La crisis sanitaria ha acelerado la transformación hacia modelos de trabajo híbridos y mucho más flexibles. En este sentido, las compañías son cada día más conscientes de la importancia de poner el foco en los empleados y se esfuerzan en implementar sistemas que potencien el bienestar y la eficiencia de sus equipos.
En concreto, el hot desking se establece como una tendencia al alza en muchas corporaciones que destacan por su capacidad de adaptación a los nuevos hábitos de trabajo.
En castellano, el concepto hot desking se traduce como «mesas calientes» y se trata de un sistema de distribución de espacios de trabajo totalmente rotativo. Aplicando esta fórmula, los empleados no disponen de una zona de trabajo fija y cambian de ubicación según las necesidades de sus tareas y teniendo en cuenta los trabajadores que acuden ese día presencialmente a la oficina. Así pues, cabe señalar que se trata de un modelo de trabajo que ha ganado un gran peso en las compañías a raíz del crecimiento del teletrabajo.
Ventajas del hot desking
Según Soraya Albaladejo, Chief Marketing Officer de Lexington, «la pandemia impulsó el interés por sistemas flexibles como el hot desking». En la misma línea, añade que «se trata de una fórmula que responde a las necesidades del modelo de trabajo híbrido y que favorece tanto la conciliación del empleado como la optimización de costes de la compañía. Una solución impulsada especialmente por los espacios flexibles, los cuales cuentan con una gran capacidad de adaptación a las necesidades cambiantes de las empresas y al incremento o decremento de la plantilla».
4 motivos clave para implementar el hot desking
- Optimización del espacio. La mayoría de organizaciones que trabajan bajo este modelo cuentan con jornadas de trabajo híbridas. Ante esta situación, la implementación del hot desking permite reducir el total del espacio de trabajo necesario y, además, facilita la creación de estructuras basadas en proyectos o líneas de negocio. Soraya Albaladejo añade también que «resulta poco eficiente dejar una zona de trabajo vacía durante los días que el empleado no acude presencialmente al espacio. Gracias al hot desking, ese puesto puede ser reaprovechado por otra persona del equipo que en ese momento sí se encuentre físicamente en la oficina».
- Distribución más eficiente. Gracias al hot desking, la ubicación de los empleados puede variar según sus necesidades. «Cuestiones como la composición de los equipos de trabajo o las herramientas necesarias para desempeñar las diferentes tareas pueden variar según los proyectos que se lleven a cabo. En este sentido, resulta mucho más eficiente que los empleados se distribuyan teniendo en cuenta los compañeros que necesitan tener más cerca o las herramientas que desean utilizar».
- Mantenimiento del orden. Al no establecerse una presencialidad diaria ni una ubicación fija, al finalizar la jornada laboral, los empleados recogen el material de trabajo de su puesto y contribuyen a crear espacios más ordenados. «Sin lugar a duda, el orden es un valor añadido que mejora el rendimiento de los empleados, disminuye el estrés y fomenta la productividad».
- Mejorar el ambiente de trabajo. La flexibilidad es una cuestión cada vez más valorada por los empleados y, gracias al hot desking, se potencia un ambiente de trabajo abierto y cercano que facilita los proyectos basados en objetivos y las relaciones que se nutren de un alto grado de confianza, lo que repercute en un mejor ambiente y una mayor productividad de los profesionales. Estas dos últimas son cuestiones clave para la atracción y retención del talento.
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