% a cierre del primer semestre. También sigue en rangos cercanos al 5% para las empresas de más de 50 trabajadores. En concreto, en el 4,69% para las medianas. Para el conjunto de pymes, el tipo medio se situó en el 4,87% en el conjunto del primer semestre, el triple que en el mismo periodo de 2019.
Las pymes españolas aún se enfrentan a tipos de financiación muy altos. No obstante, pueden financiarse a intereses más bajos que el promedio de la zona euro (ver informe).
Causas
La fuerte inflación padecida desde 2021 ha derivado en un mayor importe medio de los nuevos préstamos las pequeñas empresas que no se traduce en un mayor peso de esa financiación sobre sus ventas. La moderación de la política monetaria y las expectativas de que prosiga esa senda comienzan a atenuar los elevados tipos de interés a los que se vienen financiado las pymes, aunque persisten en rangos que triplican los de 2019.
Cuando la recuperación de la pandemia era aún incompleta, la elevada inflación y el endurecimiento de la política monetaria complicó el entorno financiero para las pymes españolas que, al tiempo, venían soportando -como aún soportan- fuertes escaladas de costes, cargas regulatorias, cambios normativos y periodos de incertidumbre, en especial, en lo referente a la política económica. Ello ha minado tanto los márgenes empresariales como las expectativas de las empresas, lo que ha venido estrangulando la demanda de crédito para inversión.
La demanda de crédito, reflejo de la atonía inversora
La demanda de crédito ha dejado de caer por primera vez en año y medio, según se desprende de la Encuesta de Préstamos Bancarios (EPB) que elabora el BCE. Su tímido y aislado aumento se produce en niveles extremadamente bajos y tras haberse registrado caídas en seis de los diez trimestres anteriores.
Los factores más determinantes en la debilidad de la demanda de crédito vienen siendo la carestía de los tipos de interés y la atonía de la inversión. La expectativa de nuevas relajaciones de la política monetaria ha propiciado un leve movimiento al alza no derivado de un mayor apetito inversor.
La demanda de crédito bancario deriva, en general, de nuevas necesidades de capital circulante, menor capacidad de autofinanciación o proyectos de inversión. Aunque las tres razones parecen tener la misma relevancia, según la EPB lo cierto es que la vinculada a inversión surge desde niveles muy reducidos: durante más de seis años, la mayoría de las entidades bancarias han reportado una caída de la demanda de crédito de pymes para inversión.
Mismo nivel de severidad para la concesión de créditos
Según la EPB, la proporción de solicitudes de préstamos rechazadas por las entidades se ha mantenido invariable y los criterios para la concesión se han mantenido inalterados por segunda vez en los últimos tres trimestres, si bien sobre la base de un importante endurecimiento previo. Mientras, los términos y condiciones de los nuevos préstamos a pymes se han mantenido sin cambios por segunda vez.
Los factores que más han venido influyendo en los criterios restrictivos, que aún persisten, son: la coyuntura económica, la situación del sector en el que opera la empresa prestataria y la menor tolerancia al riesgo.
Consecuencias
Unas perspectivas más favorables sobre la evolución de los tipos de referencia del BCE y la revisión a la baja de las consideraciones sobre el riesgo dan indicios de que se ha dejado atrás el punto álgido de la senda financiera restrictiva. Pero la suavización de la política monetaria aún no se ha trasladado correlativamente al entorno financiero que enfrentan las empresas. De hecho, captan menos crédito nuevo que hace cinco años y a tipos cercanos al 5%.
Por otra parte, la demanda de crédito de las pymes -lastradas por los sobrecostes, especialmente laborales, la elevada fiscalidad, la proliferación normativa y la incertidumbre regulatoria y hacia la política económica- sigue deprimida y en niveles lejanos al trienio anterior a la pandemia. La exigua demanda de crédito responde principalmente a necesidades de capital circulante y financiación ordinaria, sin que la inversión tenga un papel significativo en su evolución.
Los mayores costes que soportan las pymes merman sus márgenes y deprimen la inversión y, por tanto, la demanda de crédito. Esa escasa demanda de crédito para inversión es causa y consecuencia del menor crédito nuevo.
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