En el mes de marzo, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) se desaceleró siete décimas hasta el 0,0%. La inflación se moderó notablemente, en línea con el descenso de los precios energéticos derivado de la evolución del precio del petróleo. A su vez, la inflación subyacente se mantuvo muy estable, confirmando la ausencia de presiones inflacionistas en la economía española.
Así, la inflación subyacente mantuvo su tasa de variación en el 1,1%, tasa muy similar a la registrada durante los últimos seis meses. Analizando sus componentes, se observa que todos ellos continúan mostrando incrementos muy contenidos. Los precios de los servicios disminuyen una décima su tasa de variación, hasta el 1,4%, y los precios de los bienes industriales sin productos energéticos también disminuyen una décima hasta el 0,3%, mientras que los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco se mantienen en el 1,3%.
Los precios de los alimentos sin elaboración aumentan en 1,2 puntos su tasa de variación y se sitúan en el 3,9%, configurándose como el componente más inflacionista de la cesta. Prácticamente todos los alimentos sin elaboración presentan incrementos de precios, concentrándose los mayores aumentos en el último mes en las rúbricas de pescado fresco y congelado, los distintos tipos de carne y las frutas frescas.
Los precios energéticos en el mes de marzo intensifican su ritmo de caída. En concreto, la tasa interanual en este mes de los precios de los productos energéticos ha sido del -9,7%, frente al -3,3% del mes anterior.
En marzo, el precio del petróleo se redujo un 43% con respecto a febrero, situándose el crudo Brent en los 32,15 dólares/barril, cuantía inferior en un 54,1% a la de un año atrás. Al parón de la actividad, consecuencia de la crisis sanitaria del COVID-19, se ha unido la falta de acuerdo en la OPEP+, lo que ha derivado en una guerra de precios y un anuncio de aumento de producción por parte de Arabia Saudí. Así, la menor demanda de petróleo junto al aumento de la oferta están llevando los precios a magnitudes que no se veían desde el año 2001, cotizando en los últimos días de marzo y en los primeros de abril sensiblemente por debajo de los 20 dólares/barril.
No obstante, recientemente se ha alcanzado un acuerdo dentro de la OPEP+ para recortar la producción a partir de mayo al que podrían adherirse más países para tratar de estabilizar los precios, con lo que se lograría un gradual incremento de precios hasta rondar los 40 dólares/barril a final de año. En cualquier caso, durante todo el año se prevé que los precios se situarán sensiblemente por debajo de los de 2019, lo que presionará a la baja la inflación.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) se situó en el 0,1% en marzo, ocho décimas menos que en febrero, y el índice promedio de la Unión Económica y Monetaria también disminuyó cinco décimas hasta el 0,7%, según recoge el indicador avanzado de Eurostat. Así, el diferencial negativo con la zona euro se ve aumentado.
De cara a los próximos meses, en línea con la evolución de los precios del petróleo, se espera una significativa moderación de la inflación, que alcanzará tasas negativas en los próximos meses. La evolución dependerá fundamentalmente de los precios del crudo y de los efectos sobre la actividad económica derivados de la extensión temporal de la crisis del coronavirus.