El empleo ha crecido en 490.300 personas en los 12 últimos meses, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto trimestre de 2017.
El número de asalariados se incrementó 537.100 personas, de los que dos terceras partes tienen un contrato indefinido. Por su parte, en el mismo periodo, los ocupados por cuenta propia descendieron en 45.400 personas, destacando de este colectivo la caída de los empresarios sin asalariados o trabajadores independientes.
El incremento del empleo se ha sustentado fundamentalmente en la positiva evolución del sector servicios durante el último año, que ha aportado cerca del 60% del total del crecimiento de los ocupados. Se ha de destacar, igualmente, la significativa contribución del sector industrial al crecimiento del empleo, con más de 130.000 ocupados nuevos en 2017.
Por lo que respecta a los datos del cuarto trimestre de 2017, la EPA refleja una caída en el número de ocupados de 50.900 personas, respecto al trimestre anterior, lo que sitúa la cifra total de ocupados por debajo de los 19 millones.
Cabe destacar el incremento de los asalariados con contrato indefinido (118.800) respecto del trimestre anterior y el crecimiento de la ocupación en el sector público (12.700), que no logró compensar la caída de la ocupación en el sector privado (-63.500).
Por su parte, durante el cuarto trimestre de 2017, el número de parados se incrementó en 34.900 personas, situándose en 3.766.700. No obstante, en los 12 últimos meses el paro ha disminuido en 471.100 personas. La tasa de paro se sitúa en el 16,55% durante el cuarto trimestre, dos puntos porcentuales menos que el registro del mismo periodo del año anterior.
De esta forma, la EPA del último trimestre del pasado año muestra un ligero empeoramiento en el comportamiento del empleo, respecto de las previsiones iniciales para dicho período.Sin embargo, en términos anuales la valoración es muy positiva en cuanto a creación de empleo y reducción de la tasa de paro.La necesidad de profundizar en la reducción de nuestra tasa de paro estructural, ante un contexto cíclico de ralentización de la actividad económica, implica el mantenimiento de un marco político y regulatorio estable y la profundización en las reformas estructurales para avanzar en la flexibilización de las condiciones en las que operan las empresas, especialmente las de menor dimensión, mejorando su competitividad y capacidad de crear empleo.
